/ viernes 11 de febrero de 2022

Empresarios & Sociedad: La primera etapa de la FECHAC

Los primeros programas lanzados por el consejo fundador de la FECHAC

Decíamos la semana pasada que la tromba de 1990 fue el origen de una institución filantrópica única. Hoy exploraremos las condiciones históricas y políticas que permitieron su existencia y mencionaremos los primeros programas lanzados por el consejo fundador de la FECHAC.

Una crisis, un gobierno abierto y el liderazgo empresarial.

Hacia 1990, durante el gobierno de Fernando Baeza Meléndez, se registraba un movimiento de participación política y social de empresarios como pocas veces se había dado en la historia del Estado. Años antes, el pueblo chihuahuense se sintió ofendido por el gobierno federal debido a las elecciones de 1986 y las devaluaciones de los años 80. Los empresarios, de manera inédita, habían brincado del sector económico al político, vía partidos o asociaciones cívicas. En 1990, el descontento popular rondaba en el ambiente.

En 1954 se había registrado una efervescencia parecida. En ese año, la feroz tormenta que quebró la capital, se unió a una devaluación dolorosa y, para colmo, se sobrevino el artero asesinato del taxista Juan Cereceres. La consignación de quien se consideró un “chivo expiatorio”, enardeció al pueblo. La población salió a la calle, encabezados por el empresario Lázaro Villarreal y el gobernador tuvo que presentar su renuncia al cargo.

En 1990, se repitió el duro cuadro político-económico de 1954. Solo que, en esta ocasión, cupo la prudencia y la apertura del gobernador Baeza que contó, además, con la mediación de Patricio Martínez García quien había sido administrador en el gobierno estatal y, para ese año de 1990, presidía la Cámara de Comercio. Ambos, secundaron el liderazgo de Samuel Kalisch, entonces dirigente de la COPARMEX, y avalaron el modelo de apoyo que ha sido pilar de la FECHAC: el aumento a la tasa del impuesto sobre nómina.

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

FECHAC ante otras instituciones filantrópicas privadas.

El mecanismo de FECHAC es similar a las Juntas de Asistencia de los años porfiristas, o a la Asociación Municipal de Asistencia Social de los años 30. Es una conjunción virtuosa de sectores público, privado y social. Observamos que la diferencia radica en que se trata de un auto impuesto y no de una cooperación voluntaria, como en los casos mencionados. Por otra parte, la duración también marca un hito, pues pasa de ser temporal a indefinida y permite planear a largo plazo.

Que los empresarios le den más dinero al gobierno no es común. Al contrario, el ICHES operó merced a la filantropía de algunos destacados empresarios en la década de los 60, pero ellos se encargaban de dar, planear y ejecutar las obras en alianza con la sociedad organizada. Cuando estos altruistas dejaron la ciudad o pasaron a mejor vida, los grandes planes del ICHES vieron su final. La visión, no obstante, está ahí, en sus Jornadas socioeconómicas y en sus prospectos.

AMAS, por su parte, también trazó una visión hacia adelante en sus más de 25 años de existencia y trató de abarcar grandes áreas del sector social, en alianza con prácticamente toda la sociedad organizada, según observamos en sus circulares, reglamentos y hojas membretadas. Sus alcances se extinguieron cuando los desayunos escolares, su programa estrella, fue suplido por el federal, del presidente López Mateos.

Foto: Archivo | El Heraldo de Juárez

Inicios.

Inicialmente, el fideicomiso que antecedió al actual, se creó con el fin de atender la emergencia de los damnificados de 1990, sin embargo, una vez atendidas las necesidades respectivas, hubo un remanente en el recurso que fue dirigido a financiar infraestructura social. De ahí surgió la idea, en 1994, de procurar un fideicomiso específicamente para obras sociales y no para desastres naturales, con una duración indefinida y una planeación transexenal.

Propiamente dicha, la Fundación del Empresariado Chihuahuense fue creada en 1996, durante el gobierno de Francisco Barrio Terrazas, un empresario protagonista de lides democráticas que finalmente incursionó en la vida pública y, desde ahí, permitió la participación de la iniciativa privada. Ya en 1997, un primer programa se volvió insignia: ONEAMI, o la escuela para padres, cuyos resultados positivos pudo validar la UACH, hace algunos años.

