De acuerdo a las Cifras de Salud Mental del Inegi, al segundo trimestre de 2022, un 3 por ciento de niñas y niños menores de 12 años en la entidad, refirieron sentir dificultad para dormir, estudiar, o llevar a cabo sus actividades sin preocupación, en los últimos tres meses.
El Inegi muestra que la población de 0 a 12 años de edad en la entidad es de 768 mil 022 menores, lo que significa que poco más de 23 mil (correspondiente al 3 por ciento) presentan síntomas de trastornos del sueño y conductual.
Lo anterior indica un aumento respecto al segundo trimestre de 2019, cuando la encuesta refirió un 2 por ciento de la población menor de 12 años con este tipo de problemas, es decir, 15 mil 360, una diferencia de 7 mil 680 casos.
Aunque la encuesta no refiere si los menores encuestados recibieron atención médica por presentar dificultad para dormir o concentrarse, sí señala que identificaron estos hechos como un problema de salud.
La mayor parte de quienes refirieron experimentarlo fueron niñas, con un 59.8 por ciento de los 23 mil 040 casos, y la edad en que más se presentó fue de los 9 a los 12 años de edad.
Celulares y otros dispositivos alteran el sueño
El uso excesivo de dispositivos electrónicos es uno de los factores que hoy en día provocan baja calidad del sueño en las y los niños, por lo que es necesario que madres y padres de familia estén atentos al descanso adecuado de sus hijos, informó la coordinadora de Salud Pública del IMSS, Brenda Ramírez Vega.
Señaló que cuando las y los niños no duermen lo suficiente o no logran descansar durante las horas de sueño llegan a presentar decadencia de desempeño en el estudio, falta de atención, disminución de la concentración y descenso de rendimiento académico.
Expuso también que es muy frecuente que en periodo vacacional los menores alteren sus horarios pues duermen más tarde, lo que lleva a despertarse más tarde y esto crea ese círculo o cambio en hábitos de descanso. La coordinadora agregó que es importante retomar buenos hábitos en el sueño más aún por el regreso a clases.
Detalló que existen elementos fundamentales para una buena calidad del sueño, entre los que destaca la duración, debe ser suficiente.De los tres a cinco años, se recomienda un horario de sueño de 10 a 13 horas, incluidas las siestas; de los seis a 12 años, de nueve a 12 horas; y en adolescentes de 13 a 18 años, entre ocho y 10 horas de sueño, continuas.
Las condiciones ambientales como temperatura, ruido, luz, comodidad de la cama y dispositivos electrónicos pueden modificar el descanso, y la incapacidad para obtener calidad en el sueño puede conducir a poca vigilancia, decadencia de desempeño en el estudio, falta de atención, disminución de concentración y de rendimiento académico.
Dormir bien va más allá del hecho de descansar, ya que mientras se duerme los tejidos, funciones físicas y mentales se restauran.