Roberto Romero llegó de su entrenamiento un lunes por la noche, sin pensar que el destino le tendría enfrente la oportunidad de su vida, pues su coach le preguntó que si podía dar el peso para UFC el sábado de la misma semana, algo que no pensó dos veces el “charro negro” y con tres días de antelación, se subió a la báscula con 5.4 kilos menos de los que dio a inicios de semana y debutó en lo más grande en la empresa de artes marciales mixtas más importante del mundo.
El artemarcialista chihuahuense relató que el lunes, después de un día de descanso, su entrenador le preguntó su peso, a lo que le respondió que estaba en las 167 libras, su coach le dijo que si podía bajar a las 12 para el sábado, lo que dejó a Romero pasmado, sin embargo, cuando le comentó que era para UFC, sin pensar contestó que sí, “si quieres mañana”, respondió.
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Un sueño hecho es lo que estaba viviendo el “charro negro” en esos días, ya que se enteró del evento en el que sería el regreso de Jon Jones a la jaula, en un recinto emblemático como el Madison Square Garden en Nueva York, el plano era inmejorable para su debut, el cual confesó que estuvo esperando durante más de dos años, algo que no dejó ir y cautivó al público que se dio cita a UFC 309.
Con mucho esfuerzo y disciplina, Roberto se dedicó a dar el peso, con tiempo nulo de preparación para afrontar la pelea, a corto aviso aceptó y el viernes, en la ceremonia del pesaje, no tuvo problemas para vencer a su primer rival y detuvo a la “romana” en las 155 libras, totalmente en peso, lució impecable, con 12 libras menos que el lunes por la noche, cuando le avisaron de su pelea ante David Onama.
Después de esto que fue prácticamente una hazaña, Roberto Romero sabía que al aceptar una pelea en corto aviso sería difícil salir con la mano en alto de MSG, pero tenía que hacer lo que más le apasiona, como lo es el deporte de contacto, salió valiente y alargó la batalla hasta la decisión, después de poner en malas condiciones en el primer asalto al ugandés, casi salió victorioso, pero se quedó con las ganas.
El mismo Onama agradeció la disposición de Roberto y la valentía de acudir a Nueva York, dijo que el martes llegó sin tener rival y Romero no dudó en ir a subirse al magno evento con prácticamente cinco días para su presentación, al final de su pelea, ambos se levantaron la mano, en señal de reconocimiento.