En la vastedad del Bolsón de Mapimí, entre los estados de Chihuahua, Durango y Coahuila, se encuentra un punto singular que ha sido testigo de la historia y la actividad humana durante siglos: Laguna de Palomas, también conocida como Estación Carrillo. Esta región, ubicada a 118 kilómetros de la cabecera municipal de Jiménez, es un enclave crucial en la producción de sal, un recurso vital que ha marcado la historia y la economía de la zona.
Con una precipitación media anual de lluvia de apenas 264 mm, según datos de la Conagua, el Bolsón de Mapimí despliega un paisaje desértico que desafía las condiciones extremas para la vida humana. Sin embargo, es precisamente en este entorno hostil donde la sal encuentra un escenario ideal para su producción.
La extracción de sal en Laguna de Palomas es una actividad ancestral, arraigada en la historia de las tribus nómadas que una vez habitaron estas tierras. Desde la época prehispánica, la sal ha sido un recurso preciado, utilizado tanto para el consumo humano como para el intercambio entre tribus.
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Los primeros exploradores españoles que llegaron a la región reconocieron el valor estratégico de las salinas. Durante la colonia, la sal desempeñó un papel crucial en la industria minera, especialmente en la extracción de plata en el cercano Real del Parral, fundado en 1631.
¿Cómo se produce la sal?
Hoy en día, la producción de sal en Laguna de Palomas continúa siendo una actividad vital, llevada a cabo por más de cien ejidatarios. El proceso comienza con la extracción de agua del subsuelo, ya sea a través de zanjas o pozos de considerable profundidad. El agua salada se distribuye en charcas, donde la evaporación, catalizada por la intensa luz solar del desierto, deja tras de sí la preciada salmuera.
Asimismo, la producción de sal en Laguna de Palomas se vio afectada en el 2022. Más de 40 mil toneladas de sal que se producen anualmente en el desierto de Chihuahua no pudieron ser comercializadas ese año, debido a la inundación que sufrieron las salinas tras los escurrimientos extraordinarios de agua que recibieron en Laguna de Palomas, poblado al sur del estado en el municipio de Jiménez. Las lluvias sumergieron las salinas bajo el agua, obstaculizando temporalmente la actividad.
Laguna de Palomas forma parte de un triángulo salino que abarca otras regiones emblemáticas como Laguna de Jaco en el municipio de Camargo, Chihuahua, y Químicas del Rey en Coahuila. Estos sitios, con sus características geológicas únicas y su legado histórico, representan puntos nodales en la producción de sal en el desierto de Chihuahua.
En un mundo donde la sal sigue siendo un recurso esencial, Laguna de Palomas se erige como un oasis de tradición y laboriosidad en medio del árido paisaje del Bolsón de Mapimí, recordándonos la importancia de valorar y preservar los recursos naturales que han moldeado nuestra historia y nuestra identidad.
Nota original de El Sol de Parral