Los mexicanos somos afortunados de tener a nuestra disposición una gran cantidad de recetas e ingredientes únicos, que son resultado de la compleja e interesante historia y cultura propia de nuestro país. Así, algunos de nuestros platillos emblemáticos se remontan al México Antiguo, previo a la invasión española, como es el caso del pozole, los tamales y el mole.
La comida mexicana es conocida a nivel mundial, se puede decir que es una de las tradiciones gastronómicas más famosas, al lado de la comida francesa e italiana. Y es que destaca por la combinación de elementos surgidos de tradiciones indígenas, y la incorporación de aportaciones de tradiciones europeas y de medio oriente, entre otras.
La gastronomía mexicana consta de recetas y técnicas de cocina muy particulares que se originaron en el territorio que actualmente ocupa nuestro país. Así que es diversa, y cada estado cuenta con platillos únicos o versiones diferentes de platos típicos.
De esta manera, en el año 2010, la culinaria mexicana fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y es que cuenta con gran cantidad de ingredientes únicos que han cobrado relevancia internacional, tales como maíz, frijol, chile, tomate, calabaza, aguacate, cacao, cacahuate, amaranto, vainilla, nopal y la tuna, entre muchos otros.
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Platillos emblemáticos
Más allá de los populares tacos y sus múltiples formas y recetas. Existen otros platillos sin los cuales la cocina mexicana no sería la misma.
El mole, viene del náhuatl “molli”, que significa simplemente “salsa”, por lo que era el nombre con el que se llamaban diversos tipos de salsas, por ejemplo chilmolli, salsa de chile.
Además del conocido mole poblano, existen diversos tipos de mole con diferentes olores, colores y sabores en las diferentes regiones de nuestro país. Aunque hay distintos tipos de mole, el sello distintivo es que se espesa con tortillas de maíz quemadas o crudas, o masa de maíz y pan. Además algunas variantes como el famoso mole poblano, llevan chocolate. Todos ellos ingredientes auténticamente mexicanos.
El tamal (del náhuatl tamalli) es un preparado a base de masa de maíz que se rellena de carnes, vegetales, salsas y otros guisos, envuelto en hojas de maíz, plátano y otras plantas. Se puede decir que cada estado tiene su propia variedad de tamales, con formas únicas, sus propios toques, ingredientes y sabores.
Los tamales más comunes son de salsa verde o salsa roja, pero existen muchos otros posibles rellenos dulces y salados.
El pozole, viene del náhuatl pozolli, de tlapozonalli, 'hervido' o 'espumoso', por lo que se podría traducido como “cocido”. A grandes rasgos es una sopa a base de granos de maíz hervidos previamente complementada con carnes, verduras y especias muy variadas según las preparaciones típicas de cada región del país.
De acuerdo a investigaciones académicas, hay evidencias de que entre los mexicas (comúnmente llamados aztecas), el pozole podía tener un carácter ritual, e incluir carne de los sacrificios humanos. Al parecer, era consumido por sacerdotes exclusivamente en el contexto de la actividad religiosa. Es importante señalar que no se comía por hambre, o de manera cotidiana, sino que era una especie de comunión ritual con los sacrificados y con la divinidad. Así que se podría decir que el pozole era la comida más sagrada del México Antiguo.
Además de estos platillos emblemáticos, son innumerables los platillos mexicanos originales y deliciosos que tienen gran relevancia cultural, y son parte de la inconmensurable riqueza de nuestro país.