Seguramente cuando el monje budista Thich Nhat Hanh (Vietnam, 1926) formuló su famosa frase “cuando hay diálogo verdadero, ambos lados están dispuestos a cambiar”, jamás pensó en El Mural de las Flores de la Quinta Gameros.
Y sin embargo, esa obra es el perfecto ejemplo de que, con verdadera voluntad y sumando las mejores intenciones, no hay cosas que no se puedan corregir. Quedó demostrado gracias al esfuerzo conjunto de la artista Pita Diez y la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh).
“Fue una confusión que hubo en la Quinta Gameros”, menciona el maestro Raúl Sánchez Trillo, secretario de Extensión y Difusión de la Máxima Casa de Estudios, refiriéndose al daño ocasionado en la obra de la mencionada pintora.
Explica el funcionario universitario que, durante unos trabajos de mantenimiento realizados en la casona de la Cuarta y Bolívar (administrada por la UACh) se cometió un error al cubrir con pintura vinílica el citado mural que adorna la Recámara de Caperucita, en la planta baja del inmueble.
La idea era mantener el contexto de art noveau de los muebles que se encuentran en esa pieza, pero en el proceso se repintó, sin ninguna mala intención de por medio, El Mural de las Flores, el cual recreaba con motivos florales el tapiz original de la alcoba.
Dicho en otras palabras, fue un descuido de alguien, y como debe ser, en vez de buscar culpables, Sánchez Trillo prefiere hablar de responsables. “Me he disculpado públicamente (con Pita Diez). Yo soy el responsable de toda el área de extensión y difusión (universitarias) y de la Quinta Gameros, y debo asumir la responsabilidad por este desacierto”, expresa.
Luego habla de soluciones: “Dañamos la obra, pero también ya hemos acordado restaurarla. Después de ese error, nos entrevistamos con la señora Diez para resarcir el daño y continuar con la decoración”, afirma.
“Todo se dio en muy buenos términos de los dos lados”, añade. “Nosotros (dispuestos) a resarcir el daño y ella contenta de que se fuera a reponer su obra. De las dos partes hay voluntad; de ella hay mucha disposición y mucha generosidad”.
El secretario dice que incluso la familia de la artista les consiguió asesoría dentro del ramo ferretero. “Nos contactaron con un técnico de la (marca de pinturas) Sherwin Williams. Él nos va a proporcionar ciertos químicos para remover la pintura que está arriba (sobre la obra original)”.
Agrega que el trabajo de remoción del recubrimiento vinílico correrá a cargo del propio equipo de restauración de la Quinta Gameros, con apoyo de personal de Artes Plásticas. La idea es comenzar cuanto antes.
“Retirar la pintura nos va a llevar cerca de dos semanas, es (un proceso de) retocar las cuatro paredes de la pieza, nos puede llevar un mes. Pienso que en mes y medio estaremos en condiciones de reinaugurar (la pieza) con la obra recuperada”, vaticina a ojo de buen cubero el funcionario, sin descartar los inconvenientes que puedan surgir durante el proceso.
Obviamente, en ese lapso la Recámara de Caperucita estará cerrada al público. “Necesitamos proteger los muebles por cualquier cosa. Es un trabajo meticuloso, no hay que imaginarse charqueros de pintura. Se trabajará motivo por motivo. No es difícil, pero sí lleva su tiempo y lo recomendable es la protección del mobiliario”.
En este último sentido no debe olvidarse que la colección de muebles Requena es parte fundamental del patrimonio artístico de la Quinta Gameros. De hecho, sus propietarios visitan anualmente el museo para certificar su buen estado.
El resto de la también conocida como la Catedral Cultural de Chihuahua funcionará normalmente, recibiendo turistas y visitantes locales. “No es la primera vez que se cierra temporalmente alguna sala por mantenimiento”, recuerda Sánchez Trillo.
“Constantemente se le da mantenimiento a la colección Requena”, adiciona, respecto a los cierres que alude, y por eso hay un equipo de restauración y mantenimiento”.
Garantizando que el mural quedará igual a como estaba antes, el funcionario finaliza su intervención reafirmando que la intención de la UACh es tener la obra recuperada lo más rápido posible, para así reinaugurar esa sala con la presencia de la pintora.
La autora, parte importante en este asunto
Ciertamente se puede hablar de un descuido, pero si a esto no se le añade el adjetivo de “irreparable” es en buena parte a quien será también pieza fundamental en su enmienda: la señora Pita Diez.
En diversos ramos del arte, desde la plástica hasta el diseño gráfico, existen diversas historias de artistas o amantes de la cultura que se han rasgado las vestiduras y puesto el grito en el cielo, llenándose de ira ante errores similares.
Y para no ir tan lejos, lo que le pasó a Cecilia Giménez cuando intentó restaurar el ahora famoso Ecce Homo de Borja, en las redes la dejaron como auténtico Santo Cristo. Casi nadie vio la otra cara de la moneda, la de tomar las cosas con calma y buscar una solución a lo ya hecho, sin llorar sobre la leche derramada.
Pita Diez corroboró la frase que menciona que “no hay ofensa si no hay ofendido”. “Lo que sucedió, sucedió. Fue un accidente y estamos conscientes de ello”, menciona a nombre de la artista su hija Érika Diez.
“Gracias a Dios la UACh y el maestro Sánchez Trillo desde un principio mostraron la disposición para enmendar la situación, y puedo confirmar que los trabajos de restauración se harán en forma conjunta”.
“Las cosas suceden”, reitera, “y aquí lo importante, lo que se debe destacar es la intención de ambas partes por solucionar las cosas, con una franca actitud de puertas abiertas. Estamos conscientes del accidente, tristes por lo que pasó, pero también contentos porque es algo que se puede solucionar”.
La hija de Pita también se mostró optimista en que, será sólo cuestión de semanas para que la pieza recupere su esplendor y sea abierta al público, máximo beneficiario y único ganador en este asunto que pudo terminar en escándalo, pero que gracias a la voluntad de la artista y la universidad, devino en la correcta preservación de un simbólico espacio de la cultura chihuahuense.