Capirotada, chacales, tortitas de camarón y lentejas, alimentos tradicionales que no pueden faltar en la mesa durante la temporada de Cuaresma, principalmente los viernes en que la Iglesia como madre exhorta a la comunidad católica a prescindir de la carne.
El pasado 22 de febrero la Iglesia Católica celebró el Miércoles de Ceniza, con la cual dio inicio el tiempo litúrgico de la Cuaresma un camino de 40 días como una preparación para la Pascua a semejanza de Jesús que permaneció durante este tiempo en el desierto antes de su pasión, muerte y resurrección.
Esta celebración solemne se inauguró con un signo peculiar, la ceniza símbolo de humildad y penitencia, con la que cada católico manifestó su deseo de convertirse además de ser un signo de anonadamiento, de muerte porque se reconoce lo caduco que es la vida, pero también la necesidad de volverse a Dios.
Durante este tiempo la Iglesia como Madre, llama a la comunidad a realizar tres prácticas como la oración, el ayuno y la limosna, mismas que permiten encontrarse con Dios, con los demás y en lo individual.
Desde antiguo preparar comida que incluyera carne era considerado como alimento costoso y suculento, por ello una forma de practicar el ayuno es prescindir de este producto de origen animal como una manera de austeridad.
Por ello algo que se ha convertido en una tradición en los hogares, es la preparación de comidas hechas a base de granos, como lentejas, alubias, patoles, y chacales, las cuales no pueden faltar al menos el Miércoles de Ceniza, todos los viernes de cuaresma y en Semana Santa.
De igual forma las familias acostumbran a consumir tortitas de camarón, hechas a base de chile colorado y huevo, así como la capirotada, un alimento dulce acompañada de cacahuate, nuez, pasas o arándanos, piloncillo y queso gratinado.
Actualmente la Iglesia invita a los católicos que tienen entre 18 y 59 años a realizar el ayuno, el cual consiste en reemplazar la comida fuerte del día, es decir, el desayuno, principalmente todos los viernes de cuaresma incluyendo el Viernes Santo.
Publicada originalmente en El Sol de Parral