Vivir es olvidar, pero para los parralenses el olvido facilita el recuerdo y siempre estará en la memoria aquel “Agosto Negro” del año 2008 cuando la ciudad sufrió una de las peores inundaciones de la historia, provocada por una intensa lluvia dejando a su paso destrucción, tragedia, desolación y dolor entre las familias que se vieron afectadas.
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La ciudad quedó marcada por la noche del sábado 30 y la madrugada del domingo 31 de agosto del año 2008, cuando las intensas lluvias convertidas en una tromba, azotaron a la Capital del Mundo y es que para estas fechas vienen los recuerdos de la tragedia para todos los vivimos esos momentos, sobre todo por el sector del arroyo El Alamillo, donde el agua sumió a la zona en una escena apocalíptica.
Ese fin de semana se estimaba que había caído más de la mitad de las lluvias de todo el año, en lo que fue un fenómeno muy violento que sacudió la ciudad con el desbordamiento del Río Parral, pero sobre todo del arroyo El Alamillo, además de provocar desprendimientos de tierra y deslaves en algunos sectores.
La mañana del domingo 31 de agosto era imposible cuantificar a simple vista los daños ocasionados por la tromba, ya que todo se mostraba aterrador en cada rincón de la ciudad y testigos oculares no daban crédito a lo que había sucedido.
A través de la historia, se ha dicho que Parral fue edificado en una zona de inundaciones, ya que al momento en que fue fundado gracias al descubrimiento de la plata en estas tierras, se construyeron las primeras viviendas y templos muy cerca de la Mina La Prieta, por lo que no con el tiempo no fue posible realizar una reubicación completa.
Es por eso que, para estas fechas, los parralenses recuerdan esa última inundación del 2008 y están alertas por lo que pueda suceder, sobre todo ahora en la temporada de lluvias y a casi 15 años de la tragedia.
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Lluvias
torrenciales dejan caer su furia sobre la ciudad
Aquel 30 de agosto las torrenciales lluvias se empezaron a hacer presentes alrededor de las diez de la noche y continuaron hasta la madrugada, en lo que para muchos fue una tromba que rápidamente provocó la repentina y violenta afluencia de los arroyos de la ciudad, para que el agua se acumulará en el Río Parral y ocasionara su desbordamiento, aunque el inesperado desbordamiento del arroyo El Alamillo causó los peores daños en todo el sector, ya que desde el punto de su nacimiento y debido a que colapsaron los “presones” que se encontraban en el lugar, el agua buscando su cause y arrasó con todo a su paso.
Fueron momentos de angustia y terror durante la noche, por lo que al amanecer los primeros testigos de la tragedia no daban crédito a lo que había sucedido y ante la destrucción y las ruinas, los vecinos buscaban algo que les perteneciera, pero además y porque no decirlo, hubo quienes a su paso recogían lo que les pudiera servir, aunque no fuera de su propiedad.
Todo era tristeza a la vista, viviendas destruidas, vehículos amontonados tras ser arrastrados por el agua, pero sobre todo, el observar a quienes lo había perdido todo y que de la noche a la mañana ya no tenían nada.
Algo que sin duda caracteriza a los parralenses es el altruismo y ayuda que no se hizo esperar para quienes quedaron en el desamparo y damnificados, por lo que con el tiempo y gracias a ese espíritu de la gente de esta tierra por salir siempre adelante, Parral se sobrepuso a lo que fue la última inundación en la ciudad, pero para muchos todavía el tiempo no ha curado las cicatrices que dejó el “Agosto Negro” del 2008.
En realidad, los daños fueron incalculables, pero lo más triste fue que el desastre cobró la vida de al menos cuatro parralenses, entre ellos Claudia Ivonne Castelo Sotelo, el regidor Gerardo Montes Molina, Manuel Cervantes y Jaime Armando Alvarado Suárez, aunque extraoficialmente se habla de más víctimas y personas desaparecidas.
De acuerdo al reporte por parte de Protección Civil del Estado, se indicada que se tenía un inventario de 857 viviendas dañadas, 276 vehículos siniestrados, así como también viviendas rurales y más de 150 hectáreas de cultivos siniestrados.
También el Panteón de Dolores quedó destruido, ya que la corriente afectó un total de dos mil 127 tumbas y los cadáveres fueron extraídos y flotaban sobre el agua, según testigos oculares.
Ese fue el “Agosto Negro” del 2008, pero Parral desde su fundación hace ya 392 y a lo largo de la historia, registra en total ocho inundaciones, incluyendo lo que fue la última, ocurrida en la ciudad ese año del 2008.
Agosto y septiembre, época de inundaciones
Las tres primeras, se dice ocurrieron en los años 1794, 1832 y 1837, de las cuales no existen datos fidedignos de cómo afectaron a la ciudad.
Después en el año de 1928 se presentó la cuarta inundación de la ciudad, pero de igual manera no existen detalles de lo ocurrido, pero sí que la catástrofe ocurrió.
La escena se volvió a repetir el 7 de septiembre de 1932 y se menciona que fue la primera gran inundación del siglo XX cuando se registraron lluvias muy intensas en la región conocida como Sierra del Astillero.
Debido a esto, el río Parral de desbordó y destruyó un aproximado de 250 edificios y construcciones, en un área que abarcó desde lo que hoy es la colonia Las Huertas hasta el Molino del Retiro.
Afortunadamente, pese a la magnitud de los daños materiales provocados, no hubo pérdidas humanas que lamentar, ya que los vecinos fueron avisados oportunamente y desalojados de sus viviendas para refugiarse en las zonas altas de la ciudad.
Posteriormente, el 24 y 25 de septiembre de 1936, Parral fue afectado por otra devastadora inundación, la cual, según los registros, fue aún mayor que la de 1932, debido a que el nivel del agua subió a niveles nunca antes vistos.
Se dice que la creciente del río llegó hasta lo que hoy son las canchas del club Río de Janeiro, donde antiguamente se encontraba el Hospital de Jesús, y alcanzó una altura de un metro con cincuenta centímetros.
La tempestad en las sierras cercanas a Parral ocasionaron torrenciales avenidas de los arroyos y una insuficiencia del cause del río provocó la destrucción de muchos hogares, derrumbe de puentes y la pérdida de vidas humanas.
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La inundación de 1944 fue la más terrible
Fue para el año de 1944, un 8 de septiembre, cuando se registró, la más terrible inundación en Parral, misma que dejó como saldo oficial de 31 personas fallecidas, aunque se hablaba de hasta 75 víctimas fatales, entre ellos el héroe que ofrendó su vida salvado las de los demás, Jesús Valdés Montes, mejor conocido como "El Cuadrado".
También oficialmente se tienen datos de que fueron 250 edificios destruidos, así como alrededor de mil 500 damnificados.
Durante dicha inundación previa a la del “Agosto Negro” del 2018, Jesús Valdés Montes “El Cuadrado” se convirtió en héroe al salvar la vida del siete personas, a cambio de ofrendar la de él mismo, ya que cuando realizaba labores de rescate falleció electrocutado. En ese tiempo Valdés Montes se encontraba en la ciudad de visita, a petición del Padre Agustín Pelayo, para apoyar en la organización de un grupo de Boy Scouts.
Nota publicada en: El Sol de Parral