Programas urbanos y rurales.

Después vino, en 1998, la experiencia de la sierra, que produjo el primer “choque” cultural entre lo que los chabochis proponían y lo que los ralámulis solicitaban. Esta y otras inmersiones en el terreno, llevaron a la realización de un Primer Encuentro con las Organizaciones de la Sociedad Civil. En 1999, se gestaron los primeros programas de economía solidaria, como el trueque de comida por productos, a través de CEDAIN. Del lado de las ciudades, la plaga del Sida obligó a buscar preventivos para adolescentes vía PEPSIDA.

En el año 2001, apareció en PIAI (Programa Interinstitucional de Atención a Indígenas) que acertó en la visión integral de las iniciativas altruistas. Paralelamente, Cd. Juárez generaba otra índole de intervenciones. Podemos mencionar las Casas de Cuidado Diario y el Centro la Vid, ambas para la niñez y la maternidad precaria en la frontera. Se intentó crear una banca popular y, no obstante que las primeras unidades fueron exitosas, se advirtió que el universo a financiar era enorme y que la FECHAC tendría que renunciar a otras líneas prioritarias de atención.

Sin embargo, el segmento de economía popular siguió entre los renglones prioritarios. En 2002, emergió PRODIA (Programa de Desarrollo Integral del Adulto Mayor) que se enfocó en dotar de capacidades productivas a ese rango etario, mediante capacitación que dio lugar a talleres de: costura, peluquerías y estéticas, gimnasios y tortillerías, entre otros negocios.

Adicionalmente, el sector empresarial se dio tiempo de revisar su compromiso social desde las propias unidades productivas, mediante el concepto de la Responsabilidad Social Empresarial, otra forma de ser recíproco con los vecinos, el ambiente y las autoridades.

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

Una narrativa generosa

Los líderes de la FECHAC no suelen mencionar nombres a la hora de citar logros y medallas (“para no omitir ninguno”). A pesar de ello, hay un recuento en el archivo de la Fundación, con fotografías y boletines que tejen una generosa narrativa. De esos 25 años, se antoja leer y platicar.


Decíamos la semana pasada que la tromba de 1990 fue el origen de una institución filantrópica única. Hoy exploraremos las condiciones históricas y políticas que permitieron su existencia y mencionaremos los primeros programas lanzados por el consejo fundador de la FECHAC.

Una crisis, un gobierno abierto y el liderazgo empresarial.

Hacia 1990, durante el gobierno de Fernando Baeza Meléndez, se registraba un movimiento de participación política y social de empresarios como pocas veces se había dado en la historia del Estado. Años antes, el pueblo chihuahuense se sintió ofendido por el gobierno federal debido a las elecciones de 1986 y las devaluaciones de los años 80. Los empresarios, de manera inédita, habían brincado del sector económico al político, vía partidos o asociaciones cívicas. En 1990, el descontento popular rondaba en el ambiente.

En 1954 se había registrado una efervescencia parecida. En ese año, la feroz tormenta que quebró la capital, se unió a una devaluación dolorosa y, para colmo, se sobrevino el artero asesinato del taxista Juan Cereceres. La consignación de quien se consideró un “chivo expiatorio”, enardeció al pueblo. La población salió a la calle, encabezados por el empresario Lázaro Villarreal y el gobernador tuvo que presentar su renuncia al cargo.

En 1990, se repitió el duro cuadro político-económico de 1954. Solo que, en esta ocasión, cupo la prudencia y la apertura del gobernador Baeza que contó, además, con la mediación de Patricio Martínez García quien había sido administrador en el gobierno estatal y, para ese año de 1990, presidía la Cámara de Comercio. Ambos, secundaron el liderazgo de Samuel Kalisch, entonces dirigente de la COPARMEX, y avalaron el modelo de apoyo que ha sido pilar de la FECHAC: el aumento a la tasa del impuesto sobre nómina.

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

FECHAC ante otras instituciones filantrópicas privadas.

