En el Hospital Central, el más antiguo de la ciudad de Chihuahua con más de 120 años de construcción, cuentan, tanto pacientes como personal de salud, que aparece en sus pasillos una enfermera que atiende a los enfermos, la cual han apodado como “La Planchada”.
Según la leyenda se trata de una enfermera que trabajó un tiempo en este hospital y que al morir no dejó de atender a los pacientes, especialmente por las noches, desapareciendo luego en los largos pasillos del edificio histórico, específicamente en el área de ginecobstetricia, dando servicio y apoyo a las nuevas mamás.
Luego las personas internadas por las mañanas daban las gracias por las atenciones de una enfermera con un blanco uniforme muy bien planchado, de ahí su nombre, para confirmar que ningún miembro del equipo había realizado dichas labores, a tan altas horas de la madrugada.
Esta leyenda, se ha convertido en un tradición para los ciudadanos que visitan el Universitario, ubicado sobre la calle Antonio Rosales, justo en el cruce con la Tecnológico, en la colonia Obrera cerca de la zona centro de la ciudad.
Una de las versiones de esta leyenda cuenta la historia de Brenda, una enfermera enamorada de su trabajo, el Hospital Central y su prometido, los cuales tuvo que dejar para poder estudiar y especializarse en la Universidad Autónoma de México, con la promesa de volver, se fue a vivir en el que aquel entonces era el Distrito Federal.
En la década de 1980, empezó a trabajar en un hospital en la capital del país, cuando se acercaba el día de regresar por las vacaciones a su natal Chihuahua, donde la esperaba su prometido y sus seres queridos, lamentablemente dicen que murió en el terremoto de 1985, haciendo el trabajo que amaba.
La joven ya tenía su boleto de regreso pero no pudo usarlo nunca, relatan que su prometido murió poco después de ella, por la tristeza de perderla, sin embargo su espíritu regresó y hoy continúa cuidando de los pacientes en el Hospital Central.
El hospital más antiguo de Chihuahua
El Hospital Central Universitario, cuenta con una larga historia, la primera piedra para su construcción se colocó el 16 de septiembre de 1894, y para el año de 1899 se realizó la inauguración, con un estilo Gótico y su antigüedad da paso a este tipo de leyendas sobrenaturales.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Chihuahua, el encargado de edificar la construcción fue Enrique Esperón, y la obra tuvo un costo de $ 102,1609.85 pesos, siendo nombrado en primer momento como “Hospital Porfirio Díaz”.
Durante los primeros años de su funcionamiento en que fue su director, Miguel Márquez, promovió la creación de la Escuela de Enfermeras del Hospital Porfirio Díaz, una institución novedosa no sólo en la capital del estado, sino en todo el país.
Tras el estallido de la Revolución Mexicana, en 1914 se cambió su nombre por Hospital Constitucionalista Gustavo A. Madero, y durante el mes de agosto de este año el Ayuntamiento decidió prestar sus servicios a las tropas.
Sin embargo, en 1917, se le fue arrebatado al Ayuntamiento, por lo que pasó a hacer de uso completamente militar, por órdenes del General Francisco Murguía, y solo fue devuelto a ser un hospital civil hasta 1931, instituyendo la beneficencia pública.
Posteriormente un impuesto para asegurar su funcionamiento, luego en la década de 1950, se le agregaron dos pisos, al edificio original, integrándose al estilo del mismo, adecentado también el interior para satisfacer las necesidades de la ciudad creciente.
Con el inicio de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua, tomó la institución, para que pueda ser lugar de prácticas clínicas y hospital civil, cambiando su nombre finalmente a Hospital Central Universitario, como se le llama actualmente a 123 años de su inauguración.
