El espectacular canto Cardenche, con un estilo muy peculiar, entre la nostalgia y la melancolía, pero a la vez desgarrador que relata historias de tragedias y desamor, mismas que son entonadas a tres voces a capela y sin acompañamiento instrumental, parece ser va encaminado a ser parte del recuerdo, porque los últimos herederos e intérpretes de esta tradición han envejecido y a las nuevas generaciones no se interesan en aprenderlo.
El canto Cardenche tuvo su origen en el siglo XIX en la Comarca Lagunera, donde sus letras fueron el retrato de la vida pobre y serena de los peones de las grandes haciendas, de los campesinos de los antiguos campos algodoneros, quienes tras cumplir con su jornada laboral se reunían por las noches a jugar cartas, a descansar o bien a pasar el tiempo en calma.
Cuenta la historia que para aliviar las penas y olvidar las eternas jornadas de trabajo, se resguardaban en el canto Cardenche, una tradicional música a capela con varios tipos de voces masculinas que hablaban de la vida en el desierto y el amor, nacida justo en esos tiempos de desesperanza, pero todavía en la actualidad sigue sobreviviendo gracias a sus últimos cantantes, llamados los Cardencheros de Sapioríz.
¿Qué es el canto Cardenche?
El Cardenche es un canto tradicional a capela que se originó en algunas zonas de los desiertos mexicanos y su nombre se debe a una planta conocida como cardo o cardenche, misma que se caracteriza por tener espinas que, cuando se clavan en la piel provocan mucho dolor y desgarran al momento de quitarla, por ello los cardenches son comparados con estas plantas, porque su canto hace alusión a este tipo de cactácea.
El canto entonces, tiene la misma emoción, aunque en su caso también hace alusión al desamor, la tristeza, el dolor, lamento, desprecio, tragedia e inclusive la muerte.
Se dice que el canto Cardenche es totalmente campesino y que es canto de los peones, de los más pobres, de aquéllos que vivieron con gran penuria y en condiciones de infame esclavitud, que cantaron sus muchas, muchas tristezas y tal vez una que otra alegría a través de este género, preferentemente donde el amo no los oyera.
Las canciones cardenches también fueron conocidas como de basurero, laboreñas y de borrachos, por los orígenes de este desgarrador y melancólico canto, pues estas interpretaciones a capela, eran la única forma de evadir una realidad, que rondaba la semi esclavitud de aquellos tiempos.
Características de este género de música tradicional
Entre las características de la canción se destaca que es un canto a capela, sin acompañamiento instrumental en géneros de corrido y canción amorosa; se interpreta a tres voces diferentes (Primera, fundamental o central; Primera de arrastre o simplemente arrastre y Contralta o requinto, llamada segunda).
Además, por prolongadas pausas que se intercalan a través del discurso musical, no precisamente al final del verso o estrofa, sino a criterio o capricho de los intérpretes; dramatismo interpretativo que se logra mediante una potencia de la voz y la utilización de constantes e inesperados silencios; el inicio de la frase rara vez se efectúa simultáneamente y la entrega personal de cada uno de los intérpretes.
El canto es espontáneo y cuando el cardenchero inicia sorpresivamente una canción y su invitación consiste en un ademán o gesto para que lo sigan las otras voces; además se canta con más frecuencia a altas horas de la noche o de la madrugada, a las orillas o a las afueras de los poblados y los cardencheros no buscan obtener ingresos por sus interpretaciones y vivir de ello.
Cardencheros de Sapioríz
El grupo Cardencheros de Sapioríz es sin duda el grupo más famoso y estable de este género musical integrado por Antonio Valles, Guadalupe Salazar y el recientemente fallecido Fidel Elizalde, siendo el único exponente formal que queda, dado que las nuevas generaciones no se interesan en aprender y se muestran indiferentes a la tradición que está por desaparecer.
El cardenche se popularizó gracias a los Cardencheros de Sapioríz en medios nacionales e internacionales, inclusive se han presentado en Europa y Asia, además de que existen infinidad de entrevistas, documentales y hasta homenajes.
