Ángel Ordóñez, un joven de 21 años de edad, fue un popular locutor chihuahuense que estaba a cargo de dos programas en la estación de radio La Nueva, en el 88.5 FM: “El Mañanero” a las 7:00 am, en el que contaba chistes y hacía caracterizaciones de personajes, y “Hotline”, donde trataba temas comunes de los jóvenes. Hoy, “la promesa de la radio”, como lo llegaron a llamar algunos, enfrenta una condena a 30 años de prisión por los delitos de homicidio calificado agravado y violación agravada desde febrero de 2011.
“¿Ustedes creen en el amor eterno? Yo no, a mí solo me duró cinco meses, ya me cortaron. Alguien me dijo loco y hoy voy a disfrutar de esa locura”. Fueron las palabras que el locutor dijo al aire horas antes de asesinar y abusar sexualmente de María Isabel Márquez, una joven estudiante de 15 años.
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Recuento de los hechos
María Isabel sostenía una relación sentimental con el locutor Ángel Ordóñez, pero a causa de los excesivos celos por parte de él, la joven decidió terminar la relación. Esta decisión afectó tanto a Ángel que no pudo controlar su enojo, lo que lo llevó a comentar al aire en “El Mañanero”, el crimen que cometería horas más tarde.
Además, publicó en su cuenta de Twitter lo siguiente:
El 30 de agosto de 2010, Ángel acudió al Cedart a la hora de salida, lugar donde estudiaba la joven Isabel, y la forzó a ir con él “por última vez” a su departamento, ubicado en la colonia Barrio del Norte.
En el departamento, el joven le reclama a su exnovia por haberlo terminado. Isabel ya no quería continuar su relación con el locutor debido a sus celos, es ahí que Ángel Ordóñez abusa sexualmente de la joven y luego la obliga a grabar un audio suicida. Ante la negativa de ella, Ángel la golpea de manera brutal, luego la estranguló con los cables de unos micrófonos.
Después sostuvo relaciones sexuales con el cadáver y posteriormente ingirió pastillas para intentar terminar con su vida. No lo logró y decide llamar al número de emergencias.
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Al llegar a la escena del crimen, en el domicilio ubicado en las calles Colegio Militar y Manuel Aguilar, los agentes revisaron los signos vitales de ambos y se comprobó que la joven ya no contaba con vida y tenía huellas de violencia. Ángel se encontraba inconsciente a causa de las pastillas que había ingerido.
Ángel Ordóñez fue trasladado bajo arresto al Hospital Central.
Mientras tanto, los padres de Isabel, alarmados por la tardanza de la joven, acudieron al Cedart, pero no la localizaron. Decidieron llamar a la casa de los padres de Ángel, que vivían en Cuauhtémoc, para preguntar por la dirección del locutor, pero el padre se mostró muy brusco y sólo les proporcionó el nombre de la calle, pero no el número.
Juicio y sentencia
Los golpes que Ordóñez le propinó a Isabel provocaron que su rostro quedara desfigurado, era imposible reconocerla. El ataúd con sus restos no fue abierto. Archivos periodísticos describen que la joven Isabel presentó parte de la boca hinchada; moretones en el labio superior; la parte frontal del cráneo hundida, así como quebrada por un impacto sin determinar, ojos hundidos y con moretones y los pómulos inflamados.
Además, presentaba desgarro en sus genitales, lo que evidenció que fue abusada sexualmente con brutalidad, según médicos forenses y criminalistas.
Según los periciales, María Isabel perdió la vida mientras era abusada sexualmente. Las lesiones postmortem indicaron que después de haberla asesinado, Ángel continuó sosteniendo relaciones sexuales con el cadáver. Fue abusada sexualmente por el locutor en el lapso perimortem, es decir, durante y en el momento cercano a su muerte.
Al joven locutor le fueron atribuidos los delitos de homicidio calificado agravado y violación agravada. Tomaron en cuenta el hecho de que ella era menor de edad y mujer. También consideraron la violencia que Ángel ejerció sobre la víctima para forzarla a mantener relaciones sexuales.
La defensa de Ángel argumentó que la víctima habría enviado un correo a el locutor, en el cual le contaba que su madre ya no le permitía mantener la relación con él y que prefería morir antes que separarse de él.
La defensa de Ángel argumentó que la víctima habría enviado un correo a el locutor, en el cual le contaba que su madre ya no le permitía mantener la relación con él y que prefería morir antes que separarse de él.
La parte acusadora señaló que Ordóñez controlaba la cuenta de correo electrónico y redes sociales de la joven, por lo que habría podido enviar el mismo los mensajes. Además, el Ministerio Público alegó que en caso de que Isabel sí hubiera mandado dicho correo, no exculpaba a Ángel de cometer el crimen.
Sus antecedentes
Según archivos periodísticos, algunas personas llegaron a manifestar su inconformidad con el contenido que presentaba Ángel en sus programas de radio, los cuales calificaban de racistas, agresivos y misóginos, que eran un mal ejemplo para la juventud.
Según la hermana de la víctima, Ángel Ordóñez era muy celoso, al grado de que le compró un celular para que se comunicara solo con él; controlaba su correo y sus redes sociales y, además, iba casi todos los días a recogerla a la escuela y le reclamaba por situaciones que la joven desconocía.