María Fernández es una vendedora de dulces y agua que permanece a un lado de la parada de autobuses en la calle Ocampo, en el centro de la ciudad. Se cubre de los rayos solares con una sombrilla y un sombrero para así continuar trabajando. María comentó que a pesar de ser el año más caluroso en sus seis años de vendedora, las ventas de agua fría siguen sin elevarse.
“Está difícil, pero yo pongo mi sombrilla para que me cubra los dulces que vendo, una vez que llega la sombra a la banqueta la quito. A veces también me pongo un sombrero, cuando tengo que moverme de lugar porque aquí no se vende mucho. La venta es lenta y poca, más que nada me compran agua, unas diez por día”, comentó María.