Zdzislaw Beksinski fue un pintor, escultor y fotógrafo famoso por la naturaleza trágica y macabra de su obra artística, perteneciente a un género que él mismo denominó como gótico y barroco. Pintó figuras distorsionadas en un ambiente surrealista y de pesadilla y a pesar de su trágico final, su estilo es recordado hasta el día de hoy por los amantes del arte macabro.
Beksinski nació en Sanok, Polonia, el 24 de febrero de 1929. Trabajó muchos años en la construcción después de estudiar arquitectura; sin embargo, su verdadera pasión era la pintura y la fotografía, la cual logró ejecutar de un modo magistral, a pesar de no haber llevado nunca un entrenamiento formal como artista, se trataba entonces de un autodidacta.
Sus primeros cuadros fueron realizados mediante la pintura al óleo, aunque también experimentó con pintura acrílica. Tenía la costumbre de escuchar música clásica para inspirarse mientras trabajaba, ya que decía odiar el ruido. También realizó esculturas en plástico y alambre inspiradas en el surrealismo francés, presentando temas como rostros arrugados, muñecas mutiladas con sus rostros arrancados y retratos de personajes con la cara envuelta en vendas.
Presentó su primera exposición exitosa en Viena, donde todas sus obras se vendieron, por lo que decidió dedicarse de lleno a la pintura. En muy poco tiempo logró convertirse en la figura líder del arte contemporáneo en Polonia, incursionando en lo que el mismo llamaba "Su periodo fantástico”, que duró hasta mediados de la década de los ochenta.
Beksinski llegó a afirmar que deseaba"Pintar de la misma forma como si estuviese fotografiando los sueños”. Por lo que su obra estaba impregnada de simbolismos tétricos y paisajes de pesadilla; escenas de muerte, putrefacción, calaveras y escenarios apocalípticos eran expresados de una manera sorprendentemente detallada.
No obstante, a pesar del tono melancólico y tétrico de sus pinturas, en su vida personal Beksinski era conocido como una persona alegre y amante de la conversación, e incluso él mismo afirmaba tener un excelente sentido del humor. Su forma de ser era tímida, tratando siempre de eludir los eventos públicos concurridos, además siempre negaba que su obra estuviera influenciada por el trabajo de otros artistas; sin embargo, pronto llegó un acontecimiento que lo cambiaría todo en su modo de vida.
Un accidente y varias tragedias familiares cambian la vida del artista
La obra de Beksinski se vio rodeada en todo momento de un halo de misterio, que daría lugar a todo tipo de teorías para explicar cuál era la inspiración para crear su arte, siendo una de ellas la que alcanzó mayor fama, a pesar de que nunca fue confirmada por el autor.
Se dice que corría el año 1998 cuando el pintor fue víctima de un aparatoso accidente que lo llevó a permanecer en estado de coma por un año, y que una vez que salió del hospital, comenzaría a plasmar todo lo que vio durante su estado cercano a la muerte, según algunos, se trataría de lo que el autor vio cuando estuvo en el infierno.
Cierto o no, la verdad es que 1998 fue un año lleno de desgracias para el pintor, pues su esposa Sofía falleció en esa fecha, lo cual era apenas el inicio de una serie de acontecimientos trágicos. Un año después, precisamente en la Navidad de 1999, murió también su único hijo, Tomasz, quien cometió suicidio.
Dicen que fue el mismo Beksinski quien descubrió el cadáver de su hijo, por lo que al ser incapaz de aceptar su muerte, optó por colgar en la pared de su habitación un sobre que decía " Para Tomasz, en caso de que yo fallezca".
Finalmente, el clímax de las calamidades llegaría el 21 de febrero de 2005, cuando Beksinski recibió 17 puñaladas que le arrebataron la vida, un joven vecino lo atacó porque el pintor se negó a prestarle dinero. De este modo terminó la historia de Beksinski más no así su legado, que perdura aún en el recuerdo de sus seguidores.