En un artículo anterior comentamos acerca de las escuelas primarias públicas edificadas por Promociones Educativas A. C. Pues, una vez que esta iniciativa se vio coartada por el fin del pacto público privado que la había hecho posible, a principios de los años 70, el impulso solidario de su fundador no se vino abajo, sino que concibió otra iniciativa por la educación.
También hemos mencionado algunos fondos privados de becas que se han desarrollado a lo largo del siglo pasado. Por ejemplo, la Fundación Ignacio Uslé Fernández; el fondo Rotario, de Philip Baber, Elías Saad y Carlos Stege; así como la Fundación Chihuahua de Federico Terrazas Torres. En esta entrega, retomamos las becas de Fundación Cooperación Educativa.
Orígenes del fondo de becas.
Víctor Manuel Cruz Márquez (ex presidente de la COPARMEX en los años 60), conformó en el año de 1976, Cooperación Educativa A. C. con el fin de apoyar a los hijos de los empleados de sus empresas, mediante becas académicas. La iniciativa respondía fundamentalmente a una moción de solidaridad con el progreso de sus colaboradores. El fondo escolar se estableció con cooperaciones de las varias compañías de su propiedad, como Comisionistas de Chihuahua (de distribución de gas), DINA, JIDOSHA y MAQSA.
Jorge Cruz Russek recuerda que, a mediados de los años 80, acompañó a su padre a la ciudad de México para concretar la venta de un importante negocio. Una vez cumplido el objetivo de la colocación, don Víctor le comentó que, debido a que aquella transacción le había reportado buenos réditos, había decidido dedicar la mitad del monto obtenido a la financiación de becas para estudiantes.
Evolución del programa.
Al inicio del programa, no se tenía una proyección clara en relación de a cuántos estudiantes ni cuáles niveles educativos habrían de financiarse. Hubo muchos casos de estudiantes que, de manera progresiva, se fueron beneficiando de la bolsa, desde el inicio de sus estudios primarios hasta la conclusión de los superiores. Así se procedió durante 25 años aproximadamente.
A partir del 2000, se sumaron como aportantes al proyecto: Víctor, Jorge y Jaime Cruz Russek. En esos años, no solamente se enfocaban a los hijos de los empleados de las empresas propias, sino que don Víctor Cruz Márquez detectaba líderes y talentos de todos los sectores sociales y entonces los promovía a través de Cooperación Educativa.
En sus 35 primeros años de existencia, Cooperación Educativa A. C. respaldó a 324 becarios, registrados de 1976 hasta al año de 2012. Esto es, apoyó durante 15 o 17 años a muchos de este grupo de jóvenes de manera permanente. Habría que multiplicar el número de becarios por los años de estudio para dar con una cifra cercana al impacto educativo logrado.
Un nuevo Consejo con nuevas políticas.
Posterior a la muerte de don Víctor, Jorge Cruz Russek se hizo cargo de la presidencia y, al mismo tiempo, se replanteó la estrategia de apoyo. A partir del año 2013, el objetivo de las becas fueron los estudiantes más destacados o con indicios de potencial. También se apoyaron intercambios académicos para universidades en otros países.
A partir de entonces, el consejo está formado por: Jorge, Laura y María de Lourdes Cruz Russek, Carmen Cuilty Siller, René M. Nava Rubio, Laura Molina Cruz de Heimpel, Lupitina Jiménez Salinas de Mares y María del Pilar Cruz. Muy recientemente, Alejandro Lara Cruz asumió la presidencia.
De 2013 en adelante se profesionalizó la actividad de la asociación mediante la inclusión de una directora de tiempo completo, Claudia Ochoa, y se dieron a conocer los apoyos de manera masiva a la comunidad. De este modo, de 2016 hasta el 2019, la política fue exclusivamente becar a estudiantes de educación superior, muchos de ellos inscritos en la UACH. Se habla de 100 alumnos anualmente.
Frente a la desintegración familiar y la pandemia.
Desde 2018 se publica en los diarios locales la convocatoria en el mes de marzo y es totalmente abierta a la ciudadanía. No obstante que se reciben candidaturas interesantes y competitivas, el programa se fortaleció con la integración de cursos y talleres para los becarios, enfocados al enriquecimiento personal, temáticas que implican el desarrollo de personalidad, la oratoria, las finanzas, la empleabilidad, la visión de futuro y otros tópicos para abrir su panorama y sortear los obstáculos de la desintegración familiar.
En estos años complejos por la pandemia del Covid, los estudiantes se han visto impelidos a dejar los estudios y a buscar empleo a fin de equilibrar las finanzas familiares. Igualmente se ha hecho presente el problema del acceso a internet y de la falta de dispositivos para seguir de cerca los estudios, así como algunos cuadros inéditos de desconcierto y depresión. A pesar de ello, solo algunos cuantos becarios han dejado el programa.
Un legado vigente.
Hay ejemplos interesantes de becarios, como el de Félix García Zamora, quien era un albañil que estudiaba en la Universidad Tec Milenio. Félix tenía beca de Gobierno del Estado, pero con el cambio de administración la perdió, a pesar de que sus buenas calificaciones y conducta avalaban su beca. Entonces, don Víctor intervino para financiar su carrera hasta terminar.
Entre otros becarios también están algunos hijos de los colaboradores de don Víctor en otros tiempos, como Francisco García Serrato, que se graduó de piloto y es hijo del profesor José García Rivas, por muchos años director de la ESFER. También Alejandro González Pacheco, hijo de Luciano González, quien fue gerente de COPARMEX por más de una década.
Así como ellos, varios más dejaron constancia de su agradecimiento. En los archivos familiares de los Cruz, se encuentra legajos de cartas y de testimonios, escritos por ex becarios que le hicieron llegar a don Víctor cuando cumplió 100 años. Hoy por hoy, Cooperación Educativa se fortalece a pesar de los inconvenientes y representa una opción para el desarrollo estudiantes de escasos recursos que aspiran a obtener una carrera profesional.
