Jorge Correa, cofundador de la Startup colombiana “EatCloud”, convocó a gobiernos, empresarios, organizaciones de la sociedad civil y la Academia para colaborar conjuntamente en el diseño de un proyecto que reduzca el desperdicio de alimentos y combata exponencialmente el hambre que se padece en Chihuahua.
Ante representantes del gobierno estatal, municipal, organizaciones como el Banco de Alimentos de México, Cáritas de Chihuahua, y organismos empresariales como la Coparmex Chihuahua, el experto dio a conocer que EatCloud, ayuda al ecosistema alimentario de las regiones a redistribuir los alimentos que no se alcanzan a vender, para combatir el hambre a gran escala, por lo cual consideró que en Chihuahua se puede articular un trabajo excepcional, basado en estadística e Inteligencia Artificial (IA) para conectar voluntades.
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Correa reconoció a Chihuahua Green como un gran catalizador en temas de innovación enfocados a la economía circular, que está logrando crear un ecosistema colaborativo, con mentes entusiastas que están generando nuevas ideas por un mejor Chihuahua.
Asimismo, agregó que los resultados de trabajar con EatCloud pueden ser sorprendentes e inmediatos, como se pudo constatar en una experiencia vivida con una constructora de carreteras en Colombia, que decidió invertir 60 mil dólares para comprar alimentos y suministrarlos a través de sus voluntarios, a fin de compensar los efectos causados por su huella de carbono.
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No obstante, la Startup logró intervenir en el proyecto para conectar a los bancos de alimentos con la industria, y que la comida que no se vendiera o no se consumiera fuera suministrada a esas comunidades; añadió que con el presupuesto destinado por la compañía se podrían comprar cerca de 45 mil platos de comida, pero al potenciar la interconexión mediante el modelo de EatCloud, en seis meses se lograron suministrar 170 mil platos de comida, y a la vuelta de un año y medio, se habían colocado más de 1 millón de platos con alimento, 25 veces más de impacto respecto de lo que se proyectó inicialmente.
“Los resultados de trabajar así son inmediatos, cuando el gobierno empieza a hacer el llamado a la acción a la industria, esta se conecta y empieza a generarse el cambio, se unirán unos como punta de lanza, y otros más de manera posterior, incrementando mensualmente el número de alimentos”, precisó.
Detalló que desde la implementación de este modelo se puede cambiar la realidad social, ya que de acuerdo con informes científicos, cuando un niño menor de cinco años tiene desnutrición crónica, en el futuro tendrá 14% menos coeficiente intelectual y cinco años menos de escolaridad, lo que derivará en que perciba 50% menos de salario que un niño que pudo tener comida.
“Según gente muy erudita en términos económicos esto puede impactar 11 puntos porcentuales en el PIB de los países en vías de desarrollo, pero ¿esto qué quiere decir? que el hambre perpetua círculos de miseria y que, a un niño, por el solo hecho de tener hambre, le va a tocar vivir más difícil que un niño que puede acceder a alimentos”, reveló.