El mecanismo de FECHAC es similar a las Juntas de Asistencia de los años porfiristas, o a la Asociación Municipal de Asistencia Social de los años 30. Es una conjunción virtuosa de sectores público, privado y social. Observamos que la diferencia radica en que se trata de un auto impuesto y no de una cooperación voluntaria, como en los casos mencionados. Por otra parte, la duración también marca un hito, pues pasa de ser temporal a indefinida y permite planear a largo plazo.

Que los empresarios le den más dinero al gobierno no es común. Al contrario, el ICHES operó merced a la filantropía de algunos destacados empresarios en la década de los 60, pero ellos se encargaban de dar, planear y ejecutar las obras en alianza con la sociedad organizada. Cuando estos altruistas dejaron la ciudad o pasaron a mejor vida, los grandes planes del ICHES vieron su final. La visión, no obstante, está ahí, en sus Jornadas socioeconómicas y en sus prospectos.

AMAS, por su parte, también trazó una visión hacia adelante en sus más de 25 años de existencia y trató de abarcar grandes áreas del sector social, en alianza con prácticamente toda la sociedad organizada, según observamos en sus circulares, reglamentos y hojas membretadas. Sus alcances se extinguieron cuando los desayunos escolares, su programa estrella, fue suplido por el federal, del presidente López Mateos.

Foto: Archivo | El Heraldo de Juárez

Inicios.

Inicialmente, el fideicomiso que antecedió al actual, se creó con el fin de atender la emergencia de los damnificados de 1990, sin embargo, una vez atendidas las necesidades respectivas, hubo un remanente en el recurso que fue dirigido a financiar infraestructura social. De ahí surgió la idea, en 1994, de procurar un fideicomiso específicamente para obras sociales y no para desastres naturales, con una duración indefinida y una planeación transexenal.

Propiamente dicha, la Fundación del Empresariado Chihuahuense fue creada en 1996, durante el gobierno de Francisco Barrio Terrazas, un empresario protagonista de lides democráticas que finalmente incursionó en la vida pública y, desde ahí, permitió la participación de la iniciativa privada. Ya en 1997, un primer programa se volvió insignia: ONEAMI, o la escuela para padres, cuyos resultados positivos pudo validar la UACH, hace algunos años.

Programas urbanos y rurales.

Después vino, en 1998, la experiencia de la sierra, que produjo el primer “choque” cultural entre lo que los chabochis proponían y lo que los ralámulis solicitaban. Esta y otras inmersiones en el terreno, llevaron a la realización de un Primer Encuentro con las Organizaciones de la Sociedad Civil. En 1999, se gestaron los primeros programas de economía solidaria, como el trueque de comida por productos, a través de CEDAIN. Del lado de las ciudades, la plaga del Sida obligó a buscar preventivos para adolescentes vía PEPSIDA.

En el año 2001, apareció en PIAI (Programa Interinstitucional de Atención a Indígenas) que acertó en la visión integral de las iniciativas altruistas. Paralelamente, Cd. Juárez generaba otra índole de intervenciones. Podemos mencionar las Casas de Cuidado Diario y el Centro la Vid, ambas para la niñez y la maternidad precaria en la frontera. Se intentó crear una banca popular y, no obstante que las primeras unidades fueron exitosas, se advirtió que el universo a financiar era enorme y que la FECHAC tendría que renunciar a otras líneas prioritarias de atención.

Sin embargo, el segmento de economía popular siguió entre los renglones prioritarios. En 2002, emergió PRODIA (Programa de Desarrollo Integral del Adulto Mayor) que se enfocó en dotar de capacidades productivas a ese rango etario, mediante capacitación que dio lugar a talleres de: costura, peluquerías y estéticas, gimnasios y tortillerías, entre otros negocios.

Adicionalmente, el sector empresarial se dio tiempo de revisar su compromiso social desde las propias unidades productivas, mediante el concepto de la Responsabilidad Social Empresarial, otra forma de ser recíproco con los vecinos, el ambiente y las autoridades.

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

Una narrativa generosa

Los líderes de la FECHAC no suelen mencionar nombres a la hora de citar logros y medallas (“para no omitir ninguno”). A pesar de ello, hay un recuento en el archivo de la Fundación, con fotografías y boletines que tejen una generosa narrativa. De esos 25 años, se antoja leer y platicar.


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