De enero a la primera semana de agosto de 2020, un total de 361 personas fallecieron por enfermedades relacionadas con el alcoholismo, de acuerdo con la estadística de mortalidad del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Inegi.
Del total de fallecimientos, 210 están clasificadas como enfermedad alcohólica del hígado, y el resto fueron muertes por síndrome de abstinencia.
El Inegi muestra que el promedio anual en los últimos tres años de muertes relacionadas con el consumo excesivo de alcohol oscila entre 500 y 520 casos.
De acuerdo a la estadística, del total de muertes que se relacionan con el consumo de alcohol, el 87 por ciento ocurren en hombres y la edad media de estos casos oscila desde los 32 y hasta los 65 años, con mayor presencia entre los 50 y 62 años de edad.
Existen también casos de internamiento o complicación que no llegan a la muerte pero que muestran una edad promedio de 26 años, en la que se presentan síntomas graves por el consumo en varones.
En el caso de las mujeres, de lo estimado entre enero y la primera semana de agosto, la edad media con más muertes es de los 42 a los 56 años de edad, sin embargo, existen casos de jóvenes menores de 35 años que presentan problemas relacionados con el consumo de bebidas embriagantes-
En 2015, la estimación era de 94 por ciento de las muertes por alcoholismo, ocurrían en hombres en un rango de 42 y 67 años. Para 2018, el promedio oscilaba entre los 38 y 64 años, y un 88 por ciento ocurría en hombres.
Daños físicos y mentales
De acuerdo con la página “Salud en Línea” del Instituto Mexicano del Seguro Social, informó que el alcoholismo no es un vicio, es una enfermedad que ataca a cualquier persona sin considerar sexo, edad o clase social, que deteriora la salud física, sicológica y/ o mental de quien la padece.
En cuanto a daños en salud física, el alcoholismo provoca enfermedades del hígado como la cirrosis hepática; en daño mental, se refleja en la pérdida de trabajo, bajo rendimiento escolar y mala relación con la familia.
Aunque esta enfermedad no tiene síntomas precisos, sí se pueden identificar existen cambios notorios en el comportamiento de la persona. Quien lo padece tiene la necesidad de beber alcohol en cualquier momento y sin control, por lo que llega a realizar cualquier actividad a cambio de conseguir alcohol, además de mostrar desinterés por su salud y aspecto físico.
Cabe citar que como cualquier otra enfermedad, el alcoholismo debe ser atendido por un médico, ya que afecta al paciente tanto física, psicológica y socialmente.
La prevención debe iniciarse en edades tempranas, con una educación basada en la moderación, reforzada con el ejemplo en la familia, así como acciones que fomenten la autoestima y habilidades sociales, para que en el futuro elijan formas de diversión sana,