La llegada de un bebé es un acontecimiento muy especial en todas las familias, sin embargo, esta llegada viene a dar un giro de 180° en la rutina familiar, ni las salidas, ni las actividades vuelven a ser las mismas, justamente por que los bebés requieren todos los cuidados para crecer sanos.
Los recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, lo cual puede parecer increíble para los nuevos padres. Pero este patrón de sueño prolongado es indispensable para su desarrollo físico y mental. Los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas al día en periodos fragmentados. Aunque puede ser agotador para los padres, este sueño constante es necesario para su crecimiento.
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Uno de los principales motivos por los que los recién nacidos duermen tanto es que durante el sueño, su cerebro está en plena expansión. Este tiempo les permite procesar toda la información y estímulos que reciben del mundo exterior, consolidar recuerdos y establecer conexiones neuronales clave. El cerebro de un recién nacido está en un proceso acelerado de desarrollo, y el sueño juega un papel vital en esta construcción.
Otro factor importante es el crecimiento físico. Mientras el bebé duerme, su cuerpo libera la hormona del crecimiento, lo que favorece el desarrollo de huesos, músculos y tejidos. Además, durante este tiempo de descanso, los órganos internos también se fortalecen y maduran. Cada pequeño avance físico requiere grandes cantidades de energía, y dormir es su forma de reponerla.
El sueño de los recién nacidos también les ayuda a reforzar su sistema inmunológico. Durante las primeras semanas de vida, el sistema inmunológico de un bebé aún es inmaduro, y el descanso prolongado contribuye a su fortalecimiento, ayudando al cuerpo a defenderse mejor de posibles infecciones.
¿Los bebés duermen 16 horas seguidas?
Aunque los recién nacidos duermen mucho, lo hacen en ciclos cortos, generalmente de 2 a 4 horas. Esto se debe a que su estómago es pequeño y necesitan alimentarse con frecuencia. Estos despertares regulares son normales y saludables, aunque a frecuentemente agotadores para los padres.
En estos primeros meses, los recién nacidos alternan entre dos fases principales del sueño: el sueño REM (movimiento ocular rápido) y el sueño no REM. El sueño REM, que se asocia con los sueños, es fundamental para el desarrollo cerebral, mientras que el sueño no REM favorece la recuperación física y el crecimiento. Los recién nacidos pasan más tiempo en la fase REM, lo que indica la importancia de esta etapa en su desarrollo cognitivo.
La rutina que cambia en casa con la llegada de un bebé
Además de los factores físicos y mentales, el entorno de sueño también influye en los patrones de descanso del recién nacido. Un ambiente tranquilo, cómodo y seguro ayuda a que el bebé duerma mejor. Es por eso que se recomienda crear una rutina de sueño desde las primeras semanas, estableciendo horarios y rituales que le brinden seguridad al bebé.
Muchos padres se preocupan porque sus bebés duermen demasiado o muy poco. Sin embargo, cada bebé tiene sus propios patrones de sueño y es importante adaptarse a sus necesidades individuales. Mientras el recién nacido esté ganando peso adecuadamente y parezca saludable, los padres no deben preocuparse por la cantidad de sueño.
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Detalles para tomar en cuenta
Un aspecto importante a tener en cuenta es la seguridad del sueño. Especialistas en pediatría recomiendan que los recién nacidos duerman boca arriba y en una superficie firme para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). También es importante evitar el exceso de cobijas y peluches en la cuna, ya que pueden suponer un peligro para el bebé.
El sueño de un recién nacido también puede verse afectado por el ritmo circadiano, el cual aún no está completamente desarrollado. Este ritmo, que regula los ciclos de sueño y vigilia en los adultos, empieza a establecerse alrededor de los 3 meses de edad. Hasta entonces, es común que el bebé confunda el día con la noche.
A medida que el bebé crece, sus periodos de sueño se van regulando y comienzan a alargarse durante la noche. Pero en los primeros meses es normal que los padres se sientan confundidos debido a la fragmentación del sueño del bebé. Con el tiempo, y siguiendo una rutina establecida, el bebé empezará a dormir de manera más predecible.
Así que es completamente normal que tu recién nacido duerma la mayor parte del día, el sueño es fundamental para su desarrollo cerebral, crecimiento físico y fortalecimiento inmunológico. Aunque puede ser cansado para los padres, el sueño es un reflejo de la salud y el progreso de tu bebé. Con paciencia y una buena rutina de sueño, los periodos de descanso de tu pequeño se regularán y tanto él como tu podrán disfrutar de dulces sueños.
Publicada originalmente en El Sol de Parral