A fines del siglo XIX, Carolina Cuilty Bustamante de Terrazas se involucró en la atención a los desvalidos de Chihuahua, a la manera de Carmen Romero Rubio de Díaz. Coincidió su iniciativa con la creación de la diócesis de Chihuahua y el mandato de Miguel Ahumada. Entonces, se registró un movimiento social de esposas e hijas de empresarios abocadas a la beneficencia.
Como ejemplo, reseñamos el caso de la Amiga de la obrera, institución que cumple ciento dieciocho años. Nos apoyamos en la Breve Historia de la Asociación de Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Chihuahua. Primer Centenario. 1894 a 1994, escrita por Leonor A. de Mar, así como de recuerdos y memorias de algunos testigos.
Las Damas de la Caridad (Vicentinas).
Esta asociación semillera integró en 1894 a las notables de la época. La presidencia quedó a cargo de Carolina Cuilty de Terrazas; la vicepresidencia, recayó en Matilde G. de Bezaury; la secretaría fue ocupada por Adela Terrazas de Muñoz; como tesorera fungió Felícitas Hirigoity de Zuloaga y, en el rol de proveedora, se eligió a Ángela Terrazas de Creel. La membresía inicial fue de más de 100 socias con cuota mensual incluida.
Se invitó igualmente a empresarios a que contribuyeran con donativos en efectivo o en especie (alimentos no perecederos y ropa). En 1902, el padre Bruno Álvarez, vicentino, fue artífice de la consolidación y la expansión de las obras hacia otras ciudades del Estado. Para 1903 los registros anuales de ingresos se ubicaban entre 3 mil 700 y 4 mil pesos. Ya en 1904 se visitaban cárceles y se atendía a los hijos de los internos.
Es muy importante señalar un aspecto: no obstante los apoyos económicos donados, muchas de las Damas de la Caridad atendían personalmente los centros para desvalidos, es decir, que ponían manos a la obra en los quehaceres cotidianos, sumadas a la administración de los vicentinos y junto al respaldo los obispos Ortiz y Pérez Gavilán. Con ese antecedente, surgió otro destacado proyecto.
La Amiga de la Obrera
En 1903, Luis Terrazas y Carolina Cuilty encabezaron la fundación de una obra caritativa y educativa para las obreras y sus familias de la ciudad de Chihuahua y, posteriormente, para rarámuris de la Sierra Tarahumara. Originalmente convocadas para ir a Santa Rosalía, las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, respondieron al llamado del obispo Nicolás Pérez Gavilán, de erigir La Amiga de la Obrera en la capital del Estado.
El obispo, alentado por el interés y el patrocinio de la pareja Terrazas Cuilty, abogó ante los superiores de la orden por la construcción de un centro de operación y de descanso para las misioneras en Chihuahua. De este modo, las hijas de obreras (solteras por lo general) y otras niñas necesitadas de la capital, compartieron la formación de las religiosas con las niñas de la sierra, que eran, principalmente, muchachitas de la etnia rarámuri.
Vocación y carisma.
Las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, fueron fundadas por el sacerdote José María Yermo Parres, quien murió al año de haber fundado la orden en Chihuahua. El padre Yermo infundió en el carisma educador algunos rasgos que se anotan enseguida, de acuerdo con la información de la página oficial de la obra, que nos parece pertinente y de actualidad.
“Que la Educación que impartan sea integral, es decir que busque el bien de toda la persona. Por tanto, ayudar a solucionar las necesidades físicas como es la alimentación, para lograr un buen aprendizaje.
Tener en cuenta el medio socioeconómico de los niños que frecuentan la escuela adaptando el horario si es necesario, para evitar la deserción y el ausentismo.
Educar para la vida, capacitando para el trabajo digno que permita la solución de las necesidades económicas.
Que los maestros sean auténticos educadores que formen el corazón de sus educandos.”
El enfoque de la Orden, dice su página digital, se basa en el desarrollo de la comunicación interpersonal, en la corresponsabilidad y en la valoración de las estudiantes. El espíritu de la pedagogía reúne integralmente elementos humanistas y cristianos, y tiene el objetivo de forjar agentes de transformación social. Actualmente se trabaja con niñas y niños y también con jóvenes, de quienes se espera promuevan el desarrollo de comunidades justas y solidarias.
La obra en la sierra y en la capital
La Amiga de la Obrera de la ciudad de Chihuahua tiene un sinuoso y productivo trayecto. Estuvo ubicada en quintas y locales diversos entre 1903 y 1968. El carisma de atención de los más pobres nunca se perdió y, en cambio, fue antecedente de otras instituciones educativas como el Colegio Chihuahuense creado en 1940: o la Escuela Comercial Para Señoritas, “Mariano Matamoros” (1953). Recientemente, en 1980, se constituyó la Secundaria Técnica Comercial a fin de ofrecer una mejor perspectiva laboral a los egresados.
Existen 12 casas escuelas en la Provincia Norte (que está conformada por estados fronterizos), administradas por la Orden de las Siervas, 9 de las cuales se localizan en el Estado de Chihuahua. Además, otras tres escuelas se localizan en los municipios serranos de Madera, Carichí y Matachí. Una sola casa escuela opera en nuestra ciudad y es el origen del resto. Los subsecuentes 8 internados, se dispersan en municipios lejanos de la Sierra Madre.
Por más de 118 años, las sucesivas generaciones de descendientes de la familia Terrazas Cuilty han velado, de manera discreta (tal como suele ser el caso de muchas empresas y empresarios), por la manutención y el crecimiento de la red de escuelas bajo el carisma instaurado por el Padre José María Yermo Parres. Lo anterior consta en los archivos personales de don Víctor Manuel Cruz Márquez, que falleció en 2015; también en la página de la Obra, así como en la memoria de las Siervas y en el recuerdo de las descendientes de la familia Márquez.