Antecedentes biográficos
Luis Salvador Corral Piñón nació en 1930 y murió en 2012. Fue originario de San Andrés o Riva Palacio. De cuna humilde, vio la luz y vivió en una casa con piso de tierra, en el rancho San Bernabé, propiedad de su abuelo. Su padre fue agricultor y un poco comerciante. Su madre, por otro lado, fue maestra de escuela y partera. Entre sus antecedentes familiares, contó con Luz Corral de Villa, cuyos esponsales se recuerdan cada año en San Andrés. Salvador Corral estudió hasta quinto año de primaria en la Escuela 333 de Ciudad Cuauhtémoc, único plantel educativo entonces.
Se incorporó muy joven al trabajo agrícola para contribuir al gasto familiar, mediante la siembra de frijol en tierras ajenas, “al partido” y de manera tradicional, con una yunta de bueyes. Más tarde, con el frijol cosechado y la compra de otros lotes levantados por menonitas, inició la venta al mayoreo, conduciendo un camión viejo hasta Nuevo León, desde donde traía naranjas para surtir el mercado chihuahuense. Trazó rutas con viajes redondos transportando quesos, pollos, llantas usadas o gallinas.
Se casó con Luz Camila Pérez Domínguez, oriunda de Cusihuiriáchi, cuya familia manejaba varios negocios. Cultivaba la agricultura y la ganadería de buen tamaño. Además, administraba un almacén y explotaba un aserradero, con lo que proveía al sector minero de la región. El jefe de familia había sido mayor del ejército revolucionario que, después de años de lucha, se había dado cuenta de que se perdían los objetivos y, entonces, mejor decidió invertir su esfuerzo en el trabajo productivo.
Parteaguas
Luis, su hijo, nos comenta que Salvador Corral tenía una capacidad innata para superarse. Fue él quien decidió ir más allá del trabajo agrícola de la mayoría de habitantes de la zona. Una vez establecido como comerciante de forrajes, de semillas y de productos agrícolas en general, se da cuenta que a algunos manzaneros les iba bien con sus huertas. Corral no fue el innovador del sector, sino que la primacía es de Enrique Wiebe Neufeld, quien introdujo los primeros árboles Stark.
En 1968 empieza a explorar y, en 1970, planta la primera huerta comercial en 40 hectáreas. Poco a poco fue creciendo la extensión productiva como puede verse cuando se viaja desde La Junta a Ciudad Cuauhtémoc. Después vinieron los primeros frigoríficos entre 1983 y 1984, una vez que se hizo claro que la manzana, como bien perecedero, únicamente se vendía en temporada y no había dónde almacenarla.
Luis Corral menciona que, en sus inicios, su padre se ganó la confianza de comerciantes ya muy establecidos de Chihuahua como Leopoldo Mares y Ricardo Wisbrun. Existen anécdotas que ameritarían un mayor espacio, relacionadas con momentos difíciles para el negocio en que estos dos empresarios fueron solidarios y decidieron fiarle a Salvador Corral, merced a su honradez y persistencia.
Mercado y calidad
Otra etapa importante fue la definición de la marca para diferenciar el producto por su calidad. El primer emblema fue, por muchos años, La Norteñita y, más tarde, se creó Delisana, como un paraguas para los distintos productos de la compañía: la manzana, el jugo “manzanísima”, el dip, las cerezas y sus versiones orgánicas. La empresa ha ganado premios por su manejo, como el título Walmart al “Proveedor de perecederos del año”, galardón que se consigue a base de un gran esfuerzo. Tyson, Sigma, Bachoco o Bimbo fueron algunos de los competidores superados en esta prueba.
La colocación en el mercado fue difícil y requirió de mucho tiempo y de constancia. La cobertura de La Norteñita es ahora por 360 días al año en toda la república. La clave fue la “madurez comercial” de los productos que consiste en el reconocimiento de los intermediarios y de los consumidores a la calidad ofertada.
La honestidad de las operaciones también fue fundamental, especialmente ante las grandes comercializadoras, cuyos empleados o intermediarios en ocasiones ponían condiciones poco honestas para, simplemente, iniciar una negociación. Afortunadamente, en una de esas grandes cadenas, pasó que unos malos elementos fueron despedidos y, entonces, se inició un proceso más equilibrado de mercadeo para proveedores que basaban su venta en la calidad del producto y no en otro tipo de acuerdos.
Liderazgo social
A la pregunta sobre el legado que deja la Revolución, Luis Corral considera que las diferencias de ingreso eran grandes en los tiempos previos a la guerra civil. Por ello, la enseñanza a aprender es que el empresario debe velar por todos los que están a su alrededor, sus colaboradores y la comunidad en general, ya que, si no hay un crecimiento para todos los sectores, la empresa pierde su legitimidad y su razón de ser.
El factor de desarrollo social no aparece al principio de la empresa fundada por Salvador Corral, que se aboca inicialmente a la existencia y rentabilidad del negocio, sino que esta idea, poco a poco se fue desarrollando y madurando. Corral decía de sus empleados que eran su “gente” en un sentido de vecindad regional y de creciente de responsabilidad por ellos, sus familias y por la comunidad.
La Fundación Camichalo de La Norteñita, debe su título a Camila (Cami) Pérez y a Salvador (Chalo) Corral, y surge en respuesta las necesidades de los colaboradores y de sus familias en Cuauhtémoc, pero también a las de jornaleros agrícolas migrantes quienes carecían de servicios básicos, como alimentación, salud, educación y esparcimiento; especialmente para miembros de la etnia ralámuli.
A partir de ir más allá de los linderos de la empresa y de salir a las casas y a las calles, se van dando otros niveles y procesos de liderazgo social. No se trata de meterse a resolver de modo personal cada problema que sale al paso, sino de apoyar otros liderazgos ya empeñados en las diversas soluciones propuestas. En la medida de lo posible hay que aprovechar las oportunidades de participar en diferentes instituciones. Siempre será mejor hacer algo desde dentro a quejarse de ellas desde afuera.