Ante el incremento de precios en alimentos, establecimientos formales que comercializan comida han tenido que ajustar sus menús, ya que son sujetos a revisión de la autoridad federal como es la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), acción que les representa un gasto extra, expuso Ricardo Perea, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro (Cocentro).
“Desafortunadamente, todos los que vendemos alimentos en el primer cuadro de la ciudad, llámese restaurantes, peleterías, locales que ofrecen burritos, tortas, hemos estado sufriendo estos embates en el incremento de los diferentes productos de la canasta básica”, indicó.
Citó ejemplos como la papa, la cebolla, el huevo, el frijol, el aceite para poder guisar los alimentos, que han incrementado entre un 25 y 30% desde inicios del año. “Esto nos lleva a tener que incrementar los costos que se reflejan siempre desafortunadamente en el consumidor final que es el cliente”, dijo.
El entrevistado refirió que hoy por hoy se observa cómo la economía tiene una recuperación y que, aunque quizá no es la que esperada, es constante, logrando cifras similares a 2019; sin embargo, destacó que lo preocupante es que la utilidad está muy recortada por estos incrementos que se han sufrido desde el inicio de 2022 y se proyecta que sigan incrementando.
Perea explicó que los negocios establecidos como son los restaurantes no pueden salir el día de mañana y hacer un incremento a los platillos, sino que consta de un procedimiento: deben realizar otra vez los menús, se tienen que ajustar, tienen que costear los platillos, porque son sujetos a revisión de la autoridad federal como es Profeco.
No obstante –apuntó-, hay otros locales que únicamente cambian el precio que escribieron en un pizarrón, por ejemplo; mientras que a los negocios formales se les complica un poco más porque hay que contratar una agencia para que les realicen este cambio y el diseño del menú para luego registrarlo ante la Procuraduría, y una vez autorizado se publica.
Lo anterior, significa un gasto que va de los 7 mil hasta los 15 mil pesos, “y que al final de cuentas se refleja en mejoramiento a la utilidad de negocio, es un gasto obligado que no queremos hacer, pero estamos obligados a hacerlo”, añadió.