¿Has podido ver a la Santa Muerte en tus sueños últimamente? Antes de que pierdas la calma ante el peor de los escenarios debes saber que esto no siempre significa malas noticias, en ocasiones puede ser algo muy bueno. A continuación te decimos qué significa soñar con la Santa Muerte.

Soñar con temas relacionados a la muerte no suele ser agradable para la mayoría de las personas, sea la pérdida de un ser querido, tu propia muerte o incluso con la mismísima muerte, pero ¿qué significa esto último?

¿Qué significa soñar con la Santa Muerte?

Aunque muchos lo asocian con una pesadilla, soñar con la santa muerte suele significar, de forma muy general, cambios. Es verdad que también puede ser un mal augurio, por lo que esos cambios serían poco placenteros, pero, aun así esto no siempre es así, pues en ocasiones se trata de una ‘salvación’. En muchas ocasiones esto solo representa una señal para intentar cambiar la situación que estás viviendo y que esta se torne favorable.

Estos son los sueños más comunes con la muerte:

Muerte llevando una vela

Sí la Santa Muerte lleva una vela durante tu sueño, significa que te dejas influir demasiado por demás y que no eres capaz de controlar tu vida. LA advertencia suele ser, simplemente, que dejes de hacer lo que otras personas quieran y empieces a pensar en ti mismo y en lo que te conviene.

Estatua con forma de la Santa Muerte

Si la estatua en tu sueño aparece con polvo y visiblemente sucia, significa que has dejado algunos problemas de lado y lograste avanzar en tu vida.

La muerte desaparece

Es posible que su presencia solo sea de manera momentánea. En la mayoría de los casos es solo un aviso de que necesitas hacer algunos cambios en tu vida. Si los haces y no vuelve a aparecer, puedes estar tranquilo pues tu decisión fue acertada.

La muerte te absorbe el aliento.

Soñar con esta situación significa que la situación que vives es un poco complicada, ya que puede tener diferentes significados, como que alguien se esté aprovechando de ti y debas evitarlo a toda costa.

Nota publicada originalmente en El Sol de La Laguna