Aunque hoy Ciudad Juárez es una gran urbe fronteriza, sus orígenes se remontan a un pequeño asentamiento a las orillas de Río Bravo.
Fray García de San Francisco, un misionero franciscano, eligió este estratégico lugar para fundar la Misión de Guadalupe en 1668, aprovechando las aguas del río para abastecer a los habitantes de la región del Paso del Norte.
Hasta el siglo XX se construyó la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Ante el creciente número de fieles católicos y con el objetivo de preservar la histórica Misión de Guadalupe, en 1945 inició la construcción de la Catedral consagrada en 1957: esta imponente estructura que incluye dos torres y sus hermosos vitrales, se convirtió en el corazón espiritual de Ciudad Juárez.
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La arquitectura de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe plasma en sus rincones la historia y cultura de Ciudad Juárez.
Su diseño combina elementos góticos y modernos en los ventanales, adornados con vitrales que narran parábolas e historias bíblicas. La planta basilical, con su nave central y sus naves laterales, facilita la participación de los fieles en las celebraciones litúrgicas.
El diseño arquitectónico está inspirado en las catedrales europeas construidas por dos torres gemelas, al centro una planta basilical. Los grandes ventanales permiten la entrada de luz natural, mientras que los vitrales con coloridos diseños de representaciones bíblicas añaden un toque de solemnidad y belleza al interior del templo.
Los cimientos de acero cubiertos con concreto armado y cantera fueron empleados para crear un edificio resistente y duradero capaz de resistir los embates de la naturaleza.
Las torres gemelas representan la unión entre el cielo y la tierra, mientras que la cruz ubicada en el punto más alto es un símbolo de la fe católica.
La orientación del templo hacia el oriente, de acuerdo con la tradición judía cristiana, permite que los primeros rayos de sol provenientes del amanecer iluminen el altar mayor, donde se celebra la eucaristía.
Este edificio fue diseñado con un aforo de más de 800 personas.
En 1973 se detectaron problemas estructurales que obligaron, por motivos de seguridad, a un cierre temporal y a una posterior remodelación y reconstrucción de acabados durante el obispado de Manuel Talamás Camandari, el primer obispo en Ciudad Juárez.
La catedral fue reabierta en septiembre de 1977.
Nota original de El Heraldo de Juárez