Entre algunas de las canciones que interpreta esta agrupación están: Una mañana muy transparente, Ya me voy a morir a los desiertos, Prisionero, Al pie de un árbol, La redonda luna, Ya me voy amigos míos, Al pie de un verde maguey, A las dos de la mañana, Hasta aquí llegó lo bueno, Los horizontes, Despedida, Salí de México, Yo ya me voy y Las Golondrinas, de las cuales la mayoría forman parte del álbum “Un Amor Pendiente”.
Los Cardencheros de Sapioríz no imaginaron a donde llegarían con su canto, ya que hoy cuentan con varias grabaciones, se encuentran en Spotify y hasta en Bandcamp, esta plataforma de promoción y venta de música en línea.
También el expresidente de México, Felipe Calderón, les otorgó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2008, a los integrantes de la agrupación del ejido de Sapioríz, del municipio de Lerdo, Durango.
Existieron también otros grupos, como los Cardencheros de La Laguna, Mujeres Cardencheras de Tepehuanes, Cardencheros de la Flor de Jimulco, Cardencheras Duranguenses y el Coro Acardenchado de Juan Pablo Villa, pero sin duda los Cardencheros de Sapioríz fueron los más reconocidos, pero han envejecido y las nuevas generaciones se encuentran indiferentes ante de la tradición.
Ellos heredaron el Cardenche de sus padres y abuelos, quienes les refirieron que ese canto, tuvo su origen en tiempos ancestrales con la fundación de las rancherías, pueblos y comunidades que habitaban.
Ahora la mayoría de los hijos, han migrado a las grandes ciudades de México y Estados Unidos, por lo que no están interesados en aprender, interpretar y mantener vivo el canto Cardenche, género que está en peligro de extinción.
Lo cierto es que de este género regional mexicano como lo es el canto Cardenche, también conocido como la melancolía del desierto, se habla muy poco o nada, a pesar de que se han grabado documentales como “A Morir a los Desiertos”, además de que se público el primer álbum a nivel mundial denominado “Un Amor Pendiente”.
"A Morir a los desiertos"
El documental “A Norir a los desiertos” se filmó en el semidesierto, en la Comarca Lagunera, en rescate precisamente al canto cardenche, por la cineasta española Marta Ferrer, mismo que formó parte de la gira ambulante 2018 y la película se estrenó en tiempos de pandemia en el año 2021.
Y aunque esta tradición no es muy conocida, lo que “A morir a los desiertos” hace es difundir y recuperar la memoria de estos cantos, que son muy parecidos a los corridos, y también dan su lugar a un fenómeno que se niega a desaparecer.
El documental toma su nombre de la canción “Yo ya me voy a morir a los desiertos”, que habla sobre abandonar el hogar y la migración, otras de las dificultades que tienen que enfrentar los habitantes de la región. Uno de los protagonistas, viudo, dice que sus hijas le preguntan que qué van a hacer cuando se enferme, o algo le pase, si está solo y nadie se va a enterar. Él, riendo, dice que nada, que cuando eso suceda se va a ir con calma a morir al desierto.
A morir a los desiertos fue producida por Pimienta Films, dio hace unos años un recorrido en festivales de México como Los Cabos y Ambulante. Además, llegó a salas de cine de Monterrey, Guadalajara, San Cristóbal de las Casas, Tepic, Toluca, Mérida y la Ciudad de México en la Cineteca Nacional, Cine Tonalá, Cinemanía y la Casa del Cine.
La película retrata de una manera sutil y poética la vida en los ejidos de Sapioríz, Durango, y La Flor de Jimulco, Coahuila, los lugares que vieron nacer el canto tradicional Cardenche, que es melancólico, de amor, desprecio, lamento y tragedia, una tradición nacida de los peones de las haciendas y que hoy está en vías de desaparecer.
Precisamente las letras del canto cardenchero fueron el retrato de la vida pobre y serena de los peones en esas grandes haciendas en esos tiempos de desesperanza.
El documental, que sigue la vida de los Cardencheros de Sapioríz, comparte su luchan por mantener el canto Cardenche vivo para las nuevas generaciones.
Nota original de El Sol de Parral