Corroborando que de un tiempo a la fecha los concursos de belleza han evolucionado para preponderar cosas más importantes como la inteligencia y la causa social, esta semana Andrea Meza, quien fue segundo lugar en Miss World 2017 y la actual Miss Chihuahua (2018), Ashley Alvídrez, se fueron a visitar algunas comunidades serranas.

De entrada, las bellas estuvieron en Norogachi, donde para nada fueron únicamente a lucir su corona, pues convivieron con los chiquitines, los escucharon y estuvieron al pendiente de sus necesidades, con la intención de tomar nota y encauzarlas a quien corresponda.

Porque eso es Miss Chihuahua (el certamen que deviene luego en Miss México y finalmente en Miss World): poner el corazón en todo lo que se hace, no nada más preparándose en las cuestiones físicas, demostrando que la labor de una verdadera reina de belleza va más allá de las pasarelas y las sesiones de fotografía.

Con su casi natural simpatía y sempiterna sonrisa, ambas soberanas generaron respeto y cariño en todos los lugares a donde fueron solicitadas, pues de Norogachi, la siguiente escala fue la barranca de Sinforosa, en Guachochi, donde protagonizaron un estupendo estudio fotográfico y compitieron en belleza con una de las barrancas más famosas del mundo.

Posteriormente, la labor de las reinas continuó en la capital de la Sierra Tarahumara, al formar parte del jurado que tuvo el honor de seleccionar a la reina de aquella comunidad en la edición 2019 de concurso.

De manera reciente, Ashley ofreció en esta ciudad de Chihuahua una cena de despedida en conocido restaurante, toda vez que partirá próximamente al certamen nacional, en el que tiene todo el apoyo de Andrea, toda una experta en esas lides.

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