"Yo en estos 40 años me he dedicado a premiar a todo mundo, menos a mi. Y hoy verdaderamente me sorprendieron", fueron las palabras del empresario Eugenio Baeza al recibir un reconocimiento por parte de sus hermanos, Jorge y Guillermo por poner en alto el nombre de Bafar como sinónimo de calidad y crecimiento.
El evento originalmente estaba programado para celebrar los primeros 40 años de la empresa que comenzó vendiendo productos cárnicos, pero que hoy en día se ha extendido al remo vitivinicola y de seguros, cotizando en la Bolsa de Valores, dando empleo a 12 mil personas y exportando a seis paises en dos continentes, con ventas de mil 500 millones de dólares al año y una capitalización similar.
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Sin embargo, como era imposible contar la trayectoria de la mencionada compañía sin contar la de su fundador y líder, este fue sorprendido en un momento de la fiesta realizada en una de las áreas verdes en las instalaciones de su complejo industrial ubicado en la salida a Ciudad Cuauhtémoc.
El reconocimiento especial en homenaje al anfitrión recuerda en las palabras que contiene grabadas el XL aniversario de Bafar y hace un homenaje a Eugenio por ser precursor de una filosofía social y moral que ha trasminado hasta los rincones más apartados de la empresa que él creó.
Es también un homenaje al hombre que a base de resultados se ha convertido en el emblema del trabajo y la productividad que siempre han caracterizado a esta región el norte de México.
"Al ciudadano que con sentido de compromiso se detiene en las situaciones que afectan a la ciudadanía y emprende acciones para su solución", añade la placa, para culminar: "Con admiración y cariño de la gran familia Bafar".
Visiblemente emocionado, el sorprendido homenajeado se dirigió a la concurrencia con palabras que no pudieron dejar de distinguir el optimismo y empuje que siempre han pintado de cuerpo entero a don Eugenio.
Comenzando por admitir que era dificil resumir cuatro décadas en un vídeo de ocho minutos (proyectado en el inicio del evento) el empresario señaló que un negocio demanda un compromiso del emprendedor más allá de su propia salud y de cualquier situación que se pueda vivir, se le tienen que dedicar 24 horas al día.
En ese compromiso incluyó a todos y cada uno de sus colaboradores y socios (como el llama a sus proveedores y clientes), "porque el crecimiento de la empresa no se realizó en solitario... ha sido un trabajo de equipo", señaló.
En ese sentido hablo de la capitalización y las ventas del corporativo, ofreciendo (y comprometiendo al mismo tiempo a sus colaboradores y a sus socios) seguir creciendo en proporciones geométricas para, en un lapso de diez años, estar en el top ten de las empresas de alimentos en México.
El empresario recordó los inicios de su sueño como emprendedor, cuando Bafar empezó compitiendo con las grandes marcas de productos cárnicos al grado de convertir a su empresa en una verdadera multiplicación de talentos.
"El dinero (que se gana) debe ser un medio, no un fin. Necesitamos invertirlo, multiplicarlo en empleos mejor pagados", abundó, reflejando al mismo tiempo una filosofía de labor social que hoy en día atiende a 27 mil niños en la Fundación Bafar. *Agradecemos a todos los que colaboran con la Fundación, pero se los agradecen más los niños".
"Una de las grandes cosas que hemos logrado en Bafar es trabajar como sociedad, nuestros proveedores son nuestros socios que hacen que podamos darle a la gente condiciones de vida y salarios dignos", agregó, a la vez que los comprometía e incluía en ese comportamiento de crecer para lograr la meta propuesta con anterioridad.
Luego de su discurso, el empresario volvió a ser sorprendido por los organizadores del evento con un par de vídeos que incluyeron los testimonios y las felicitaciones de los más allegados a don Eugenio: su padre, sus hermanos, sus amigos, palabras que reflejaron la estima que se le tiene al personaje homenajeado de la noche.
Pero, sin duda, el clip más conmovedor fue el segundo, el que mostró el lado humano de Baeza, a través de anécdotas y palabras de sus hijas Eugenia, Mónica, Arminé y Alejandra, así como su esposa Emilia, quienes resaltaron su ejemplo de vida, la integridad, la pasión y la resiliencia de don Eugenio.
"No quiero cambiar nada de lo que tengo en este momento de mi vida, tengo una familia hermosa,... quizá darle más cariño a mi familia y ser menos acelerado", concluyó el homenajeado.