Por contar con licencia de restaurante-bar, los establecimientos nocturnos podrían abrir sus puertas con el semáforo naranja, sin embargo por la naturaleza social de este tipo de negocios continúan evaluando las medidas para apegarse a los protocolos de salud.
Luego de que un bar en el municipio fuera clausurado la noche del martes, algunos locatarios de negocios del giro decidieron aplazar la apertura de los comercios, ya que al contar con licencia de restaurante-bar están facultados para ofrecer su servicio al público, esto ante la falta de claridad en las inspecciones por parte de personal de Gobernación.
“Varios de los bares que hay en Chihuahua se manejan con una licencia de restaurante-bar, que se conoce como bar porque su principal venta son las bebidas alcohólicas, quiere decir que ya podemos abrir, pero nos detuvimos para ver cómo se comportaba el mercado esta semana y la próxima para poder lanzar la reapertura”, explicó Alberto Moreno, empresario chihuahuense.
La espera para reabrir los comercios nocturnos se debe al desconocimiento en cuanto a la forma de trabajar de los inspectores de Gobernación, y aunque las medidas de higiene propuestas son claras, es difícil que se acaten al 100% en este tipo de establecimientos.
“Obviamente nos dijeron que podemos abrir bajo ciertas reglas de sanidad, pero la supervisión que ellos van a tener va a ser mucho más estricta y más constante. En un bar es difícil controlar ese tipo de reglas, por ejemplo el tema de la sana distancia, aunque dejes una mesa desocupada y otra ocupada, ya cuando está ahí todo mundo anda encima de otro mundo”, dijo Moreno, propietario de cinco bares en la capital de la entidad.
Otra de las preocupaciones del sector es la reacción de los consumidores, pues aunque se logren acatar las medidas de prevención, el miedo al contagio puede llegar a ocasionar una baja afluencia de clientes.
“Nos da nervio de que en vez de que sea algo bueno, sea contraproducente, porque si te clausuran puedes pagar incluso más de las utilidades que podrías generar al tener una reapertura”, indicó.
Agregó que con Gobernación se acordó una reapertura siempre y cuando se sigan al pie de la letra ciertas normas, además de la realización de inspecciones aleatorias en todos los restaurantes-bar, por lo que quien no cumpla con lo establecido será sujeto a una sanción y clausura.
Alberto Moreno expresó que la afectación para el sector cantinero fue bastante al tener que seguir pagando por mantenimiento, renta, servicios y nómina de los empleados. De tal manera que del total de gastos que tiene un restaurante-bar, esos conceptos representan un 40% del gasto fijo.
Agregó que si bien sí hubo ofrecimiento de apoyos económicos para el sector por parte de las autoridades de gobierno, los requisitos para acceder a ellos eran demasiados y muy específicos, de manera que no todos los agremiados pudieron solicitarlos, y quienes lo hicieron aún no han recibido la ayuda.
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