Cuando en 1895 Luis Terrazas adquirió la ‘Labor Trías’, del difunto General Ángel Trías a sus hijas Victorina y Teresa Trías, vía el licenciado Juan Francisco Molinar, tuvo en mente de inmediato regalarle una casa de campo única en su tipo, a su esposa Carolina Cuilty, por sus 44 años de casados y 13 trece hijos en común: Adela, Luisa, Juan, Carolina, Carlota, Angela, Luis, Elena, Guillermo, Federico, Alberto, Celestina y Amada Terrazas Cuilty. Dentro de las ambiciones del político y militar chihuahuense estaba crear una casa de reposo estilo europeo, donde pudiera recibir a todos sus hijos y nietos en las 10,500 hectáreas que conformaba el lote.
De aquellos tiempos se tiene registro que era un paraje donde los habitantes de finales del S.XIX iban de paseo a Nombre de Dios los domingos para ir a misa y después pescar o hacer días de campo a las orillas del Río Sacramento como advierte el historiador Jesús Vargas.
No obstante de aquella finca previa a la hoy ‘Quinta Carolina’, poco o nada se tiene registro, salvo que era un terreno en el que hubo producción de hortalizas boyante fruto de la densidad boscosa y la afluencia del río Sacramento que alimentaba a la zona. Dicho predio fue habitado por el General Trías con su familia durante la estancia del presidente Juárez en Chihuahua. Al deceso del militar, Luis Terrazas se interesó por las tierras, quien al conocía a la familia y al saber que estaban disponibles para compra/venta no dudó en sumar dicho predio a sus otras posesiones cercanas al lugar como son El Rancho ‘Las Encinillas’ y El Hospital Verde, mismo que Doña Carolina Cuilty administró hasta el día de su muerte.
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Un obsequio para la urbanización
Sí bien la construcción de la ‘Quinta Carolina’, fue un regalo espléndido en el ámbito de lo doméstico, también lo fue en lo urbanístico, ya que el desarrollo de este complejo arquitectónico implicó el despliegue de toda una infraestructura para la creciente ciudad de Chihuahua, al acercar la zona centro con el norte, como advierte el Arquitecto Luis Armendáriz, restaurador del actual complejo cultural, “Terrazas implementó todo clase de embellecimiento y amenidades de la zona como se estilaba en Estados Unidos, Francia y la Ciudad de México; al incorporar alumbrado público, rieles para el tranvía, una alameda y mucho más, que favorecieron el interés por la zona geográfica que en ese entonces eran las orillas de la localidad.”
De manera que con la construcción del casco histórico de la Quinta, también se estaba dando por iniciada una era de esplendor, donde otras familias acaudaladas de la época replicaron el gusto por tener casas de campo dentro de la ciudad, como burbujas de paz en medio del bullicio del Estado.
Recordemos que Chihuahua por mucho tiempo fue la economía predominante del Norte de la república, por lo que no era de extrañar que inclusive empresarios estadounidenses e industriales británicos tuviesen sus casonas en la localidad, fruto del auge ganadero y minero que la región produjo durante 200 años. “Terrazas no sólo creó una casa bellísima para el retiro de su familia, sino que incentivó una inversión inmobiliaria en la que se fueron sumando, cuarteles, capillas, zoológicos, lagunas artificiales, comercios además de otras residencias extraordinarias. Su visión sobre cómo debería ser esta parte de la ciudad es muy parecida a la que los hombres ricos de Nueva York estilaban tener en los Hamptons, y como sobraba espacio a la par de bonanza todo aquello fue posible de alcanzarse. Sin embargo la revolución mexicana alteró todos esos planes.” Daniela Otero, docente de la licenciatura de ingeniería en Desarrollo Territorial.
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El artífice detrás de la Quinta Carolina
Ahora bien, si a Luis Terrazas se le debe el salto a la modernidad de Chihuahua, a Pedro Ignacio de Irigoyen se le tendría que reconocer como el autor de los más hermosos inmuebles del estado, quien estuvo al frente del Instituto Científico y Literario de la localidad, tras su regreso de Francia, donde se especializó como Ingeniero Minero, y posteriormente se integró al Congreso constituyente de 1857.
