Hoy se llevó a cabo un homenaje en memoria a Víctor Hugo en el Teatro de la Ciudad que se tituló “15 años sin Rascón Banda”, reconocimiento donde estuvieron presentes familiares, amigos y público en general para recordar al dramaturgo y abogado chihuahuense quien dejó un gran legado cultural.
El programa se desarrolló iniciando con unas palabras de bienvenida por parte de Lorena Serrano Rascón, sobrina del Rascón Banda, para luego dar paso a un audio del maestro del cuento de “Volver a Santa Rosa”, donde entre anécdotas y recuerdos, en un acercamiento a las propias experiencias y a la tierra del autor, esta obra ofrece la mirada inocente de un niño, quien narra los episodios de su infancia que desea conservar en la memoria, fragmento que estuvo acompañado de video y fotografías.
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En seguida subió al escenario, por espacio de 20 minutos, el maestro Raúl García y su coro, asimismo, se presentó un video de las exposiciones “Vida y obra de Víctor Hugo Rascón Banda colocadas en Uruachi y en Chihuahua”, formando parte de este evento fue la presentación del Ballet de Danza Folclórica Ú Curísimi, a cargo del profesor Adán Hernández Borrego.
De igual forma, el joven actor Jorge Alejandra Herrera dio lectura a un mensaje que dio Rascón Banda en París, Francia, el 26 de marzo del 2006 por el Día Mundial del Teatro.
Finalmente se realizó la presentación artística de Michelle Banda, sobrina del homenajeado.
¿Quién era Víctor Hugo Rascón Banda?
Nació en Uruachi, Chihuahua, el 6 de agosto de 1948; muere en la Ciudad de México el 31 de julio de 2008, víctima de leucemia. Por tradición familiar debió dedicarse a la minería; sin embargo, su vida tomó otros caminos enfocados a la creación literaria, se convirtió en un destacado abogado.
Salió tempranamente de su pequeño pueblo para continuar sus estudios; no obstante, con frecuencia retornó física o metafóricamente para alimentarse de los personajes e historias que le fueron cercanos, es decir, de la sabiduría rarámuri y de la extranjería alemana, francesa y española, presente en su tierra.
El dramaturgo y narrador estudió en la Escuela Normal de Chihuahua, además de Lengua y Literatura Españolas en la Escuela Normal Superior José Medrano, Chihuahua; así como Dirección Escénica con Héctor Azar y Creación Dramática con Vicente Leñero y Hugo Argüelles en el Cadac. También realizó la Licenciatura, la Maestría y el Doctorado en Derecho, en la UNAM.
Desempeñó labores como presidente de la Sogem; fue vicepresidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, de igual manera, miembro de la Comisión de Artes y Letras del Conaculta y del Consejo Consultivo del Instituto Mexicano de Cinematografía, así como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, a partir de 2008.
Mensaje que ofreció Rascón Banda en París, Francia, el 26 de marzo del 2006 por el Día Mundial del Teatro
Todos los días deben ser días mundiales del teatro, porque en estos 20 siglos, siempre ha estado encendida la llama del teatro en algún rincón de la tierra.
Al teatro siempre se le ha decretado la muerte, sobre todo con el surgimiento del cine, la televisión y ahora los medios digitales. La tecnología invadió los escenarios y aplastó la dimensión humana, se intentó un teatro plástico, cercano a la pintura en movimiento, que desplazó la palabra. Hubo obras sin palabras, o sin luz o sin actores, sólo maniquíes y muñecos en una instalación con múltiples juegos de luces.
La tecnología intentó convertir al teatro en fuego de artificio o en espectáculo de feria.
Hoy asistimos a la vuelta del actor frente al espectador. Hoy presenciamos el retorno de la palabra sobre el escenario.
El teatro ha renunciado a la comunicación masiva y ha reconocido sus propios límites que le impone la presencia de dos seres frente a sí que se comunican sentimientos, emociones, sueños y esperanzas. El arte escénico está dejando de contar historias para debatir ideas.
El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida.
El teatro es un hecho vivo que se consume a sí mismo mientras se produce, pero siempre renace de las cenizas. Es una comunicación mágica en la que cada persona da y recibe algo que la transforma.
El teatro refleja la angustia existencial del hombre y desentraña la condición humana.. A través del teatro, no hablan sus creadores, sino la sociedad de su tiempo.
El teatro tiene enemigos visibles, la ausencia de educación artística en la niñez, que impide descubrirlo y gozarlo; la pobreza que invade al mundo, alejando a los espectadores de las butacas y la indiferencia y el desprecio de los gobiernos que deben promoverlo.
En el teatro hablaron los dioses y los hombres, pero ahora el hombre habla a otros hombres. Por eso el teatro tiene que ser más grande y mejor que la vida misma. El teatro es un acto de fe en el valor de una palabra sensata en un mundo demente. Es un acto de fe en los seres humanos que son responsables de su destino.
Hay que vivir el teatro para entender qué nos está pasando, para transmitir el dolor que está en el aire, pero también para vislumbrar un rayo de esperanza en el caos y pesadilla cotidiana.
¡Vivan los oficiantes del rito teatral! ¡Viva el teatro!