En el marco del Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, la Secretaría de Salud (SSa) dio a conocer algunos cambios que pueden ser indicio de la enfermedad.
Entre dichos cambios, la dependencia señaló que se presenta un engrosamiento de la mama; alteración en el tamaño, forma o apariencia y secreción anormal del pezón. Además, pueden presentarse cambios en la apariencia del pezón o areola, y alteraciones en la piel.
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La Secretaría de Salud destacó la importancia de la autoexploración, pues a través de esta técnica, es posible detectar cambios y la presencia de abultamientos anormales, que permiten una valoración médica temprana.
El cáncer de mama es una enfermedad que se produce cuando las células de las glándulas mamarias crecen y se multiplican sin control; aunque esto puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, más del 99% de los casos se presentan personas del sexo femenino.
La Secretaría de Salud destacó que en este tipo de cáncer, la genética o antecedentes de familiares con cáncer, son un factor de riesgo, sin embargo, en más de la mitad de los casos, no se presentan antecedentes familiares.
A partir de los 20 años, se debe realizar la autoexploración de mama, una vez por mes, lo que es conveniente realizar frente a un espejo, para poder observar cualquier cambio.
A partir de los 25 años es recomendable acudir con personal de salud para que realice la exploración clínica de mamas una vez por año. En caso de detectar una anomalía, se debe acudir al médico que determinará los estudios a llevar a cabo, como la mastografía.
Dicho estudio, identifica lesiones sospechosas de cáncer, y dependiendo el resultado, se complementa con otros exámenes. Además la mastografía se práctica a mujeres de entre los 40 y 59 años, incluso si no existen indicios, ya que permite identificar cualquier lesión no detectada en la exploración física.
Aunque el cáncer de mama no es una enfermedad prevenible, el Sector Salud reitera algunas recomendaciones que pueden ayudar a reducir el riesgo de ésta y otras enfermedades, y a llevar una vida saludable.
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Entre dichas recomendaciones se encuentra no fumar, mantener un peso saludable de acuerdo con la edad estatura y características de cada persona y realizar actividad física diaria, durante al menos 30 minutos.
Es importante llevar una dieta equilibrada, y en este punto también se hace hincapié en evitar productos procesados, pues contienen grandes cantidades de sodio, azúcares y grasas, pero además, conservadores, colorantes y otras sustancias que afectan la salud.
Debido a que el uso de tratamientos hormonales se considera un factor de riesgo, la dependencia exhorta a no utilizar reemplazo hormonal durante la menopausia, a menos que el médico tratante lo indique.
Asimismo, es importante que un médico supervise la toma de tratamientos anticonceptivos, o para tratar esterilidad, ya que la utilización de ciertas terapias hormonales por más de 5 años, se considera un factor de riesgo.