CD. JUÁREZ, Chih.- Sólo el 7% de las gerencias de planta de la industria maquiladora en Ciudad Juárez son ocupadas por mujeres, pese a la gran capacidad que siempre han demostrado.
Tal es el caso de Minerva Martínez, quien ocupa ese puesto en la maquiladora Jabil Torres, dedicada a la elaboración de instrumentos médicos que se utilizan en hospitales e instituciones de salud de todo el mundo. En empresa está integrada por mil 200 trabajadores que elaboran 5 billones de unidades anuales. Minerva tiene bien definidas sus metas e inquieta, como siempre ha sido, considera que puede llegar a ser vicepresidente de operaciones de la compañía en la que trabaja actualmente.
Agregó que las mujeres pueden hacer todo y más de lo que hace un hombre, ocupando cada vez más posiciones, aunque conforme se avanza son menos las que participan. Explicó que, por ejemplo, en el área de relaciones industriales la proporción de los puestos ocupados por las mujeres es en proporción de 59% para ellas y 41% para hombres. En lo que se refiere a las gerencias de contraloría, es de 35% de féminas con 61% de hombres.
Comentó que ella decidió venir a Juárez a trabajar por primera vez luego de terminar la carrera en Monterrey, Nuevo León, donde consideró que iba a tener el espacio para desarrollarse, lo que en cambio sí ocurre en Ciudad Juárez, la que ha considerado desde entonces como su casa, aunque actualmente vive con su marido, un militar, en El Paso, Texas.
Dijo que con base en el esfuerzo desarrollado, se ha dedicado también a buscar el mejor talento, tanto en hombres como mujeres, aunque consideró que éstas tienen algo diferente al negocio, con creatividad
La regiomontana considera a Juárez como su hogar, aunque viva en territorio paseño, pese a que ha tenido la oportunidad de trabajar en otras partes del país y del extranjero.
Destacó que ellas tienen la creatividad para innovar y mantener siempre a sus lugares de trabajo en los primeros lugares.
Recordó que su llegada a Ciudad Juárez se dio junto con su hermano, que tuvo la oportunidad de trabajar aquí.
Dijo que en Monterrey trabajó para una compañía acerera, pero no veía que tuviera futuro en el corporativo que era encabezado por gente como los Garza Sada, Garza Lagüera y otras familias con poder económico, en donde no iba a poder trascender.
“Bendito Juárez en donde eso no existe, en donde te acepta de donde vengas y como seas, mientras tengas el talento, por eso le llamo mi segunda casa”, indicó.
Agregó que sus primeros tres años de carrera en el sector maquilador fueron de ingeniería industrial, en el área de vestir, en pantalones Wrangler.
Comentó que cuando llegó a Juárez no tenía auto ni dónde dormir, porque en el departamento que vivía con su hermano había una sola cama, la que le cedió mientras conseguía trabajo.
Apuntó que es importante que las mujeres se dedican y estudien la carrera de ingeniería que tiene una gran aceptación y futuro en la industria.
Destacó que existen excelentes oportunidades para crecer en un mercado laboral que actualmente da trabajo a más de 300 mil personas.
“Dijo que en 1999, sin estar buscando trabajo, sus conocidos, le ofrecieron un trabajo en Johnson & Johnson como ingeniera de manufactura”, dijo.
Recordó que el gerente lo primero que le dio al llegar fue un par de llaves Allen y le dijo que no la quería ver en las oficinas, que su trabajo estaba en las líneas de producción donde en varias ocasiones reparó, junto con los mecánicos, algunos equipos.
Comentó que entonces había pocas mujeres en esta actividad, pero se aprendía bastante.
Luego de tres años se hizo un programa para el envío de ingenieros a Cincinnati, Ohio, en donde se sentaban con quienes diseñaban los instrumentos médicos, para desarrollar las líneas junto con ellos.
Recordó que a ella ni le preguntaron, simplemente su gerente le dijo que fue seleccionada para ir. Duró allá 3 años en un trabajo que consideró fascinante, pese a que la ciudad es fría y el ambiente con la gente también, como ocurre con los mismos norteamericanos. Aunque en este punto hizo una pausa, para señalar que está casada con un estadounidense, el típico gringo.
Señaló que aprendió mucho, tanto en el ambiente profesional como personal, al ser independiente y no dejarse caer nunca.
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