La trayectoria empresarial de Luis Lara Armendáriz y la empresa American Industries ilustran la transformación de la industria y el empleo chihuahuense. Su liderazgo, en conjunto con otros empresarios destacados de su generación, en el sector de la manufactura de exportación, ha traído grandes beneficios a la comunidad. No obstante, el pleno empleo ha generado retos importantes. Enseguida, trataremos de esbozar algunos rasgos de este vertiginoso cambio para la comunidad.
Luis Lara Leos y el queso menonita.
Como es nuestra costumbre, comenzamos los recuentos por un antecedente histórico familiar. En este caso, recordamos la huella de Luis Lara Leos en el desarrollo de un producto típicamente chihuahuense: el queso menonita. Someramente recordamos tres elementos clave para obtener su calidad original: el saber hacer de los inmigrantes menonitas, la introducción de tecnología europea y el oficio comerciante de Luis Lara Leos. Estos tres elementos son mencionados al respecto por la historia oral y algunas revistas empresariales.
Luis Lara Armendáriz, por su parte, nos cuenta que él inició su vida laboral en los almacenes de su padre, en un tiempo en que el queso ya era un producto exitoso en todo México. En ese ramo, prácticamente ya estaba todo hecho, por ello decidió buscar otros retos. Viajó a Singapur, en ese entonces un modelo de desarrollo, que aún inspira a varios empresarios. Pero, sobre todo, participó en la dirección del Parque Industrial Las Américas, primer complejo fabril de la nueva era.
CANACINTRA, DESEC y la manufactura ligera.
A principios de los años 70, la necesidad creciente de empleos y el rendimiento decreciente de algunos sectores agroindustriales como el silvícola y ganadero, obligaban a iniciar nuevas rutas para el desarrollo. Si bien, la carne y el queso eran buenos negocios, no ofrecían puesto de trabajo suficientes. Había una real preocupación en el empresariado por resolver el desempleo. De tres opciones de reconversión industrial que se exploraron en la CANACINTRA a principios de los 70 (el turismo, la minería y la industria ligera), se eligió ésta última, por razones de costo y beneficio, riesgo y oportunidad.
Un presidente centralista como lo fue Luis Echeverría apoyó la idea, entusiasmado por jóvenes empresarios de aquella época que fueron a proponérsela. En esa época se decía que el mejor programa social, era la creación de empleos, de modo que el modelo maquilero fue una bendición para los chihuahuenses y también para miles de mexicanos que vinieron a trabajar a la entidad.
Los gobernadores Óscar Flores y Manuel Bernardo Aguirre, secundaron el visto bueno de Luis Echeverría, con una condición: las autoridades anunciaron a los empresarios que el gobierno se encargaría de procurar salud, educación y vivienda; y que a los empresarios les tocaría generar empleos. Hoy nos parece lógico, pero en esa época y años más atrás, el empresariado además de crear empleos, construía casas, hospitales y escuelas para los obreros y sus hijos.
El empresariado, el Gobierno y la expansión industrial.
De este modo, Enrique Elías y Eloy S. Vallina construyeron el Parque Industrial Las Américas y Luis Lara Armendáriz fue el ejecutivo a cargo del complejo. Entonces, Chihuahua se convirtió en el líder de la promoción industrial extranjera, desarrollando una metodología de atracción de inversiones que más tarde fue adoptada por otras entidades del occidente del país.
La iniciativa privada generó el nuevo modelo de desarrollo económico con apoyo del gobierno, tal como había sido el acuerdo. Por ello se fundó DESEC (Desarrollo Económico del Estado de Chihuahua AC) en 1973 y, más tarde, se sumaron organismos como la AMEAC y Promotora de la Industria, donde el nombre de Luis Lara Armendáriz fue central quien, para 1980, arrancó las tareas de promoción extranjera, pero ahora desde Gobierno del Estado.
El saber hacer privado se trasladó, pues, a las oficinas públicas. Era el sexenio de Óscar Ornelas (1980-1986). Para esos años, se logró cubrir la demanda de empleos y se avizoraba un mayor crecimiento. En 1986, Luis Lara Armendáriz regresó a la iniciativa privada, no como ejecutivo, sino como inversionista líder de American Industries, en una carrera ascendente que continúa a la fecha.
Retos sociales y respuestas empresariales.
Alma Montemayor, en el libro el Poder de una visión, refiere que de 1986 a 1998, el modelo enfrentó “una crisis de adolescencia”: crecía, pero le hacía falta redefinir sus objetivos. La década de los 90 presentó problemas de inseguridad y violencia en el Estado, en especial para la mujer y la familia trabajadora que se había integrado masivamente a la industrialización. En esa época surgen las Casas de Cuidado Diario, la Fechac o Celiderh. Al interior de las empresas grandes, como American Industries, los colaboradores vieron mejorar sus percepciones, igual que en grandes empresas chihuahuenses como: Cementos, Copachisa, Crocsa o Interceramic.
Por esos años 90, fue necesario desarrollar modelos de Responsabilidad Social. La Usem, Fechac, Cemefi y otras instituciones, promovieron herramientas como el “balance social”. Estos esquemas formaron parte de American Industries, en donde la empresa y los colaboradores se involucran en proyectos de la comunidad con objetivos de sustentabilidad. De acuerdo con el último informe, el 80 % se dirige a educación, sea a través de becas o de apoyos a escuelas.
Sin embargo, en 2008, la violencia invadió los espacios públicos y Luis Lara Armendáriz, junto con otros líderes, se involucró en la formación de Ficosec (Fideicomiso de Competitividad y Seguridad Ciudadana). El acuerdo con el gobierno permitió al sector privado monitorear índices de violencia y ofrecer soluciones, como fue el caso de la creación del Cedipol, un excelente club de esparcimiento para las corporaciones policiacas y sus familias.
Las nuevas generaciones.
El modelo maquilador ha sido una bendición económica para los chihuahuenses, pero no puede ser la panacea de la cuestión social. Con Fechac y Ficosec, los empresarios han atendido aspectos sociales, superando la división de roles entre IP y gobierno, pues la realidad ha mostrado que los empresarios y el gobierno, más la sociedad organizada, pueden ser más eficaces para resolver los problemas sociales que solamente los gobiernos.