Este primero de noviembre, Día de todos los Santos, es dedicado a los menores de edad fallecidos, por lo que las familias acuden a visitar de manera especial las tumbas de los pequeños que se nos adelantaron en el camino, con lo que comienza la afluencia masiva a los panteones de la localidad.
Camino a la ubicación de los panteones municipales 1 y 2, los negocios improvisados de flores se multiplican hora tras hora, encontrándose entre ellos algunos de tamales, caña de azúcar y otros alimentos.
En cada calle de acceso y en cada esquina hay oficiales de Vialidad controlando la afluencia vehicular que durante el mediodía de este jueves no es mucha, pero es su trabajo y lo tienen que hacer.
Al interior de los panteones hombres y mujeres, niños y adultos, adultos mayores, jovencitos, familias completas, hacen labores de limpieza en las tumbas, otros acomodan flores y coronas, algunos llevan alambre grueso para asegurar los adornos.
El trabajo lo procuran hacer los más jóvenes o los hombres, mientras las mujeres y los adultos mayores contemplan las tumbas y se pierden en sus recuerdos.
Al acercarnos a ellos la mayoría coinciden en que en los sepulcros yacen los restos de aquellos niños que no tuvieron la fortuna de tener una larga vida. Algunos eran nietos, hijos o hermanos, muchos de ellos bebés que apenas sobrevivieron algunos días, pero esa no es excusa para olvidarlos.
Ellos no tenían pecado, están el cielo, por eso este primero de noviembre es para su memoria.
Algunos visitantes aprovecharon desde hoy para visitar a sus muertitos, porque este viernes, Día de los Muertos, la asistencia será multitudinaria y prefieren estar con los suyos con calma, el tiempo suficiente, dedicarles sus pensamientos acomodarles sus flores, regalos, comida, y de paso tener un rato en familia.