El basquetbol rindió la noche del sábado 23 de marzo, en el Gimnasio Rodrigo M Quevedo, un homenaje póstumo a uno de los máximos exponentes del deporte ráfaga en Chihuahua y en nuestro país: Luis Enrique “Chiquis” Grajeda Alvarado, en el marco del clásico capitalino donde el equipo de Los Dorados venció 109-100 a Los Centauros.
En el medio tiempo se hizo el homenaje, con una proyección de la semblanza deportiva y humana de “el Chiquis” Grajeda que abrió paso al acto en que las autoridades entregaron una placa de reconocimiento al extraordinario deportista chihuahuense, recientemente fallecido, que fue recibida por su esposa y compañera de vida, Carmen Loreto Seáñez Bernadet.
Los hijos de Luis E. “Chiquis” Grajeda: Gabriela, Carmen Loreto, Roberto y Luis Enrique Grajeda Seáñez, atestiguaron este significativo hecho, al igual que los cinco hermanos del basquetbolista fuera de serie, exolímpico en Tokio 64 y México 68. Nos referimos a Guillermo, Eduardo, María, Concepción “Cachis” y Leonila “Lila”.
El comité organizador se esforzó para hacer lucir este acto. Hubo globos blancos que se elevaron para significar la entrega de la placa de reconocimiento, porras y aplausos. El público joven conoció parte de la historia deportiva del Chiquis y su legado en favor del deporte y de los valores morales que hacen ejemplo de vida.
Ahí estaban Manuel “Manolo” Raga Navarro, exbasquetbolista tamaulipeco, quien vino a Chihuahua para acompañar a la familia de “el Chiquis”.
“Manolo” Raga jugó en los equipos Ignis Varese y Federale Lugano (1968 a 1979) de la liga italiana de basquetbol, logrando en ese país tres campeonatos, un campeonato de la liga Suiza y ganador de la Copa Suiza, tres Euroligas y dos Copas Intercontinentales. Fue pieza fundamental de la selección mexicana en los Juegos Olímpicos de Tokio 64, México 68 y Montreal 76, al lado de “el Chiquis” Grajeda (en dos de éstas).
Convocados por el comité organizador, de la mano de Fernando Tiscareño, exjugador de baloncesto mexicano que compitió en los Juegos Olímpicos de 1968, en el homenaje póstumo estuvo también Agustin “Tin” Ávila, destacado basquetbolista a nivel nacional e internacional. Dorado de cepa.
El neocasagrandino José Luis “Satanás Arroyos”, ex Dorado, también estuvo presente, al igual que el también ex Dorado Benjamín “Cabra” Ortega.
Mención especial a la presencia del profesor Homero Moriel Santiesteban, entrenador durante muchos años de los Dorados UACh.
Fernando Tiscareño logró reunir a varias instituciones como el Gobierno del Estado, la Presidencia Municipal, el Congreso del Estado, la UACh, la Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA), el Club Campestre, la Asociación de Exolímpicos Chihuahuenses, familiares y amigos, en torno a Luis Enrique “Chiquis” Grajeda, como nunca antes se había visto.
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