Con instrumentos de cuerdas y ataviados con su tradicional traje claro, tres rarámuris alegran el centro de la ciudad, punto al que diariamente acuden a tocar algunas piezas de su etnia.
El violín y un instrumento que funciona como una guitarra, llamado chapereque, se fusionan para que la música rarámuri llegue a oídos de toda persona que cruce la calle Libertad.
Esta mañana, los tres varones oriundos de la zona serrana, alegraban el paso de la gente, lo que además, es su forma de sustento.
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