A lo largo del continente americano cientos de pueblos originarios han dejado expresada su grandeza cultural mediante exquisitos complejos arquitectónicos, intrincada cerámica, patrones pictóricos, ornamentos fúnebres y toda clase de muestras que nos arrojan un vistazo a la riqueza conceptual del mundo que poseían y apreciación de estos en torno a la vida.
Por lo que ninguna cultura prehispánica es semejante a otra, ello se puede ver claramente en sus edificaciones, rituales, dieta e indumentaria en la vastedad continental, desde los Mapuches en Sudamérica hasta los Inuit en Canadá, pasando por los Incas en Perú o los Mayas en México, -todos ellos lograron adaptarse a la naturaleza aún en las condiciones más inhóspitas, demostrando un profundo entendimiento y respeto por la Madre Tierra-.
Tal es el caso de los grupos humanos originarios del estado de Chihuahua, quienes habitaron en la Sierra Madre Occidental y que comparten raíces con los pueblos nativos de Estados Unidos, como los Apaches y los Cheroquis, que al ser pueblo nómadas comparten a su vez nexos con otros indígenas como los Sioux o los Cheyenes. No obstante en el inter, muchos de los que se separaron no lograron proliferar como grupo humano, tal es el caso de la cultura Mogollón, extinguiéndose materialmente pero no así en términos arqueológicos; su legado persiste hasta nuestros días como se puede apreciar en las viviendas primitivas al interior de cuevas y otros asentamientos en Casas Grandes, Madera o Ciudad Juárez por mencionar algunos. Te contamos.
Te puede interesar: Tranvías turísticos en Chihuahua: cuáles son los tours y cuánto cuestan
Huapoca
Este sitio es particularmente atractivo para quienes admiran la arquitectura funcionalista, ya que estas unidades habitacionales contienen varios principios básicos de dicha corriente de edificación, ausente de ornamentación y completamente óptima en materia de construcción.
Se trata de “La Cueva de la Serpiente”, un corredor formado por alrededor de 15 estancias con sus características puertas en forma de “T” seguido de “ La cueva Nido del Águila”, un sitio de menor tamaño que consta de dos habitaciones, una de ellas situada en el filo del acantilado, cuya vista y distribución espacial retaría a los mejores diseñadores actuales, misma que cabe señalar fue edificada con adobe y otros elementos orgánicos disponibles en la región.
Dirección: Acceso al camino que dirige a Huapoca con en el entronque de la Av. Independencia en Madera, Chihuahua
Paquimé
Este complejo es quizá la zona arqueológica más famosa del estado y el vestigio antropológico más importante de una ciudad prehispánica al norte de México. Su florecimiento, auge y abandono ocurrió durante los años 1200 al 1450 d. C. Solamente el 20% del sitio ha sido excavado en su totalidad, lo cual significa que existe mucha más información por ser descubierta.
De sus constructores se sabe que fue una gran civilización conformada por 3 mil habitantes, -una inmensidad para lo que se acostumbraba en Oasisamérica-, se tienen datos de que además de ser brillantes arquitectos, poseían formas de organización social muy superior al resto de las culturas de los alrededores, al contar con una sistema religioso, económico y artístico, que sigue siendo de interés en el presente. Dentro de estas ruinas “La Casa de las Guacamayas” y la “Casa del Pozo” son las más importantes por sus formas redondeadas y laberínticas.
Cueva de la Olla
Se encuentra en el Valle de las Cuevas, uno de los sitios más característicos de la cultura Paquimé. La ocupación de la zona se remonta a los años 5500 a.C. y es uno de los más antiguos del país. El lugar es famoso por su espectacular granero redondeado en el que se depositaban mazorcas y otros granos, lo cual le permitió al grupo humano soportar inviernos crudos gracias a su almacenamiento. Además a unos 400 metros de distancia se encuentra la “Cueva de las Golondrinas'', donde fueron halladas evidencias que se remontan a más de 5,500 años incluidos juguetes y otros objetos difíciles de encontrar como herramientas y utensilios personales en perfecto estado.
Dirección: Camino a rancho Casa Blanca-Cueva de la Olla, Casas Grandes, Chihuahua
Leer también: Viejo Oeste a la vuelta de Chihuahua: Los cuatro pueblos vaqueros que puedes visitar en Texas
Cuarenta Casas
Una de las mejores razones para visitar esa zona arqueológica es adentrarse en el fascinante mundo de la vida primigenia; en dónde se puede dimensionar las principales ocupaciones de los hombres de hace casi 1000 años, enfocados principalmente a labores domésticas como la cocina y caza, así como el culto a diversos espíritus, expresado en las estancias y dormitorios. Todo esto distribuido en 19 cuevas en las que se extienden 40 casas; entre las que destacan por su belleza y preservación “La Cueva de la Ventana”, “La Cueva del Puente” y la “Cueva del Gato”, llamadas así por los dibujos tallados al interior de las viviendas.
Dirección: Camino a Huapoca-Cueva Grande, en el paraje conocido como Arroyo de la Cueva que desemboca al Río Papigochi Madera, Chihuahua
Petrograbados de Samalayuca
Estas muestras pictóricas son de las más interesantes en su tipo, ya que representan a cazadores con lanzas, animales y otros elementos naturales como los que se encuentran en Arizona y Nevada. Según arqueólogos del INAH, su antigüedad data de hace 2000 años, cuando pequeñas caravanas de la cultura Mogollón transitaron por ahí.
Los expertos comentan que este grupo humano de carácter nómada pudo haber viajado desde Nuevo México hasta Chihuahua en diversos momentos; por ello los petrograbados corresponden a diferentes épocas y técnicas. Esta sociedad tuvo su mayor desarrollo en los años de 1200 a 1450 de nuestra era, dejando una estela de maravillosas creaciones en ambos lados de la frontera.
La cueva de las Monas
En este recinto hay vestigios de representaciones hechas por los pueblos originarios de Chihuahua durante sus primeros contactos con los españoles. Los antropólogos tienen varios desencuentros en cuanto a la atribución de las pinturas, pues no saben si fueron realizados por los Conchos o los Tarahumaras propiamente, no obstante lo importante es apreciar su técnica, en la que se observa un remarcando de los bordes en el dibujo, donde las siluetas sobresalen ligeramente del fondo, obteniéndose un efecto óptico muy interesante. Las figuras que más llaman la atención son las de la fachada principal de la cueva, en la que se muestra una mujer junto a un chamán, así como la efigie de un hombre en medio de un círculo que simboliza el sol y su majestuosidad.