La nueva reforma en materia de pensiones llega en un mal momento para las micro, pequeñas y medianas empresas en el país, ante la dificultad que representaría el aumentar las contribuciones para los fondos de retiros de sus trabajadores, de acuerdo con el especialista Moisés Arévalo.
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Actualmente, para que un trabajador pueda acceder a una pensión de 3 mil pesos, debe de trabajar 24 años, según se estipula en la ley de 1997. Con la nueva reforma bajaría a 14 años y 6 meses, “lo que está bien porque 24 años en estos tiempo con tanta inestabilidad empresarial, los trabajadores cortan sus cotizaciones y no alcanza. La perspectiva es que pocas personas van a alcanzar una pensión garantizada”, explicó.
El contador y catedrático de la Universidad Autónoma de Chihuahua indicó que la nueva reforma estipula un golpe para el sector empresarial, quienes en muchas ocasiones se ven en dificultades para cumplir con el cobro de impuestos del Seguro Social y las Afores de sus trabajadores.
“Si estuviéramos en una circunstancia futura de crecimiento de inversiones, de las calificadoras dando mejores puntos a México, pero no es así, con tanta expectativa internacional tan mala, en inversión extranjera, ocasionada por las decisiones del gobierno, yo no veo muy halagador para la empresa esta reforma, aunque sí para el trabajador”, dijo.
Agregó que con el aumento de los impuestos se corre el riesgo de caer en un ejercicio de economía subterránea, es decir, que las empresas den de alta a sus trabajadores con un sueldo menor ante el Seguro Social, o bien, que no los registren en absoluto.
“¿De dónde va a sacar la micro y pequeña empresa 8 puntos más para aportar a las afores, dinero que llega directamente a las cuentas del IMSS y es quien las administra. La propuesta está en que trabajadores de 1 hasta 2 unidades de medida y actualización (UMAS) reciban el 100%, de 3 UMAS será el 76%, de 4 UMAS el 58% y del 5 UMAS el 54%. Representa un doble de incremento en lo que va a recibir el trabajador respecto a su salario cuando se retire”, detalló.
Agregó que la opción más viable sería una repartición tripartita, no en términos iguales, un 4% al patrón, el gobierno otro 3% y el trabajador el 1% restante. Puede que el trabajador sienta que su ingreso disminuye, pero al final de su vida laboral recibirá mayor cantidad como pensión.
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