“Yo sentía que estaba en una pesadilla de la que quería despertar, pero era una espantosa realidad”, dijo Francisco Javier Román González, de 23 años, quien relató lo que vivió en el accidente que cobró la vida de cinco personas a bordo de una camioneta GMC Sierra 2008, en cuyo interior -asegura-, viajaban Berenice Gutiérrez Miramontes, su hijo de 13 años y un hombre, pero el joven no logra identificar quién conducía la unidad.
El chico cuenta que la fiesta a la que asistieron se desarrolló en la “Granja Ana” con motivo del cumpleaños de Gutiérrez Miramontes, a la que identificaba como “la Güera”. Seguido pasaba por la colonia donde él vive y lo saludaba amablemente, mas no era una conocida de años.
“Salimos todos de la granja en la troca y un carro Mustang color rojo o naranja -que también estaba en la fiesta-, empezó a hacerle la reta a ‘la Güera’, pero no sé si ella iba manejando o el hombre, pues sólo recuerdo que se metió a la cabina, mas no sé si tomó el volante. Cuando comenzaron a jugar carreras y pasar las curvas sin frenar le gritábamos: ¡Párate para irnos nosotros caminando! pero no nos hacían caso, al contrario, le daban más recio”, cuenta Francisco que corrió con mucha suerte al resultar sólo con lesiones, tomando en cuenta que se trató de un accidente que cobró varias vidas.
Pese a las plegarias de los desesperados jóvenes que viajaban en la parte trasera, el conductor nunca bajó velocidad e inclusive pasaron prácticamente “volando” el vado que está a unos metros del puente donde ocurrió el accidente, pero al llegar a este punto, la unidad chocó contra el muro de contención y perdió el control. Esto ocurrió aproximadamente a las 03:00 horas de este domingo.
Francisco cuenta que él ya pretendía regresarse a su casa, pero un amigo lo animó a que fueran a la casa de Berenice y accedió, mas nunca imaginó todo lo que pasaría.
“Cuando nos volteamos, lo primero que hice fue checar si había gente viva para ver la manera de ayudar, pero me topé con varios cuerpos sin vida y otros heridos de gravedad”, dijo, quien si acaso conocía a dos o tres personas de los que iban a bordo de la Sierra 2008, pero a otros los había visto por primera vez en el evento donde hubo comida y bebidas.
La unidad se impactó contra un muro y se descontroló para posteriormente dar una vuelta, saliendo disparados las personas que viajaban atrás, de acuerdo a Francisco, que rebotó un par de veces en el pavimento, lo que le provocó lesiones en el costado izquierdo a la altura de los lumbares y una más en la pierna derecha y, aunque siente molestias, todo indica que no hay fracturas.
“Todo fue tan rápido y tan horrible. A mí me acostaron, porque me dijeron que estando de pie me podía lesionar más, entonces me quedé quieto en lo que llegaban a darnos atención”, y es que por inercia Francisco de inmediato se levantó del asfalto para ver cómo estaban los demás, topándose con una cruel realidad.
Narró que atendieron primero a los que presentaban mayor gravedad y que él fue de los últimos heridos en trasladar, de hecho, lo llevaron en una ambulancia al IMSS junto con Brandon Jovany.
Cabe mencionar que Francisco trabaja en una empresa maquiladora del norte en el área de limpieza, donde tienen seguro médico, por lo que Francisco Junior debe estar acudiendo a la institución de salud para renovar su incapacidad; anteriormente su padre, Francisco Javier Román Meléndez, también se empleaba ahí, pero perdió su trabajo por estar acompañando durante varios días a su hijo al Seguro.
Apenas este 12 de julio ambos entraron a trabajar a este sitio y el señor Román teme que los dos sean desocupados, por eso han estado asistiendo al IMSS para renovar la incapacidad de su hijo que todavía no está listo para volver a laborar, sobre todo porque ahora está resintiendo lesiones pasadas por un atropello que sufrió en el 2011.
Esta es una familia de escasos recursos y ahora sin el ingreso del padre de familia la situación se pondrá complicada, pero dan gracias a Dios porque el joven quedó con vida después del fatal accidente.
A la fecha, el joven resiente bastante los golpes y no puede permanecer mucho tiempo sentado en la misma posición ya que esto lo incomoda, es por ello que su padre debe ayudarlo incluso a ponerse de pie y otras acciones para que no aplique demasiado esfuerzo.
El chico tiene la intención de acudir este fin de semana al lugar de los hechos para colocar una veladora y tratar de ir olvidando esta mala experiencia, pero desconoce cuánto tiempo le tomará, inclusive si algún día pueda dejarla completamente detrás.
No obstante, Francisco destacó que una cuestión rescatable de todo lo anterior, es que el día del accidente vial mucha gente se paró a ayudar en lo que podía. Algunos de ellos fueron los que marcaron a los números de emergencia para pedir la presencia de las autoridades y la atención médica para los lesionados.
Es de mencionar que Francisco Javier Román González tiene un ligero retraso mental, pero prácticamente lleva una vida normal, aunque no sabe leer ni escribir, incluso su padre indicó que prefiere ocultar este dato para evitar que sea discriminado en áreas laborales, porque su discapacidad no se manifiesta de primer contacto, pero al saberlo, lo tratan de forma distinta, a pesar de ser una persona productiva, aparte de ser muy querido por sus vecinos, dado que es cariñoso y servicial, a decir de su papá.
Esta familia Román habita en una modesta vivienda de la calle Mina Lluvia de Oro marcada con el número 3507, en la colonia Porvenir, para cualquiera que desee constatar las condiciones en las que viven y apoyarlos.
“Esta experiencia me dejó grandes secuelas porque vi cómo murieron estas personas y es triste saber que algunos a los que apreciaba ya no estarán entre nosotros”, finalizó el entrevistado, precisando que de ahora en adelante actuará con mayor madurez y prestará atención de con quién se relaciona.