El chimpancé es nuestro pariente vivo más cercano en términos evolutivos y un estudio publicado en la revista Cell Stem Cell, sugiere que nuestro parentesco se deriva de un ancestro común.
Hace unos cinco o seis millones de años, nuestros caminos evolutivos se separaron, lo que condujo al chimpancé de hoy y al Homo Sapiens, la humanidad del siglo XXI. De este modo, a pesar de todas nuestras similitudes, es posible explicar por qué nuestros cerebros funcionan de manera diferente.
¿En qué consiste la investigación?
En el nuevo estudio, los investigadores de células madre de la Universidad Lund examinaron qué hay en nuestro ADN que hace que los cerebros humanos y de chimpancés sean diferentes, y han encontrado respuestas.
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En lugar de estudiar seres humanos y chimpancés vivos, se utilizaron células madre cultivadas en laboratorio. Las células madre fueron reprogramadas a partir de células de la piel. Luego se examinaron las células madre que se habían convertido en células cerebrales. La base de la evolución del cerebro humano son los mecanismos genéticos que probablemente sean mucho más complejos de lo que se pensaba.
Usando las células madre, los investigadores cultivaron específicamente células cerebrales de humanos y chimpancés. Seguidamente, compararon los dos tipos de células. Luego, los investigadores encontraron que los humanos y los chimpancés usan una parte de su ADN de diferentes maneras, lo que parece jugar un papel considerable en el desarrollo de nuestro cerebro.
ADN "basura", ADN sorprendente
La parte de nuestro ADN identificada como diferente fue inesperada. Se trataba de la denominada variante estructural del ADN que anteriormente se denominaba «ADN basura», una cadena de ADN larga y repetitiva que durante mucho tiempo se consideró que no tenía ninguna función.
Anteriormente, los investigadores buscaron respuestas en la parte del ADN donde se encuentran los genes productores de proteínas, que solo constituyen alrededor del dos por ciento de todo nuestro ADN, y examinaron las proteínas en sí mismas para encontrar ejemplos de diferencias.
Por tanto, los nuevos hallazgos indican que las diferencias parecen estar fuera de los genes que codifican proteínas en lo que se ha etiquetado como "ADN basura", que se pensaba que no tenía función y que constituye la mayor parte de nuestro ADN.
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Esto sugiere que la base de la evolución del cerebro humano son los mecanismos genéticos que probablemente son mucho más complejos de lo que se pensaba anteriormente, ya que se suponía que la respuesta estaba en ese dos por ciento del ADN genético.
“Nuestros resultados indican que lo que ha sido significativo para el desarrollo del cerebro, en cambio, quizás esté oculto en el 98 por ciento pasado por alto, lo que parece ser importante. Este es un hallazgo sorprendente”, explica Johan Jakobsson, profesor de neurociencia que dirigió el estudio.
Técnica de investigación
La técnica de células madre utilizada por los investigadores es revolucionaria y ha permitido este tipo de investigación. Esta técnica fue reconocida por el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2012. Fue el investigador japonés Shinya Yamanaka quien descubrió que las células especializadas se pueden reprogramar y desarrollar en todo tipo de tejido corporal.
Y en el caso de los investigadores de Lund, en las células cerebrales. Sin esta técnica, no habría sido posible estudiar las diferencias entre humanos y chimpancés utilizando métodos éticamente defendibles.
¿Qué nos hace diferentes a los chimpancés?
“Creo que el cerebro es la clave para comprender qué es lo que hace humanos a los humanos. ¿Cómo surgió que los humanos puedan usar su cerebro de tal manera que puedan construir sociedades, educar a sus hijos y desarrollar tecnología avanzada? ¡Es fascinante!”
El investigador cree que en el futuro los nuevos hallazgos también pueden contribuir a respuestas genéticas a preguntas sobre trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, un trastorno que parece ser exclusivo de los seres humanos.
Pero queda un largo camino por recorrer antes de llegar a ese punto, ya que en lugar de llevar a cabo más investigaciones sobre el dos por ciento del ADN codificado, ahora podemos vernos obligados a profundizar en el 100 por ciento, una tarea considerablemente más complicada para la investigación.