La Sierra Madre Occidental es una de las zonas más ricas en biodiversidad en el territorio nacional, siendo hábitat de numerosas especies animales y vegetales únicas, por desgracia algunas de ellas han sido víctimas de la acción humana y se sus poblaciones se han reducido considerablemente, incluso al grado de desaparecer, tal es el caso del pájaro carpintero imperial, una majestuosa ave que habitó en los bosques de Chihuahua, Durango y Sonora.
Con una envergadura de casi 60 centímetros, el carpintero imperial (Campephilus imperialis) estaba considerado como el pájaro carpintero más grande del Mundo. Su hogar se encontraba en los bosques templados de México, sobre todo al norte de la República, donde aprovechaba los troncos de los árboles para buscar alimento.
No obstante, su hábitat preferido eran los árboles de pino y encino de hasta 20 metros de altura, en altitudes por encima de los mil 900 metros sobre el nivel del mar. Por lo que Chihuahua y Durango son los estados donde su presencia fue más abundante.
Este pájaro se caracterizaba por poseer una extravagante cresta sobre su cabeza, la cual era de color rojo brillante en los machos, mientras que en las hembras era de color negro y se extendía hacia adelante como una especie de “copete”. Se podría decir que su apariencia recordaba bastante al famoso “Pájaro Loco” de las caricaturas.
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¿Cuál fue la causa de su extinción?
Desde su descubrimiento, se cree que el carpintero imperial siempre fue una especie de ave muy escasa, sus números probablemente no superaban los ocho mil individuos en todo el país; sin embargo, la cacería y destrucción de su hábitat jugaron un importante papel en la desaparición de esta bella especie.
Se estima que cada carpintero imperial necesitaba un espacio de al menos 26 kilómetros cuadrados de bosque para poder subsistir, ya que buscaba su alimento en cada uno de los árboles hasta saciarse. Su dieta consistió en larvas e insectos que se hallaban en los troncos de árboles muertos, que lamentablemente eran los primeros en ser talados por el hombre.
Así mismo, otras causas también colaboraron en su desaparición, como la caza furtiva con distintos fines. Por ser considerado un animal muy bello, algunas personas los mataban para disecarlos y venderlos como souvenirs, mientras que los tarahumaras, que lo conocían como “cumecócari”, consideraban que los polluelos de la especie eran un manjar, por lo que los atrapaban para alimentarse.
El carpintero imperial también fue objeto de campañas de envenenamiento masivo como las emprendidas contra el lobo mexicano y el oso “plateado”; ambas especies también desaparecidas en la región.
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Posibles avistamientos reavivan la esperanza de su regreso
Pese a que el último espécimen registrado de forma oficial murió alrededor del año 1957, muchas personas mantienen la esperanza de volver a uno de estos pájaros con vida, hay quienes sostienen que el carpintero imperial aún podría seguir habitando en áreas recónditas de la Sierra Madre Occidental.
Se tienen registros de supuestos avistamientos en los años 1993 y 1995, en el estado de Durango; no obstante, en marzo de 2010, biólogos estadounidenses visitaron las montañas de México en busca de algún sobreviviente y la expedición no ofreció evidencia alguna de que el carpintero imperial siguiera vivo; nadie había visto al ave desde la década de 1950 y sólo algunos pobladores de alrededor de 60 años de edad, recordaban cómo lucía.
Incluso, aún si existiera alguna población aislada, la especie se encontraría en peligro crítico de desaparecer, requiriendo acciones inmediatas para evitar su extinción definitiva. ¿Será que todavía podríamos estar en posibilidades de observar con vida al emperador de los pájaros carpinteros?
Nota original de El Sol de Parral