Un siglo de empresarios sociales en Chihuahua

Aparte de acompañar al estado en los retos económicos, han estado presentes en el desarrollo de proyectos en beneficio de los más necesitados

Eduardo Ibañez

  · viernes 16 de julio de 2021

Foto: Especial | El Heraldo de Chihuahua

Los empresarios sociales.

Dice el rector de la UACH, el Mtro. Luis Alberto Fierro Ramírez, que puede haber dos polos de empresarios, desde el punto de vista de su relación a su compromiso con el prójimo. Uno es el Scrooge de Charles Dickens que aborrecemos por su avaricia en el Cuento de Navidad, y otro es el converso Jean Valjean que se convierte en un empresario solidario con los pobres, en Los miserables de Víctor Hugo.

Ambos personajes son grandes producciones literarias. Aquí, en estas líneas, sin embargo, hablaremos de personas de carne y hueso, quizás un tanto más cercanos a Jean Valjean que a Scrooge. No todos los empresarios han sido o son solidarios, eso está claro, aunque muchos y muy importantes sí lo han sido y, de esos, algunos sobresalen más que otros; ya sea a nombre de sus empresas o a título propio y, también, a través de organismos privados y, recientemente, mediante fondos y fideicomisos públicos.

Cuando nos asomamos a la historia de los empresarios en Chihuahua, aproximadamente durante los últimos 100 años, vemos que no solo se han caracterizado por reinventarse para estar a la altura a los retos económicos que presentan los distintos cambios mundiales, sino que también han encontrado espacios para desarrollar o acompañar proyectos sociales en beneficio de los más necesitados.

Foto: Cortesía | Inah Chihuahua

Este artículo, el primero de varios que habremos de proponerle a usted, intentará resumir las investigaciones de varios años que un servidor, con apoyo y autorización de la COPARMEX, ha llevado a cabo en archivos públicos y periódicos –especialmente del Heraldo de Chihuahua- de nuestra ciudad capital. También, se basa en decenas de entrevistas realizadas a empresarios y familiares de éstos.

Antecedentes de la investigación.

Efectivamente, hace seis años, el Lic. Álvaro Madero Muñoz, en ese entonces presidente de la COPARMEX Chihuahua, nos encargó investigar y escribir una historia acerca del sindicato patronal, de manera similar a como lo habíamos hecho en ese tiempo con la CANACINTRA y que dio como fruto la publicación de La industria que transformó Chihuahua, un libro dedicado a reseñar las actividades secundarias más notables de la entidad, cuya iniciativa corrió a cargo del Lic. Alberto Terrazas Seyffert y concluyó con el Ing. Francisco Santini Ramos, ambos expresidente de la Cámara de los industriales.

Animado por algunos empresarios como el Ing. Samuel Kalisch Valdés, a escribir sobre la COPARMEX, nos dimos a la tarea de entrevistar algunos jefes de empresa y capitanes de los grupos industriales más longevos, a fin de recabar datos que nos dirigieran a la búsqueda de historias interesantes, poco conocidas algunas de ellas. En estos años pasados, nos tocó por fortuna, entrevistar don Eloy S. Vallina Lagüera y, todavía en vida, a varios “dones” que ya no están con nosotros: Jaime Creel Sisniega, José González Múzquiz y Federico Terrazas Torres. Igualmente, tuvimos la suerte de platicar con descendientes de grandes inversionistas, como Carlos Stege Muñoz, Jorge Cruz Russek, Miguel Fernández Iturriza, Norma Almeida García de Champion, María Luisa Ryan de Creel, Fernando Uslé Téllez, por mencionar algunos de entre varias decenas. Tanto las empresas como los proyectos sociales de algunas de estas personalidades y sus familias, suman 50, 100 o más años de apoyar a la comunidad chihuahuense y, por ello, vale la pena rememorarlas.

Foto: Cortesía | Inah Chihuahua

La década de los años 20

El año de 1922, fue muy importante para la sociedad chihuahuense, desde el punto de vista del compromiso social de los empresarios. Fue entonces cuando se formaron tanto la Orden de los Caballeros de Colón como el Club Rotario Chihuahua. Ambas de origen estadunidense (la primera, surgida en 1882, oriunda de los círculos católicos irlandeses de New Haven, Conneticut; la segunda, de 1905, germinó entre inversionistas y cuadros industriales de Chicago, Illinois). Las dos compartieron también un enfoque de asistencia urgente a los más necesitados que fue oportuna para la comunidad chihuahuense devastada por la guerra civil revolucionaria que, en 1922, aún resentía brotes de insurrección armada. Las dos asociaciones estaban formadas por notables. Sus integrantes destacaban en los negocios, la política y las profesiones; por ello, en parte, obtuvieron éxitos importantes en sus proyectos.

A pesar de lo anterior, existían diferencias entre las dos organizaciones. Por ejemplo, la Orden de los Caballeros de Colón, emergía como un grupo de defensa de valores, religiosos y sociales de corte estrictamente católico; mientras que el Club Rotario Chihuahua, integraba a líderes de diversos credos y distintos orígenes nacionales. En otra entrega posterior, podremos ver la multiculturalidad de los liderazgos que existían en Chihuahua. Había inmigrantes de Alemania, Italia, Polonia, Francia, Inglaterra, Irlanda, España, Canadá, Estados Unidos, Jordania y el Líbano (por mencionar algunos países), que hallaron en nuestro suelo un lugar para desarrollarse, lugar que no encontraron en sus propias tierras, entre otras causas, por problemas de tipo económico, militar o de discriminación social. El antisemitismo, la crisis económica, la primera guerra mundial y otros imprevistos, habían traído a nuestra ciudad varias oleadas de talento extranjero.

Algunos, sin embargo, eran ya nativos de Chihuahua, eran los hijos de inmigrantes que le dieron empuje a la industrialización del Estado en tiempos del porfirismo o terracismo, esa etapa pródiga y polémica de nuestra entidad. Pues bien, en 1920, con una paz todavía deficiente, despegaron estas dos agrupaciones, promotoras de solidaridad privada. En diciembre de 1922, el Ing. Manuel O’Reilly da Silva, un tapatío que había venido de Guadalajara a dirigir la Minera de Ávalos, fundó los Caballeros de Colón. Por otra parte, Adolfo Krakauer, dueño de la empresa comercial del mismo nombre, fundó el Club Rotario Chihuahua, apenas un mes más tarde, justo el 31 de enero de 1923 (aunque las pláticas con la autoridad central de Rotary International se realizaron en 1922). Varios descendientes, hijos y nietos, de figuras políticas y económicas del terracismo, se hicieron presentes en la membresía de estas dos asociaciones.