El empresario Otto Valles Baca, su hermano Manuel y la madre de ambos, Concepción Baca Facio, actuaron como prestanombres del exgobernador César Duarte en la compra bajo presión de viviendas para la construcción de una plaza comercial en Parral, según la denuncia de una afectada, presentada ante la Fiscalía General del Estado el pasado mes de marzo.
La denunciante, Dora Alicia Arzola Calderón, acusó a la familia Valles de haberla amedrentado para que vendiera su propiedad de la calle Bartolomé de las Casas número 5, de la colonia Centro, en el cuadrante donde se instalaría la estatua monumental de Pancho Villa, como parte de un proyecto que además incluía el uso comercial de la zona, que aprovecharía el exgobernador.
En todo momento, obra en la denuncia, fue hostigada por éstas y otras personas para que le vendiera el inmueble al exgobernador. Luego de meses de presiones, cuando aceptó, quien giró los cheques de pago fue la señora Concepción Baca y quienes la llevaron a la notaría para protocolizar la transacción fueron Manuel Valles y su hermano Otto, hoy candidato del Partido Verde Ecologista para diputado federal por el Distrito 9, con cabecera en Parral.
En la declaración de la afectada, presentada el 28 de marzo de 2018, establece que ella compró en 2008 la casa en mención al señor Andrés Díaz Garibay, pero en julio de 2012 dos personas acudieron a su vivienda y sin su permiso comenzaron a tomar fotografías del interior, ante lo cual los cuestionó por la razón de su visita, respondiéndole que acudían a sacar algunas imágenes del inmueble para su avalúo, lo que sorprendió a Arzola Calderón, pues jamás la había puesto en venta. Los visitantes le explicaron que el entonces gobernador Duarte compraría la cuadra entera para un proyecto de Gobierno, que abarcaría todas las casas en las calles Bartolomé de las Casas, Callejón del Beso, Plaza Juárez y avenida Juárez, ante lo cual respondió que su vivienda no estaba en venta y les pidió que se retiraran.
A partir de entonces comenzó el hostigamiento –señaló la denunciante- a través de personas que con mayor frecuencia acudían al domicilio, identificadas como arquitecto Gutiérrez y el ingeniero Rafael Vargas, quienes le insistían que vendiera su casa a César Duarte, porque tenía en mente un proyecto con una plaza comercial o un hotel y era su pretensión adquirir toda la cuadra, en el mismo lugar donde fue derribada la conocida Casa Arras, por la cual el Instituto Nacional de Antropología e Historia detuvo las obras para la instalación de la estatua y otras complementarias en el lugar.
Estas personas, aseguró, acudían hasta una vez por semana a su casa o al trabajo, ofreciéndole tres opciones: que vendiera al precio que fijara Duarte; que esperara la expropiación por parte del Gobierno del Estado o que esperara la demolición de la cuadra entera “y que aguantara los ladrillazos en la espalda”.
Por esas presiones resintió problemas de salud, debido a que se encontraba muy asustada. Un día acudió a su negocio su vecina, la señora María Concepción Baca de Valles, quien tenía su domicilio en la avenida Juárez número 8, manifestándole que a ella César Duarte le había quitado su casa y sólo le había pagado 11 millones de pesos, pero que valía mucho más, lo que la llevó a pensar que si a la señora que tenía relación de amistad con el entonces gobernador le había pasado eso, qué se podía esperar ella.
La señora Baca de Valles le dijo que tomara lo que le ofrecía Duarte y además le ofreció que su hijo, Otto Valles, intervendría con el gobernador para ver si lograba que le dieran más por su propiedad, que hasta el momento era valuada en 2 millones y medio de pesos, según lo que le habían ofrecido quienes la habían buscado.
Según la declaración de la afectada, tras esa visita se soltó llorando por la presión que sentía y una hora después le llamó a su celular Otto Valles, quien le dijo que dejara de llorar pues él trataría de que le dieran una suma mayor por su vivienda, pidiéndole a Duarte Jáquez 2 millones 800 mil pesos por la casa, pero que lo esperara una semana o unos 15 días en lo que podía ver personalmente al gobernador.
Como a los 15 días la buscó de nuevo Valles para decirle que Duarte no aceptaba pagar más por la propiedad, pero que podía llevarse todo lo de valor que tuviera el inmueble, ventanas, puertas, baño y demás, para que sacara un poco más de dinero, pues de todos modos la casa habría de demolerse.
“También me dijo que César Duarte le había comentado que no me hicieran daño, que me trataran bien, pero que debía acceder a su petición”, narró la afectada, quien agregó que tras lo sucedido se fue de su casa y también de Parral, estableciéndose en el año 2014 y durante unos 5 meses en Estados Unidos.
Su hija Daniela María Lerma Arzola fue quien se quedó en la vivienda mientras ella estaba en el extranjero.
También a su hija comenzaron a hostigarla para que vendiera y fue cuando decidió acceder a la propuesta, programándose la transacción en la notaría pública número 4 del licenciado Fernando Ulloa, a donde acudió Daniela María, con la sorpresa de que en el lugar ya estaba Manuel Valles Baca, hermano de Otto e hijo de la señora Baca de Valles.
Siempre se les dijo que la casa la compraba Duarte Jáquez, pero en ese momento se le informó que quedaría a nombre Manuel Valles, lo que sorprendió a la vendedora y a la hija, quien recibió dos cheques por la suma de 2.5 millones de pesos.
En el mes de enero de 2015, la señora Arzola Calderón regresó a Parral a la casa que había habitado, donde permanece hasta la fecha, pues nunca deshabitó la vivienda ni hizo efectivos los cheques. Hasta el mes de octubre de 2016 fue la señora Concepción a su trabajo para pedirle que desocupara la casa, a lo que ella respondió llamándola mentirosa, pues la vivienda había quedado a nombre de su hijo Manuel.
“Ella me respondió que yo no imaginaba los problemas que César Duarte había dejado a sus hijos Manuel y Otto”, aseveró.
La denunciante entregó ante el Ministerio Público Estatal copias de los dos cheques, rotulados con el nombre de Concepción Baca Facio, con las que le pagaron la casa que accedió a vender por presiones, pero que jamás entregó a los nuevos posesionarios que actuaron a nombre de Duarte Jáquez.
