La mollera es una de las partes más delicadas del cráneo de los recién nacidos. Se refiere a la zona blanda en la cabeza del bebé, donde los huesos del cráneo aún no se han fusionado por completo. Médicamente conocida como fontanela, cumple una función crucial en el desarrollo infantil al permitir el crecimiento cerebral y facilitar el paso por el canal de parto.
Los bebés tienen dos molleras, ¿lo sabías?
En los bebés hay dos molleras principales: la anterior, que es la más grande y ubicada en la parte superior frontal de la cabeza, y la posterior, más pequeña, en la parte trasera. Estas áreas se encuentran abiertas para permitir que el cerebro del bebé, que crece rápidamente durante los primeros años, tenga espacio para expandirse. Con el tiempo, estas fontanelas se cierran, normalmente entre los 12 y 18 meses de vida.
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¿Cuáles mitos hay sobre la mollera?
Uno de los mitos más comunes en torno a la mollera es el concepto de la "mollera caída". En muchas culturas, especialmente en América Latina, se cree que la mollera puede hundirse si se maneja de manera incorrecta al bebé, como no sostener bien la cabeza o darle un golpe leve. Sin embargo, los pediatras explican que una mollera hundida puede ser signo de deshidratación o una enfermedad grave, no resultado de un mal manejo físico del bebé.
Otro mito es que la mollera puede levantarse utilizando remedios caseros. En algunos lugares, existe la creencia de que succionando el paladar o presionando la cabeza del bebé se puede “arreglar” una mollera hundida. Esto no solo es incorrecto, sino también peligroso. Los médicos desaconsejan estos métodos, ya que pueden lastimar al bebé y no abordan la causa real del problema, que generalmente es médica.
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En cuanto a los cuidados, muchos padres temen tocar o lavar la cabeza de sus bebés por miedo a dañar la mollera. Si bien es una zona delicada, no es tan frágil como muchos piensan. La piel y las membranas que protegen el cerebro son lo suficientemente resistentes como para permitir el baño y el cuidado diario. Se debe tener precaución, pero no evitar el contacto por completo.
Es importante mencionar que una mollera abultada puede ser signo de otra afección médica. Por ejemplo, un aumento en la presión intracraneal puede causar que la mollera se abombe, lo que podría indicar problemas serios, como hidrocefalia o infecciones, que requieren atención inmediata.
La mollera es una parte crucial del desarrollo cerebral de los bebés y debe ser cuidada adecuadamente. Los mitos populares que rodean este tema muchas veces provocan ansiedad en los padres, pero la mayoría de estos son infundados o se basan en desinformación.
Ante cualquier preocupación, lo más recomendable es consultar a un pediatra para obtener un diagnóstico adecuado y no recurrir a remedios caseros que podrían causar más daño que beneficio.
Publicada originalmente en El Sol de Parral