Salvador Creel es reconocido por sus perfiles de empresario y banquero, merced a la creación de exitosos negocios y a la fundación de Crédito Mexicano, por ejemplo. Son menos conocidas, sin embargo, sus facetas como intelectual católico e historiador de la economía chihuahuense, así como su promoción de iniciativas sociales. Agradezco a María Luisa Ryan de Creel y a Cristina Creel Ryan por sus comunicaciones.

El empresario y la banca.

Salvador Creel, a principios de la década de los 60 y, ante la desaparición de Eloy S. Vallina, constituyó el Grupo Económico Mexicano, que fue la segunda agrupación más importante de la entidad, después del Grupo Chihuahua. Administró más de 40 empresas, algunas nacionales en todos los ramos. Los asociados en este grupo fueron: Enrique Elías Müller, Óscar Almeida Chabre, Juan Muñoz Terrazas, Jaime Creel Sisniega y Macario Pérez Martínez, de Chihuahua. Gabriel Alarcón, Francisco Medina, José Miguel Nader, Jorge Creel de la Barra y Alberto Bustamante Boyer, del interior del país.

En conferencia expuesta durante la asamblea de Ejecutivos de Ventas y Mercadotecnia, en 1973, con el título: “La empresa, su naturaleza. Su realidad mexicana”, expresaba: [El cumplimiento del propio destino] “sólo es posible si nos entregamos a la ardua tarea de la preparación científica y técnica y, sobre todo, si trabajamos en nuestra vida interior para ser humildes, fuertes e íntegros para no permitir que las emociones, intereses y satisfacciones personales nos lleven a negar la verdad de las cosas, a falsificar las metas o a emplear medios y métodos inmorales e injustos”.

Su artículo titulado “El crédito y la banca en Chihuahua” describe ampliamente el lugar de los principales actores de la construcción económica chihuahuense desde 1745 con Nicolás López de Anda, hasta 1960, con Eloy S. Vallina, pasando por Enrique Creel. Dice Salvador Creel: “Toca pues al estado de Chihuahua el honor no sólo de haber sido la cuna legal de los bancos de emisión, sino el campeón de los capitales bancarios mexicanos frente a los extranjeros y de los bancos de provincia frente al monopolio bancario de la capital”.

El intelectual católico.

Tanto María Luisa Ryan como Leopoldo Lozano recuerdan a Salvador Creel como un líder con una visión amplia, social-cristiana, de los problemas y soluciones para Chihuahua y México. Creel escribe lo mismo sobre historia de la Iglesia que de economía estatal o educación superior. No lo hallamos en las nóminas de miembros de los Caballeros de Colón, ni frecuentó tampoco los clubes de servicio, no obstante, encontró sus propias formas de sostener proyectos sociales con signo cristiano.

En el artículo “Apuntes sobre la Arquidiócesis de Chihuahua”, publicado en el libro Chihuahua en su 250 aniversario, escribe: “Así se formó México: con la espada que corta y hace súbditos y la cruz que une y hace hijos de Dios. Hoy, cinco siglos después, la espada que tuvo su parte de heroísmo y de gloria y que dejó su huella para siempre, descansa ya. Pero la cruz, informando el alma de México, sigue siendo el centro donde se resuelven las metas personales y el destino colectivo”.

En los archivos familiares se guardan documentos y cartas de Salvador Creel Sisniega a varios presbíteros, uno de ellos en Kampala, Uganda; en las que les instruye el uso de un depósito en miles de dólares para sostener los gastos de misioneros y de la construcción de una capilla de la Virgen de Guadalupe en África. Por esa época (1988) Uganda resentía una guerra civil en medio de una crisis económica.

En la carta, Salvador Creel expone: “El subdesarrollo económico es siempre resultado del subdesarrollo moral, político y cultural y cualquier mejoría se logra solamente con mucho trabajo de la comunidad, dirigida por un buen gobierno, en estructuras políticas y sociales eficientes. A Uganda le costará muchos años de esfuerzo y muchas caídas el llegar a tener mejores condiciones”.

Los Amigos de la Verdad y el Iches

Parte de una generación cuyo liderazgo se desplegó en los años 50, en plena etapa de desarrollo económico, Salvador Creel animó un círculo de empresarios intelectuales conocido simplemente como Amigos de la Verdad. María Luisa Ryan rememora, entre los miembros, por ejemplo, a Mario Arras, diseñador del templo de San Felipe Apóstol, coordinador del taller de poesía Pablo Ochoa y director del Centro Cultural Chihuahua. También Rodolfo Cruz Miramontes, abogado cofundador de la Escuela de Derecho de la Universidad (hoy Autónoma) de Chihuahua.

Los Amigos de la Verdad emergieron al calor de las conferencias del Instituto Chihuahuense de Cultura Hispánica, que presidió Salvador Creel Sisniega y cuyo director fue José Fuentes Mares, quien también fue rector de la máxima casa de estudios. Jóvenes empresarios y profesionistas con sentido social, compartían la tarea de reflexionar sobre los problemas de la época y buscar soluciones de cuño humanista. Uno de los temas favoritos de Salvador Creel, como catedrático de la Universidad de Chihuahua, fue: “El humanismo y la técnica de la administración”.

Estos profesionistas y empresarios católicos, para detonar sus charlas recurrían al texto que trata del juicio contra Sócrates, el famoso filósofo. La injusticia del proceso les permitía discernir criterios éticos y filosóficos aplicables a los problemas del momento. Desde estas plataformas de reflexión, emergieron proyectos como el Instituto Chihuahuense de Estudios Sociales, del cual hablamos en artículos precedentes. Salvador Creel no fue presidente de Iches, pero en cambio, fue uno de sus ideólogos y financieros más comprometidos.

Las oportunidades de Chihuahua

En su “Estudio Económico del Estado de Chihuahua”, fechado en abril de 1962, diagnosticaba Salvador Creel: “El crecimiento de las sociedades financieras se ha visto detenido por los topes establecidos por la H. Secretaría de Hacienda, lo que ha motivado una salida de capitales a corto plazo… que al no encontrar inversiones a mediano plazo seguras y con un rendimiento adecuado invierten en los Estados Unidos... Es urgente el encontrar a capitales a corto plazo inversiones convenientes en México de tipo institucional con objeto de poder incluirlos a las inversiones dentro del territorio nacional”.