Al cierre de 2022, de registarron total de 2 mil 628 personas en tratamiento antirretroviral por VIH" de los que la mayoría oscila entre los 30 y 44 años con 961 casos mientras que la población de 15 a 29 años corresponde a 437 casos.
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De acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y SIDA, los casos de tratamiento Retroviral atendidos en 2022 entre ambos grupos suman 1,398 casos.
Respecto a 2021 se observa un aumento pues en dicho año hubo 2 mil 452 personas en tratamientos.
La estadística indica que del total de casos más del 90 por ciento son en hombres, tanto quienes son diagnosticados cómo quienes llevan al tratamiento.
De acuerdo al Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y SIDA, los casos de infección por VIH en hombres homosexuales y HSH (hombres que tienen sexo con hombres) sigue en aumento.
A nivel nacional la prevalencia de VIH en estos grupos es de 12.6 por ciento y el riesgo de contraer la infección es 28 veces mayor que en la población general.
Existen distintos factores que permiten que este grupo sea más vulnerable, entre las que se menciona la presencia de "conductas sexuales de riesgo", como el sexo anal sin protección, pues para la persona receptiva es de hasta 13 veces mayor el riesgo.
Además se indica que existen otros factores como las múltiples parejas sexuales, el uso de sustancias psicoactivas y alcohol durante las relaciones sexuales.
Hombres homosexuales y hombres que tienen sexo con hombres, personas que practican el trabajo sexual y quienes practican el trabajo sexual son otro grupo de "población clave" son más vulnerables.
El riesgo de contraer el VIH es 38 veces mayor para trabajadoras y trabajadores sexuales y en el país se tiene una prevalencia de con 5.2 por ciento en hombres y 0.45% en mujeres.
Otros factores que aumentan la vulnerabilidad es que entre las personas que se dedican al trabajo sexual, se incluyen mujeres, hombres y personas trans, que reciben dinero o bienes a cambio de servicios sexuales.
El Centro Nacional indica de forma textual que "el estigma y la discriminación que existen, incluso dentro de las leyes, políticas y prácticas que criminalizan el trabajo sexual, contribuyen a la creación de desigualdades e impiden que este grupo de población clave pueda acceder a los servicios de salud".
También muestra que muchas acciones "deben de ser llevadas a cabo para poner fin a estas situaciones que hacen que las personas trabajadoras sexuales sean más vulnerables a la infección por VIH".
Entre estas se cita la despenalización del trabajo sexual, la ampliación de protecciones laborales, y protección a personas que practican el trabajo sexual de los actores estatales y privados, para "poner fin al estigma y discriminación que afecta a este grupo".