Se estima que a partir de entonces el arquitecto Irigoyen y el latifundista Terrazas, unieron visiones para concertar obra pública y doméstica, dando como resultado el Palacio de Gobierno, La Casa Siglo XIX o el Parque Lerdo, así como la construcción de la famosa Quinta Carolina. Sin embargo la mansión de campo no la diseñó el ilustre Irigoyen, sino otro arquitecto de origen norteamericano apellidado West, quien vivía en la capital del país y que tras el encuentro con Terrazas en el círculo de científicos en Palacio Nacional, conversaron para la creación de la Quinta.
West se inspiró en el estilo colonial de México virreinal en consonancia con el neoclásico que imperaba en la era, dando como resultado una vivienda con rasgos muy interesantes tales como los patios interiores, la capilla cuyo mural religioso dedicado a San Carlos Borromeo por el pintor italiano Ettore Serbaroli, -el único de los tres murales que que permanece intacto-, ya que los otros dos fueron consumados por el fuego en distintas épocas siendo el primer siniestro el del Teatro de los Héroes y posteriormente el Palacio de Gobierno. Finalmente el domo fue una aportación de Irigoyen a la casona fruto de sus estudios por Florencia y Francia para coronar la casa del hombre más poderoso del noreste de México.
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La debacle de una época
Tras el triunfo de la Revolución Mexicana y el acceso de Villa a la gubernatura del Estado la Quinta Carolina, sufrió todo tipo de robos, saqueos y siniestros, ya que desde el año 1913 hasta 1989, esta propiedad fue testigo de toda clase de exabruptos, desde las intenciones del Centauro del Norte por convertir la casona en la primera universidad fronteriza, hasta ser el hogar del Gobernador Manuel Chao Rovira. No obstante el comienzo de su hundimiento sucede en los años 30 cuando, la mancha urbana se expande, se explotan los mantos acuíferos, se sacrifican los bosques que fomentaron la sequía de la alameda de la finca y se crearon viviendas populares alrededor de la zona forma regular e irregular. Siendo su peor momento en la década de los 70, cuando toda clase de personas comenzaron a aventarse de la propiedad, destruyendo el patrimonio y su valor histórico.
Fue entonces cuando sus herederos los Muñoz Terrazas luego de enterarse de la condición del inmueble deciden donar el predio al estado y con ello impedir su deterioro. El gobierno estatal y federal pronto destinaron fondos para el rescate de esta joya arquitectónica durante largo tiempo hasta dimensionar a la Quinta como un centro cultural comunitario.
Resurgimiento de ‘La Quinta’
Y aunque jamás se verá como en sus mejores años del porfiriato, este espacio representa para las colonos un ‘faro de luz’ en términos artístico/creativos, ya que desde que fue restaurada en 2009, opera como Centro Cultural Comunitario, al albergar todo tipo de expresiones plásticas y estéticas, siendo especialmente importante, la creación de la orquestas infantiles y juveniles NUCAM, donde los pequeños se inician en el mundo de la composición musical de varios instrumentos, finalizando en varias generaciones de jóvenes intérpretes así como la sala de lecturas del Semillero Creativo que acerca al público en general el gusto por la investigación por medio de la biblioteca comunitaria.
La ‘Quinta’ como llaman afablemente los moradores de la zona a la finca de Terrazas, opera hoy también como un foro diverso y vivo, el cual se puede emplear para múltiples actividades, desde sesiones de fotográficas para Bodas y XV (con valor de 680 pesos en adelante), así como fungir como teatro, galería y mucho más, cobrando relevancia para todo aquel público interesado en exponer su trabajo en una residencia sin par.
Próximamente el centro dará cobijo a un bazar navideño donde habrá toda clase de vendimias y recitales estacionales, que dejan en evidencia el interés del Gobierno de Chihuahua por mantener vigente este tesoro colectivo.
Si te interesa conocer más detalles sobre su departamento de difusión y otros eventos llama al 6144993442 o 6146069397 en un horario de 9:00 AM a 4:00 PM de lunes a viernes.
Dirección: Quintas Carolinas V Etapa 31146 Chihuahua, México.
