El clima frío puede ser especialmente duro para la salud humana. El hecho de que en la temporada invernal proliferen las enfermedades respiratorias como la influenza y el Covid-19 nos recuerda que el frío puede vulnerar nuestro sistema inmune. Y esto es bien sabido popularmente, de ahí el dicho: “Enero y febrero, desviejadero”.
Este macabro dicho, aborda con humor típicamente mexicano, la creencia de que en estos meses del año fallecen más adultos mayores. Pero ¿qué tiene de cierto?
Y es que de acuerdo a la Secretaría de cultura, en los meses fríos estamos más expuestos a contraer virus que afectan el sistema respiratorio, porque al bajar la temperatura hay menos ventilación en las viviendas, lugares de trabajo y salones de clases. Lo que facilita el contagio viral.
Por otra parte, el Gobierno de México, informa que los grupos más vulnerables son los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas y adultos mayores, sobre todo aquellos que padecen una enfermedad crónica, como la diabetes.
Pero, ¿tanto así como “desviejadero”?
De acuerdo a la maestra en demografía, Fabiola López González, del Colegio de México, aunque es un tema bien conocido de manera popular, la mortalidad estacional es un tema poco estudiado desde la ciencia y la academia.
Por ello dedicó su tesis para obtener el grado de maestría precisamente a este tema y la denominó precisamente “Enero y febrero, desviejadero”.
De acuerdo a la investigadora: “El refrán “Enero y febrero, desviejadero” pone de manifiesto la concepción popular sobre la forma en que se distribuyen las muertes a lo largo del año. Sin embargo, a pesar de que la mortalidad estacional se conoce desde hace más de 2000 años, en México, no se había realizado ningún trabajo para conocer su comportamiento”.
La investigación concluye que “el patrón estacional de la mortalidad en México es similar al prevaleciente en los países”. De manera que la mayor mortalidad de personas mayores de 70 años ocurren en enero, en mitad del invierno. Mientras que los meses con menor cantidad de fallecimientos son junio, julio y agosto, es decir los meses calurosos y templados.
Hay muchos factores que afectan la mortalidad estacional, entre ellos destaca la educación, es decir ser consciente de los riesgos y de las mejores estrategias para prevenir la enfermedad y la exposición al frío.
Por ello, las investigaciones como la de la maestra Fabiola López son de gran importancia, permitiéndonos tomarnos en serio conceptos populares como los reflejados en el dicho “Enero y febrero, desviejadero”, y tomemos medidas efectivas para proteger a los adultos mayores.