Aprovechando esta coyuntura, de la reciente controversia sobre la remoción de una estatua de Poseidón y el simbólico enfrentamiento con Chaac, el dios maya, exploramos la rica cosmovisión de los rarámuri y sus propios espíritus del agua, especialmente la enigmática figura de Ba’wísini, la Serpiente del Agua, que gobierna los manantiales de la Sierra Tarahumara.
Recientemente, se suscitó una discusión a nivel nacional cuando habitantes de Puerto Progreso, Yucatán, removieron una estatua del dios griego Poseidón. Todo comenzó cuando una usuaria de redes sociales compartió un video especulando que las recientes tormentas que azotaron el municipio eran causadas por la ira de Chaac, el dios maya de las tormentas, debido a la colocación de la estatua del dios helénico en la playa turística.
La situación, que comenzó como una mezcla de broma y seriedad, se transformó en un movimiento popular que exigía la remoción de la estatua de Poseidón de la playa.
Actualmente, la controversia continúa en redes sociales, donde algunos usuarios critican la remoción de la escultura, mientras que otros la apoyan, argumentando que no concuerda con la cultura y la estética de Yucatán, un estado caracterizado por la fuerte presencia de la civilización maya y sus descendientes.
Cosmovisión rarámuri
La cosmovisión rarámuri, aunque no tan conocida como la de los pueblos indígenas del centro y sur de México, como los mexicas y los mayas, posee su propio brillo y riqueza cultural.
La divinidad principal de los rarámuri es la dualidad Onorúame-Iyeruame, un dios dual padre-madre que integra su propia interpretación de la tradición cristiana, introducida por los misioneros jesuitas durante la invasión española en el norte del actual México.
Conocido más frecuentemente simplemente como Onorúame, esta deidad integra la figura de Jesucristo y también es vista como una divinidad solar.
Otros habitantes del mundo espiritual rarámuri no tienen la categoría de dioses, sino que son criaturas difíciles de clasificar, como los espíritus que gobiernan el agua.
Ba’wísini
Ba’wísini, la Serpiente del Agua, es un espíritu de los aguajes o manantiales. En la áspera geografía de la Sierra Tarahumara, los ojos de agua han sido históricamente las principales fuentes del vital líquido. Según la creencia rarámuri, los Ba’wísini viven en estos manantiales y son venerados y temidos.
De acuerdo con el libro "Anirúame. Historias de los tarahumaras de los tiempos antiguos" de Enrique Servín, Ba’wísini vive en una dimensión subterránea dentro de los manantiales. Al beber agua de uno de ellos, es necesario pedir permiso a la Serpiente y hacerlo de manera respetuosa. De lo contrario, Ba’wísini podría interpretar que se está robando el agua y causar enfermedades, arrebatándole al sediento una de sus almas, lo cual llevaría a la persona a enfermar (en la tradición rarámuri, se considera que el cuerpo humano alberga varias almas).
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Según se explica en "Anirúame", es posible recuperar un alma arrebatada por Ba’wísini si se le pide perdón y se le ofrece una ofrenda de laurel, bacanowa, jíkuri u otras plantas rituales. Ba’wísini es considerada la mayor de las serpientes de los aguajes. En la cosmovisión rarámuri, debajo de ríos, lagos y manantiales existe un reino donde viven estos seres espirituales, un lugar al que rara vez puede entrar un humano.
Además de esto, Ba’wísini es un ser con diferentes poderes, que puede tomar forma de estrella y surcar los cielos, o bien aparecer como un remolino o una tromba, o incluso tomar forma humana.
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