/ martes 7 de noviembre de 2017

Condenada a muerte, mujer que envenenaba con cianuro a sus maridos

Chisako Kakehi es conocida como 'la viuda negra'; sus abogados afirman que padece demencia

TOKIO.- Una septuagenaria japonesa, conocida como la "viuda negra", fue condenada a muerte este martes por asesinar a tres de sus cónyuges e intentar matar a otro, al término de un juicio que conmocionó al país.

Chisako Kakehi recibió el apodo de "viuda negra" en referencia a una araña que come a los machos tras el apareamiento, y también el de "envenenadora" porque utilizó cianuro para llegar a sus fines.

"La acusada hizo que las víctimas bebieran un compuesto con cianuro con intenciones homicidas en los cuatro casos", declaró este martes Ayako Nakagawa, la juez del tribunal de Kioto (oeste) donde se celebraba el juicio de Kakehi desde finales de junio, según informó la cadena pública NHK.

Los tres asesinatos y el intento habían sido premeditados y "bien preparados", añadió la juez, que dijo no "haber tenido otra opción" que enviar a la acusada a la horca por esos hechos.

Kakehi no mostró ninguna emoción al oír el veredicto. La mujer de pelo entrecano, que lleva un aparato auditivo, le había pedido a la juez que hablara fuerte.

"Por amor al dinero"

La justicia rechazó los argumentos de los abogados de la defensa, según los cuales la acusada padecía demencia y, por tanto, no podía considerarse como responsable penalmente.

El año pasado, varios exámenes médicos confirmaron que Kakehi sufría demencia, pero en un estado precoz, lo cual no le impedía comparecer ante el tribunal.

La fiscalía aseguró que la septuagenaria mataba a sus amantes tras haber procurado que la designaran como heredera de su patrimonio tras su muerte.

En más de una década logró amasar una fortuna de 1,000 millones de yenes (unos 8.7 millones de dólares) al cobrar los seguros de vida de sus cónyuges y heredar sus bienes inmobiliarios y depósitos bancarios, según la prensa japonesa.

Después perdió la mayor parte de su dinero en operaciones financieras ruinosas, antes de ser detenida en noviembre de 2014.

La juez Nakagawa declaró que Kakehi había matado "por amor al dinero".

"Moriré con una sonrisa"

Desde la muerte de su primera pareja en 1994 a causa de una enfermedad, mantuvo relaciones con una decena de hombres, de los cuales seis fallecieron, según los medios locales.

Kakehi se casó con cuatro de ellos a los que había conocido mediante agencias matrimoniales que le presentaban, a petición suya, hombres mayores, ricos, sin niños y que vivieran solos.

Se halló cianuro en los cadáveres de al menos dos de sus excónyuges, y los investigadores encontraron restos de veneno en los cubos de basura de su casa en Kioto.

En otro piso que tenía en la misma ciudad, la policía vio material para administrar medicamentos y libros de medicina.

Durante el juicio, la acusada había defendido su inocencia en un primer momento, antes de negarse a hablar. Sin embargo, en julio, sorprendió a todo el mundo al confesar el asesinato de su cuarto esposo en 2013.

"Lo maté (...) porque le daba decenas de millones de yenes a otras mujeres, pero a mí no me daba nada", dijo al tribunal, según la agencia de prensa Jiji.

Más tarde declaró ante los jueces que estaba lista para afrontar la pena de muerte. "Aunque me ejecuten mañana, moriré con una sonrisa", aseguró.

Sus abogados decidieron, no obstante, recurrir la decisión del tribunal de Kioto, lo que podría alargar aún más este caso judicial.

 

 

 

 

 

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TOKIO.- Una septuagenaria japonesa, conocida como la "viuda negra", fue condenada a muerte este martes por asesinar a tres de sus cónyuges e intentar matar a otro, al término de un juicio que conmocionó al país.

Chisako Kakehi recibió el apodo de "viuda negra" en referencia a una araña que come a los machos tras el apareamiento, y también el de "envenenadora" porque utilizó cianuro para llegar a sus fines.

"La acusada hizo que las víctimas bebieran un compuesto con cianuro con intenciones homicidas en los cuatro casos", declaró este martes Ayako Nakagawa, la juez del tribunal de Kioto (oeste) donde se celebraba el juicio de Kakehi desde finales de junio, según informó la cadena pública NHK.

Los tres asesinatos y el intento habían sido premeditados y "bien preparados", añadió la juez, que dijo no "haber tenido otra opción" que enviar a la acusada a la horca por esos hechos.

Kakehi no mostró ninguna emoción al oír el veredicto. La mujer de pelo entrecano, que lleva un aparato auditivo, le había pedido a la juez que hablara fuerte.

"Por amor al dinero"

La justicia rechazó los argumentos de los abogados de la defensa, según los cuales la acusada padecía demencia y, por tanto, no podía considerarse como responsable penalmente.

El año pasado, varios exámenes médicos confirmaron que Kakehi sufría demencia, pero en un estado precoz, lo cual no le impedía comparecer ante el tribunal.

La fiscalía aseguró que la septuagenaria mataba a sus amantes tras haber procurado que la designaran como heredera de su patrimonio tras su muerte.

En más de una década logró amasar una fortuna de 1,000 millones de yenes (unos 8.7 millones de dólares) al cobrar los seguros de vida de sus cónyuges y heredar sus bienes inmobiliarios y depósitos bancarios, según la prensa japonesa.

Después perdió la mayor parte de su dinero en operaciones financieras ruinosas, antes de ser detenida en noviembre de 2014.

La juez Nakagawa declaró que Kakehi había matado "por amor al dinero".

"Moriré con una sonrisa"

Desde la muerte de su primera pareja en 1994 a causa de una enfermedad, mantuvo relaciones con una decena de hombres, de los cuales seis fallecieron, según los medios locales.

Kakehi se casó con cuatro de ellos a los que había conocido mediante agencias matrimoniales que le presentaban, a petición suya, hombres mayores, ricos, sin niños y que vivieran solos.

Se halló cianuro en los cadáveres de al menos dos de sus excónyuges, y los investigadores encontraron restos de veneno en los cubos de basura de su casa en Kioto.

En otro piso que tenía en la misma ciudad, la policía vio material para administrar medicamentos y libros de medicina.

Durante el juicio, la acusada había defendido su inocencia en un primer momento, antes de negarse a hablar. Sin embargo, en julio, sorprendió a todo el mundo al confesar el asesinato de su cuarto esposo en 2013.

"Lo maté (...) porque le daba decenas de millones de yenes a otras mujeres, pero a mí no me daba nada", dijo al tribunal, según la agencia de prensa Jiji.

Más tarde declaró ante los jueces que estaba lista para afrontar la pena de muerte. "Aunque me ejecuten mañana, moriré con una sonrisa", aseguró.

Sus abogados decidieron, no obstante, recurrir la decisión del tribunal de Kioto, lo que podría alargar aún más este caso judicial.

 

 

 

 

 

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