Con los ojos cargados de añoranzas y la piel erizada al recordar los momentos que marcarían su vida hace 50 años, Fernando Tiscareño González, parte de la Selección Mexicana de Basquetbol, hace un recuento de lo que fue su historia en aquel México 68.
Recuerdos hay muchos, historias únicas, irrepetibles, llenas de emociones, muchos gratos, otros no tanto, pero sin duda, todos y cada uno de ellos, cuentan con un lugar especial, lo que lo hace estremecer al transportarse a ese 22 de julio de 1965, cuando “Tisca” llegó a la capital del país, convocado para ser seleccionado nacional, con vistas a los Juegos Olímpicos en los que México sería sede.
“Cuando llegue al Centro Deportivo Olímpico Mexicano estaba en la última fase de construcción, aún había mucho por hacer, fue muy padre ver cómo fue desarrollándose toda la infraestructura de esos juegos”, comentó.
“Es indescriptible el poder expresar el haber sido testigo, estar presente de un evento que pasa a la historia como los juegos mejor organizados, que superó todo lo hecho anteriormente, mención especial mereció la ceremonia de clausura, en fin, algo que no se te olvida jamás, todo esto aunado a los movimientos políticos, que hacían eco en todo el mundo”, recuerda.
“Por primera vez se concentran selecciones nacionales con anticipación a los procesos deportivos, también recuerdo que se comenzaron a hacer las que si mi memoria no me falla Semanas Deportivas Internacionales, que consistía en torneo o actividades en deportes como gimnasia, basquetbol, volibol, boxeo, por mencionar algunos”, recuerda.
“La idea era echar abajo el mito de que la altura afectaría el desempeño, además de llevar a cabo la logística que se adaptara a la complejidad de la Ciudad México, así como calentar a la gente provocando que se involucrara”, detalla.
“Fue un proceso largo, lleno de actividades y fogueos, en 66 tuvimos dos giras por Estados Unidos y un torneo especial en Chile, así como en Puerto Rico Juegos Centroamericanos, luego en 67 formamos parte del campeonato mundial donde acabamos séptimos, con sede en Uruguay y Argentina y fuimos segundos en Winnipeg durante los Juegos Panamericanos, en el año olímpico incrementó la actividad, tuvimos una gira por Europa, recorriendo países como España, Italia, Grecia, Portugal, Yugoslavia, y en África fuimos a Marruecos”, relata.
“Como equipo todo eso te une, te marca y claro que te hace crecer como jugador en todos los niveles”, añadió.
En los Juegos Olímpicos fueron cuatro juegos, dos victorias muy complicadas y dos derrotas, sin embargo, creo que de los cuatro, el juego clave ante Brasil que nos marginó de avanzar entre los primeros cuatro de la competencia, fue lo más complicado, ya le habíamos ganado a Brasil en Winnipeg, realmente creímos que podíamos ganarle de nuevo, pero ellos nos estudiaron, supieron cómo jugarnos y nos ganaron”, recuerda.
“Algo que siempre me ha parecido muy extraordinario y que no puedo dejar de comentar, es que hasta donde recuerdo todos los entrenadores de los equipos mexicanos que fueron nombrados para los diferentes deportes que formaron parte de los Juegos Olímpicos eran extranjeros, luego la gran mayoría se fue”, concluyó.
Como chihuahuenses, además de Fernando Tiscareño, también asistieron a esos Juegos Olímpicos México 68 hace 50 años, en basquetbol Carlos “Aguja” Quintanar, Óscar Asiáin, Enrique “Chiquis” Grajeda, y John “Sandy” Hatch, en boxeo Antonio Durán, en hipismo David Roberto Bárcena y en lucha olímpica Daniel Alba.