En medio de Cuchillo Parado y Tres Castillos, sitios legendarios de la historia chihuahuense, se extiende una añeja zona de explotación ganadera que, por generaciones, ha cabalgado la familia Baeza. En este recuento, abordamos algunos rasgos de su evolución empresarial hacia una zona pródiga y de eco turismo, así como su compromiso con la vida y la familia de jóvenes y parejas de la comunidad.
Zona mansa y apache.
Los ranchos ganaderos de los Baeza Montes y, más adelante, los Baeza López, se encuentran en una región cercana a Coyame, entre Tres Castillos, sitio histórico de la batalla en que murió el jefe Victorio; y Cuchillo Parado, cuna de Toribio Ortega, líder de la Revolución Mexicana. Justo después de la revolución, en 1917, nació Néstor Baeza Montes, cuya acta de nacimiento está en Ojinaga, aunque posiblemente haya nacido en Ruidosa, Texas, una tierra habitada por los pueblos jumanos y mansos.
En los ranchos de los Baeza se pueden encontrar lo mismo trincheras del Ejército Mexicano, en lo alto de las serranías; como mezcaleras (cunetas cavadas por los nativos en las montañas para guarecerse del clima hostil), metates, cuchillos y pedernales de uso cotidiano y beligerante. Ahí, aún se hayan aves raras como el bello halcón aplomado o vetas minerales de plomo de especiales características, producto que Néstor Baeza extraía con fines comerciales, antes de dedicarse a la ganadería.
Desde jóvenes también, tanto él como sus hermanos Eugenio y Manuel, se dedicaron al arreo de ganado desde esa región hasta las estaciones Colonia y Moctezuma, Chihuahua; en tiempos en que la Riverside Land & Cattle, compañía estadunidense, elevaba bovinos en esa región ubicada entre Coyame y la Sierra Blanca de Texas. No fue sino hasta 1941 que Néstor Baeza comenzó por su cuenta como ganadero, apenas cinco años antes de que la fiebre aftosa (1946) contaminara los hatos en nuestro país.
Ganadería en el desierto.
A pesar de las pocas precipitaciones pluviales, la zona es pródiga en pasto para el ganado bovino y permite desarrollar formas de explotación exitosa. No obstante, en aquellos años de tiempos de guerra mundial, sin pozos y en carro de mulas, había veranos de gran mortandad. Con los años, Néstor y los hermanos Baeza, se allanaron a las formas del desierto para producir ganado y exportarlo a los Estados Unidos.
En 1973, con la venta de la Empacadora de Chihuahua -cuyo presidente era Roberto Schneider- y con el apoyo del organismo privado Desarrollo Económico (Desec), un grupo de ganaderos se asociaron para formar la Empacadora Ganadera de Chihuahua, bajo la presidencia de Néstor y la gerencia de Eugenio Baeza Montes. El objetivo fue la exportación de carne chihuahuense a la ciudad de Chicago.
Otros socios fueron Alejandro Prieto García, Eduardo Prieto Corral, Federico López Piñón, Alfonso Ramos Sánchez, Antonio Vega Anchondo, Jay Whetten, Larry Mermott, Carlos Valles, Arturo Flores y Manuel Baeza Montes. Por varios años de la década de los 80, el mercado siguió siendo Chicago, pero paulatinamente, la compañía se volcó hacia el mercado local y del norte de México.
Liderazgo y calidad.
Para entonces, Alonso Baeza López (ex presidente de COPARMEX) asumió la dirección de la Empacadora. A la inversa de la industria ligera, este sector previó engordar ganado en Texas y Nuevo México para, más tarde, repatriarlo a México, bajo condiciones de mayor calidad y peso. Esto fue un referente nacional que la convirtió en líder del sector. En el nuevo siglo y hasta 2017, Néstor Baeza permaneció al frente. Por otro lado, el negocio se fortaleció a través de la empresa Bif Internacional, dirigida por Eduardo Baeza (también expresidente de COPARMEX).
Por el año de 1983, Eugenio Baeza Fares había trazado una ruta paralela, iniciando con la venta de cortes selectos para altos ejecutivos de la maquiladora. Retomó velozmente la fabricación de productos que habían sido el éxito de la vieja Empacadora, es decir, el procesado de carne de res, pavo y cerdo para los embutidos de Bafar. De igual modo, Enrique Baeza López, se dedicó a la exportación de ganado, aunque bajo un esquema diferente.
En este caso, tenemos un modelo novedoso de explotación ganadera en la que las reses no rotan en distintos potreros, de acuerdo con una metodología muy recurrente en el medio, sino que se mantienen en el mismo espacio a fin de evitar contagios y preservar las características ecológicas del terreno; todo ello con la filosofía de producir kilos de carne de calidad antes que muchas cabezas de ganado. Se trata de reses cuyo cuidado y alimentación gozan de trazabilidad sanitaria para un nicho más apreciado.
Compromiso social por la vida.
Así, Paulina Baeza Fernández se ha dado a la tarea de desarrollar una zona de Glamping o eco turismo, en ese espacio histórico referido, mediante la creación de Rancho Galilea, estudiado por la Fundación Mundial de la Fauna y objeto de reportajes como el de History Channel. Preserva una añeja forma de vida con un Museo al aire libre y una Misión que custodia un misal de 1780.
Por otro lado, Federico Baeza Mares, ex presidente de COPARMEX y hoy presidente de CCE, recuerda que la escuela de Coyame lleva el nombre de Néstor Baeza Montes y que él recibió de sus padres, María Antonieta y Eduardo, la vocación social cuando, de niño, lo llevaban hacer servicio a la Casa del Buen Pastor, internado femenil que por cuatro décadas han sostenido con diversos recursos.
Cada 18 de diciembre, las niñas celebran a Eduardo por su cumpleaños en agradecimiento a su apoyo. De ahí que Federico haya desarrollado una costumbre que, como otros empresarios, forma parte integral de su vida. Es una especie de enzima altruista, una proteína social que lo ha llevado a presidir VIFAC, institución líder a nivel nacional, que apoya a jóvenes embarazadas a optar por la vida, con capacitación y esperanza para superarse y/o a parejas que desean adoptar un bebé, confiadas en afrontar el futuro.