El valor de las artesanías creadas en las diferentes comunidades indígenas de México va mucho más allá del simple hecho de ser un souvenir para los turistas o un objeto de ornato. Para empezar, estas piezas son creadas por manos expertas y diestras en el manejo de las materias primas propias de la zona, no tienen procesos industrializados ni son creados en serie bajo un patrón específico, lo cual hace que cada pieza sea única. Cada uno de estos objetos, sean prendas de vestir, juguetes, cestas u otros, tomaron tiempo y el especial cuidado de las manos artesanas a todos los detalles que lo componen.
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Las artesanías son, a su vez, una expresión cultural de la cosmovisión de los pueblos originarios, desde los materiales que se usaron en su manufactura y que son propios de la región que habitan, hasta las formas con que son decoradas, los colores, etc. El Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías en su “Manual de diferenciación entre Artesanía y Manualidad” define estas piezas como “un objeto o producto de identidad cultural comunitaria”, es decir, que su valor no sólo es estético u económico, sino que dicen mucho más de lo que podemos apreciar a simple vista.
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La comunidad rarámuri, quienes habitan en la Sierra Tarahumara, elaboran artesanías que cumplen perfectamente con esta definición. Entre las piezas que hacen manualmente se encuentran instrumentos musicales como tambores y chaparekes, ollas, wares, máscaras, juguetes y mucho más. Las piezas destacan por su sencillez y belleza, además de que las materias primas son parte de la zona en la que habitan como la madera de pino, el cuero de animales, el barro, la lana, y muchos otros. El Maestro Donaciano Gutiérrez, curador-investigador del Museo Nacional de Antropología señala sobre los rarámuri que “su relación con la naturaleza les ha brindado los recursos para desarrollar una amplia gama de diversos objetos de uso cotidiano, lúdicos y de ornato”.
Muñeca rarámuri
Un ejemplo de este fuerte vínculo de los rarámuris con la naturaleza y con las costumbres de su comunidad es la muñeca rarámuri, una figura tallada en madera de pino con la forma de una mujer o un hombre que es vestido con las prendas tradicionales del pueblo en los típicos colores vivos de su vestimenta y que, además, expresa alguna tarea realizada en la vida cotidiana.
Estas muñecas se realizan en el corazón de la Sierra Tarahumara, específicamente en el municipio de Bocoyna y, aunque se dice que en un principio sólo tenían como finalidad ser juguetes para los niños rarámuri, fue el aprecio que mostraron visitantes y turistas a esta pieza que se comenzó a elaborar también para su venta.
Según explica el Museo Nacional de Antropología en la etnografía realizada a esta bella pieza, en su elaboración las tareas se dividen entre hombres y mujeres. Los hombres, por su parte, son los encargados de tallar la madera y darle la forma al rostro, además de unir las extremidades con pequeños clavos. Terminado este proceso, son las mujeres las que se hacen cargo del resto, confeccionan la blusa o mápacha, así como la falda o sipúchaka y la banda que colocan en la cabeza de la muñeca. Estas prendas son elaboradas en popelina y tienen los colores vivos tradicionales de su vestimenta.
Lo que más destaca de la muñeca rarámuri es que son creadas en diferentes posturas, esto con el fin de expresar los usos y costumbres, algunas son representadas con los instrumentos musicales que usan en sus fiestas y tradiciones, así como elaborando alimentos, recolectando semillas, entre otras. Todo esto es una expresión de su forma de vida, de los quehaceres cotidianos y de la riqueza cultural de su comunidad.
Algo más que podemos apreciar en estos objetos es que las muñecas rarámuri pueden también representar diferentes edades. Hay muñecas rarámuris que vienen con figuras más pequeñas, es decir, que son representaciones de madres, como las hay también de mujeres mayores. Y, por supuesto, también hay figuras masculinas que, igualmente, son una muestra de las actividades que realizan los hombres rarámuris.
Apreciar las artesanías es apreciar la cultura
Piezas como las muñecas rarámuri son una muestra de la importancia que tienen las artesanías y que su valor va más allá de lo estético y de ser una fuente de ingresos para muchas personas de las comunidades indígenas. Es importante que aprendamos a apreciar el valor cultural de estos objetos, por una parte, tenemos en nuestras manos un material que fue tomado con respeto de la naturaleza, que fue tallado, tejido o moldeado gracias a un conocimiento que pasó de generación en generación y que tiene toda la atención de quien lo está realizando, la artesana o artesano.
Aunado a esto, las piezas artesanales son una expresión de la cosmovisión de una comunidad, un acceso a sus tradiciones, a su forma de ver la vida y cómo es que la viven. Las artesanías son mucho más que “recuerdos” de un viaje, son testimonios de la riqueza cultural del nuestro estado y país.
