¿Estás buscando aventuras para el fin de semana? Aunque dentro del estado de Chihuahua hay un sin fin de opciones para pasar un día inolvidable con tu familia, también vale la pena alejarse un poco más de casa para visitar lugares espectaculares, como el Pueblo Fantasma de Ojuela, en Durango.
Aunque salir del estado grande puede sonar a un viaje muy largo, no lo es, pues queda en realidad en las cercanías de la frontera con Durango y Coahuila, justo en la llamada “Comarca Lagunera”.
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En realidad el pueblo minero de Ojuela, queda bastante cerca de la frontera con Chihuahua, a más de tres horas de la Biosfera de Mapimí y unas dos horas con 40 minutos de la cabecera municipal de Jiménez en Chihuahua.
La historia Ojuela, pueblo fantasma
Una de las minas más famosas en la zona era la de Santa Rita, en la cual también se realizaba la excavación de minerales. La vida en la zona permitía a la gente contar con un templo, varias tiendas, un casino, una cancha de tenis e inclusive varias albercas.
En la época colonial, el español Francisco de Ojuela se fijó en este terreno árido y rocoso, detectando en sus entrañas una inmensa riqueza de minerales. Allí se encontraban abundantes vetas de oro, plata, zinc y manganeso, por lo que no tardó en atraer a trabajadores para explotar estos recursos. Así, en honor a su descubridor, nació el pueblo minero de Ojuela, que llegó a albergar a más de cinco mil personas, en su mayoría dedicadas a la minería.
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En 1927, una expedición reveló que la mina contenía al menos 17 minerales distintos, destacándose la adamita, la legrandita y la kottigita, aumentando su prestigio como uno de los yacimientos más prolíficos de la región.
Sin embargo, la prosperidad de Ojuela se vio truncada por una catástrofe: una inundación inesperada que anegó la mina y dejó inhabitable el pueblo, forzando a sus pobladores a abandonarlo de forma definitiva. Desde entonces, Ojuela quedó desolado, como un pueblo fantasma atrapado en el tiempo.
Este lugar, rodeado del áspero y bello paisaje del semidesierto, guarda un legado tangible de su pasado. Su mina, fundada en 1598, se consolidó como la primera en ser descubierta y explotada en la región, y en 2010 recibió el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO junto con el centro histórico de Mapimí, un testimonio de su riqueza cultural y minera.
Hoy, Ojuela ha renacido como destino turístico, atrayendo a quienes buscan explorar sus paisajes y secretos del pasado. El icónico Puente Colgante de Ojuela se extiende a más de 320 metros de longitud sobre una altura de 120 metros, ofreciendo vistas espectaculares y una conexión al pasado minero de la región.
Este puente, junto al Paseo Ecoturístico El Pueblito, el Paseo Teleférico, el Túnel de Minería y el Paseo del Viejo Oeste, compone una serie de atractivos que permiten a los visitantes adentrarse en el fascinante mundo de Ojuela y de su historia minera.
Con el amanecer, el valle de Ojuela se baña en tonos naranjas y dorados, mientras los primeros rayos del sol iluminan las montañas circundantes y el puente emerge de las sombras.
La vida salvaje se despierta: gavilanes y lechuzas sobrevolando los restos de lo que fue un próspero asentamiento minero, donde ahora la naturaleza retoma el territorio con sus magueyes y quiotes que trepan entre las viejas edificaciones. Ojuela se alza, suspendida en el tiempo, como una reliquia que permite a sus visitantes descubrir la mezcla entre la desolación de un pasado glorioso y la vida renovada del desierto que lo envuelve.
¿Cómo llegar?
Desde Chihuahua Capital haces unas cinco horas y media, para salir de la ciudad comienza tomando la carretera México 45, pasando por la Av. Carlos Pacheco Villa hacia Delicias.
Te diriges de Delicias y Camargo y sigue por la carretera México 45D en dirección a Camargo y Jiménez. Esta carretera incluye algunos peajes, y podrás ver paisajes característicos de la región.
Avanza por la carretera Jiménez-Torreón (México 49D), una ruta de peaje que te llevará a pasar por Jiménez y, más adelante, hacia el área de Gómez Palacio. Al acercarte a Gómez Palacio, toma la salida hacia Bermejillo y sigue las indicaciones hacia Mapimí por la carretera México 30.
Desde Mapimí, sigue las señales para llegar a Ojuela, donde finalmente encontrarás el famoso puente colgante y el área histórica del pueblo fantasma.
Paradas obligatorias en el camino
Zona del Silencio: Ubicada a unos 50 km al noreste de Mapimí, esta misteriosa región del desierto es conocida por sus fenómenos inusuales y el magnetismo que afecta las ondas de radio, creando "zonas de silencio" en las que se pierde la señal.
Reserva de la Biosfera de Mapimí: Esta es una vasta área protegida que incluye parte de la Zona del Silencio. Es famosa por su ecosistema de desierto y salinas, con una biodiversidad impresionante, como nopales, mezquites y fauna local como tortugas del desierto y águilas reales. La reserva, declarada como sitio Ramsar y Reserva de la Biosfera, es ideal para quienes deseen adentrarse en el paisaje del desierto y explorar el entorno natural de Durango.
Centro Histórico de Mapimí: Ya en Mapimí, el centro histórico es un lugar lleno de encanto colonial. Aquí puedes visitar la iglesia de Santiago Apóstol y disfrutar de la arquitectura de la época virreinal. Desde el centro, también se organizan tours a las antiguas minas de Mapimí, proporcionando una introducción perfecta a la historia minera de la región antes de llegar a Ojuela.
Mapa: